Capítulo 107

Hola!!! Cómo están?! Qué tal están pasando el sábado??? Primero GRACIAS por todos los comentarios me alegro que les gustara y no tanto que varias me hayan querido matar! Jajjajaja pero es lo que hay! Ayer no pude dejar otro capi porque como le comenté a Chari, tenía examen hoy! Pero al menos tuvieron 2 capis no se pueden quejar! Segundo, varias le tincaron con el doctor Maligno eh! Ahora van a saber quién es cuando lean el capi... chanchanchanchannnnn

BTW, Lore456 que es vinchuca?! Me dio mucha risa tu comentario jaajajaja y Meli, mira a lo que hay que llegar para que firmes eh! Que feo lo tuyo :P igual se que lees y eso es lo que importa ;) tranqui y GRACIAS!!!!

Ahora sí, sin más, me dejo de chácharas y a continuación la respuesta a muchos misterios… ;) Enjoy y les recuerdo que mañana sabremos el resultado de la encuesta! Queda poco tiempo para votar (lo tenía que poner! Me siento en un comercial poniendo eso jajajjjajaa :P lo siento levantarme temprano para escurrir mis neuronas me afecta completamente) Besos y nos estamos leyendo!!!! :D

Twitter: @Caparatodos

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—Dios —farfulló Pérez, el sudor comenzaba a chorrearle por la cara.

—¿Qué te parece mi nombre?

Capítulo 107:

Martes, 7:08 p.m. (Hora de Londres)

Peter lo miró durante largo rato.

—Tú. Fuiste tú todo el tiempo.

—Bueno, uno tiene que ganarse la vida, ya sabes. Y tú has hecho que me la gane bien. —La pistola continuaba apuntando a Peter, pero el bate se agitaba en dirección a Lali—. Tú debes de ser Lali Espósito. No cabe duda de que Juan Cruz te subestimó más de lo debido.

Pérez se paró como pudo.

—Martín, yo…

El bate impactó contra el rostro de Pérez, enviándolo al suelo en un encogido montón. Lali contuvo la respiración hasta que oyó gemir al hombre. No estaba muerto, gracias a Dios. Fijó de nuevo su atención en el atractivo rubio.

—Martín —repitió en voz alta—. Martín Valente.

—Eres lista. Muy bien. Odiaría pensar que sólo fue la mala suerte lo que hizo que te anticiparas a mí. ¿Por qué no te acercas y me dejas que le de un vistazo a la putita de Peter?

—No te muevas, Mariana —le ordenó Peter, moviéndose un poco para interponerse entre Valente y ella.

—«No te muevas, Mariana» —se burló Valente—. Después de que Pamela te llamara y que no le preguntaras nada especial sobre mí, supuse que te dirigirías a ver a Ignacio, estúpido hijo de puta.

—¿Y ahora, qué? —preguntó Peter con voz amenazadora y dura.

—Bueno, ahora tendré que matarte y hacer que parezca que Ignacio y tú acabaron el uno con el otro.

—No te servirá de nada —interrumpió Lali. El hombre parado frente a ella había matado a Maxi y a Cruz. Y había querido acabar con Cortés sin importarle que la bomba alcanzara a otros. No se le ocurría nada para evitar que le disparara a Peter… salvo su propia codicia.

—¿Y eso, por qué, señorita Espósito?

—El FBI tiene todas las falsificaciones de Buenos Aires. Todo lo que te has llevado está caliente, y se te ha terminado el beneficio con Cortés encerrado en la cárcel, ya se terminó todo para ti.

—Cortés es un estúpido. No lo necesito.

—Trató de actuar a tus espaldas y venderle por lo bajo la tablilla a Ignacio, ¿no? —insistió Lali.

—Muy bien —respondió. Pérez se movió de nuevo y Valente lo golpeó en el cráneo—. Abajo, muchacho.

—¿Y qué te hicieron Cruz y Maxi?

—Bueno, Recca se enojó porque, por lo visto, eran amigos, y no sabía que había sido a ti a quien contrataron para entrar al mismo tiempo. Eso fue culpa de Cruz. Yo me limité a decirle que enviara a algún gorila para que entrara y pueda ser inculpado. En cambio, te mandó a ti, chica lista, y luego le entró el pánico.

—Estás bastante para atrás en esto de robar, Valente —dijo, deslizando los dedos alrededor del abrecartas doblado—, robando a un solo tipo, así que te contaré un secreto. Los ladrones formamos una comunidad. Cruz no tenía códigos, pero todos lo sabíamos. O bien trabajabas con él, o no. No se permiten asesinatos. Lo mismo con Maxi. Has matado a dos de los nuestros. Todos se enterarán. Y alguien se irá de boca, sobre todo si alguien infringe el código. Si hay recompensa monetaria de por medio, haremos cola para delatarte.

—Dios santo, estoy temblando. Peter, haz que se calle o lo haré yo.

—Mariana —dijo Peter en voz baja.

Valente bajó el bate de beisbol para apoyarse en él.

—Sabes, ahora que lo pienso, éste es el único paso que queda. Llevo años robándote tus prestigiosas obras de arte y tú has mostrado falsificaciones a ministros, empresarios y presidentes.

—Puedes recibir terapia para tu desorden mental —intervino Peter—. Aunque yo mismo puedo descubrir si tienes complejo de Napoleón o sí sólo eres patético y estás celoso.

—Cierra la boca —contestó Valente—. No he terminado. Te robé la esposa, lo cual no exigió demasiado esfuerzo por mi parte, cambié tus obras de arte con falsificaciones y ni siquiera te diste cuenta de la diferencia, y ahora, ¡zas!, te mato. Punto final. Yo gano. —rio entre dientes, seguro de sí mismo—. Estuve a punto de conseguirlo la semana pasada. Pensé, ¿por qué no? Regresó antes a Buenos Aires, se puede hacer un esfuerzo. Lo planeé al milímetro, pero o tu ladrona se movió demasiado rápido, o Dante fue demasiado lento.

—¿De qué estás…?

—¿Te suena esto familiar? Ring, ring.

Lali vio tensarse los músculos de los hombros de Peter.

—El teléfono. Fuiste tú quien me despertó aquella noche.

—Buen chico. Estuve cerca de conseguirlo. Muy cerca.

—Pero no fue así.

Valente suspiró y sacudió la cabeza.

—Tras tu divorcio, todos los periódicos señalaron lo generoso que fuiste al dejar que tu esposa adúltera y su amante se quedaran con tu casa de Londres. No mencionaron que casi me dejas en la ruina con tu pequeña broma, o que vaciaste tu preciosa mansión, pintaste todas las paredes de rojo y echaste colchones sucios en el suelo.

—¿Hiciste eso? —preguntó Lali, obligándose a reír—. Entiendo; tú te has hecho la cama, ahora duerme en ella.

—Pensé que era muy poético —comentó Peter.

—Sí, hermoso.

Valente sacudió nuevamente la cabeza.

—Crees que fuiste tú quien tuvo la última palabra, ¿no? Te equivocaste. Yo gano. Juego, set y partido. Bueno, ¿alguna pregunta más o seguimos adelante? ¿Cómo de generoso vas a ser esta noche, Peter? ¿Te mato primero a ti o a ella?

Continuará…