Capítulo 91

Hola de nuevo!!!!!!!!!!!!!!! ¿Qué tal estuvo el día por sus lares? Gracias por leer y me hacen reír con sus comentarios jaajjaaj Me pone muy feliz que les guste tanto la nove! Besos y hasta mañana... Se termina!!!! 

Twitter: @Caparatodos

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—Es tan repentino —dijo Lali sonriendo.

—Tenemos público, Lalita. ¿Vas o no vas?

Capítulo 91:

—Sí —dijo estirando la mano izquierda y alejando los dedos. Peter le puso el churro en el anular sabiendo, con una seguridad que jamás había sentido antes, que era exactamente lo que tenía que hacer.

—Ya te compraré un anillo en otro momento —aseguró mirándola a los ojos—. Y lo haré mejor. Esto era solamente para que esta gente nos deje en paz.

—Bueno, cuando lo vuelvas a hacer, volveré a decir que sí.

—Gracias —dijo Peter, la besó y volvió a sentir la misma pasión por ella en todo su cuerpo—. Cuánto te quiero —le susurró al oído—. No puedo creer cuánto te amo.

—Bueno, se terminó el show —dijo María mirando a Claudia—. Usted debe de ser la madre. No se la agarre con Lali. Si la decisión depende de Peter...

—Juan Pedro —respondió con voz apagada antes de darse la vuelta para salir de allí.

—Una mujer muy simpática —comentó María antes de mirar a María José—. Su marido no la está engañando. Ya conoce a los hombres y él no es del tipo que haría una cosa así —después se dirigió a Carlos—. Deje de trabajar tanto y vaya a comer con su mujer —volvió a encararse con María José—. Y usted, coma.

A María José se le descompuso el rostro y Carlos le puso un brazo en los hombros.

—No te engaño, no tengo tiempo.

—Papá —intervino Lali, pero María José se puso tensa.

—¿De verdad?

—No creía que fuera a encontrarte aquí —dijo María mirando a Melisa—. Es por el libro, ¿no es así?

—No —contestó absorta en los churros que Lali tenía aplastado entre los dedos.

—Mira, a nadie le interesa que una mujer increíblemente hermosa le cuente que ha conquistado a un hombre guapísimo. Eso es presumir. Escribe un libro y cuenta cómo perdiste al amor de tu vida y te recuperaste. A la gente le puede servir de ayuda.

—Yo...

—Se acabó, Melisa. Se terminó, para siempre.

Melisa puso cara larga y María se volteó hacia Benjamín.

—Y tú eres un inútil de mierda. Haz algo decente y llévala a casa.

—Estás cometiendo un error —dijo éste mirando a Lali—. ¿Sabes qué tipo de hombre es?

—Sí —contestó quitando un trozo de masa de su anillo de compromiso—. Vamos a madurar juntos.

—¡Fuera! —le ordenó María y Melisa se fue. Después lo miró con furia y le dijo—: Ve tras ella, idiota. Haz algo por una vez en tu vida en vez de llamadas anónimas.

—No he... —empezó a decir, pero María cruzó los brazos y decidió intentarlo con Lali—. Es un sinvergüenza.

—No lo es. Es un príncipe y tú un sapo que hace llamadas anónimas.

—Nunca me entendiste —sentenció antes de salir por la puerta.

—Que tipo más tarado —comentó María.

—¿Vas a casarte con este hombre? —le preguntó Carlos con incredulidad.

—No te metas con él o te cambiaremos por Elvis.

Carlos le lanzó una mirada a Peter que decía: «Te voy a estar vigilando», antes de irse.

—Bueno, al menos tendrán unos hijos muy guapos —aseguró María José más animada.

—No vamos a tenerlos —dijo Lali y cuando su madre entrecerró los ojos añadió—: No podría recuperar mi peso después.

—Es verdad —aceptó antes de que Carlos volviera para llevársela.

—Muy bien, aquí ya terminé —dijo María mirando el vacío apartamento.

—¿Me puedes decir quién eres? —le preguntó Peter—. Porque te pareces a una mujer que no dejaba de pegarme y ahora estás de mi lado. ¿Tienes una gemela malvada?

—Soy el hada madrina de Lali, bombón. Y si no viven felices volveré para darte una paliza con la bola de nieve.

—¿Qué pasó con las calabazas? —le preguntó Peter a Lali.

—Eso era de Disney, amor, no un documental.

María fue hacia la puerta y se detuvo al ver a Agustín con los brazos cruzados.

—Vamos, ya tendrás tiempo de gritarme durante el camino de vuelta al restaurante.

—No —contestó éste—, lo que hiciste me parece muy bien, muy sexy.

—No voy a acostarme contigo —aseguró cuando salieron.

—Tenía que intentarlo, ¿no? —dijo Agustín cerrando la puerta.

El silencio reinó en el departamento.

—Nunca olvidaré esta primera vez —comentó Lali quitándose el churro del dedo—. La tierra tembló y después llega mi madre y le pregunta a mi padre que a quién se estaba comiendo en el almuerzo.

—Sí, hubieron momentos muy buenos.

—Jamás nos libraremos de ellos —dijo Lali meneando la cabeza.

—Es lo que hay.

—Menos mal que nos tenemos el uno al otro. Te amo.

—Gracias —contestó Peter besándola.

—Voy a comprar una casa. ¿Qué te parece una como la que tenía mi abuela?

—¿Vas a hacerlo? —preguntó Peter y Lali asintió—. Me apunto, ¿volvemos a la cama?

—Sí, trae los churros.

Continuará…