Capítulo 35

Holillas!!!! Finde de semana, fin de semana ♫ ♪ ♫ wooooo jajajajaj bueno, pasada mi locura, ¿cómo les va? Espero que todo bien por ahí y ya con un pie en la linea de partida, listas para disfrutar del finde!!! Gracias, gracias y más gracias!!!!! Besos y mañana nos leemos! 

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

¿Cómo podía haber vivido sin él todo ese tiempo? Lali se sintió muy afortunada al pensar que iba a pasar el resto de su vida a su lado. Porque Peter no iba a dejarla como habían hecho Benjamín o Eduardo, no iba a cambiar de opinión. Le había demostrado ser un hombre en el cual podía confiar.

Capítulo 35:

—No necesito una luna de miel —le dijo en un susurro, arreglándole el pelo con los dedos.

—Pues claro que sí —respondió él antes de dejarla en el piso, junto a la cama—. Tahití..., Venecia..., Cataratas del Niágara... —murmuró mientras se agachaba, imprimiendo besos en el cuerpo de Lali. Al llegar al ombligo lo acarició con la lengua—. ¿Dónde te gustaría ir? —le bajó la ropa interior, esa que cubría su parte más íntima, y se la sacó por los pies.

Cuando Lali se recostó en la cama, esperando que se uniera a ella, el brillo juguetón en los ojos de Peter fue reemplazado por una mirada hambrienta. Estaba completamente desnuda, salvo por el exquisito collar de zafiros y los zapatos de taco alto.

Dejándose llevar por un impulso perverso se incorporó apoyándose en los codos y frotó una rodilla contra la otra, observándolo mientras se desabrochaba la camisa.

Iba por el cuarto botón cuando Lali alargó la pierna y metió la punta del zapato por debajo de la correa de Peter para tirar de él.

Los ojos de Peter se oscurecieron de deseo y descendieron a su boca cuando Lali se mordió el labio inferior.

—Eres la fantasía de cualquier hombre —murmuró él.

Y se desabrochó el resto de los botones a una toda velocidad antes de arrancarse la camisa y la correa y subirse a la cama con ella.

Si  hubiera  sido  capaz  de  tener  un  poco  más  de  paciencia,  se  habría  quitado el pantalón antes de subirse encima de Lali. Y lo habría hecho si no hubiera sido por el numerito que le había armado con la correa y el zapato y lo de morderse el labio. Lo había llevado al límite y necesitaba hacerla suya. Ya. Necesitaba sentir esos increíbles tacos en la espalda y sus suaves piernas rodeándole las caderas. Necesitaba el húmedo santuario de su boca y sentir los dedos de Lali enredados en su pelo.

La sujetó por las nalgas y pegó contra su cuerpo, al tiempo que empujaba las caderas, torturándose con la barrera de las dos capas de ropa que aún quedaban entre ellos porque era incapaz de alejarse de ella.

Las manos de Lali se abrieron paso entre ambos para bajarle el cierre, y con una expresión de concentración absoluta, enganchó los tacos en la pretina del pantalón y el boxer y los empujó hacia abajo.

Cuando se los logró bajar todo lo que podía, Peter terminó de liberarse de ellos.

—Eso ha sido impresionante.

La sonrisa de Lali no tenía precio; parecía que hubiese hecho la hazaña del siglo.

—Es que tengo habilidades ninja —contestó ella con una mirada sugerente.

Peter se rio.

—Sí, me doy cuenta.

Se puso de rodillas y se inclinó hacia la mesita de noche para abrir el cajón, pero la mano de Lali lo detuvo.

—Necesitamos un preservativo, La —dijo él bajando la mirada hacia ella.

—No,  espera,  Peter  —le  pidió  ella  poniéndole  la  mano  en  el  pecho—.  No  quiero  que  uses preservativo,  no  quiero  que  haya  nada  entre  nosotros  —tragó  saliva  e  inspiró  lentamente—.  No necesito más tiempo para decidir. Sé que esto es lo que quiero.

Peter  parpadeó.  No  podía  creer lo que escuchaba y menos que hubiera  llegado el momento que tanto había estado esperando. Lali era suya... Al fin. ¿Pero estaba... estaba llorando?

La  satisfacción  que  lo  había  inundado  se  evaporó  al ver las lágrimas en  sus ojos, en esos preciosos ojos que estaban mirándolo con...

—Lali... —murmuró aturdido, y maldijo entre dientes y cerró los ojos cuando sintió a Lali tensarse debajo de él.

No... No, aquello no era amor. Ella misma le había dicho que no quería una relación con amor de por medio. Ninguno de los dos quería eso.

No, lo que estaba viendo en sus ojos era cariño, el cariño que había estado  esforzándose por conseguir. Lo que sucedía era que, verlo así, de repente, con Lali ofreciéndole justo lo que había estado esperando, dándole acceso a su cuerpo sin ningún tipo de protección... Era demasiado.

Se suponía que no debía mirarlo de esa manera, como si le estuviera confiando un pedazo de su alma.

No podía permitir que se expusiera de esa manera, volviéndose vulnerable.

—Pensé que querías esto —murmuró Lali.

La duda, el dolor y la confusión habían reemplazado la inmensa dicha que había reflejado su rostro hacía un momento.

—Y lo quiero. Sabes que sí. Es solo que... —Peter no podía creer que fuera a decirle lo que iba a decirle, pero no le quedaba otra salida. Se rio aunque no tenía el menor deseo de reír, y le dio un beso en la mejilla—. Has estado tomando champagne esta noche, y después de lo que ocurrió en nuestra noche  de  bodas...  bueno, creo que las decisiones importantes deberíamos tomarlas a la hora del desayuno, con un café y unas tostadas.

—Pero...

—Shh... —Peter le impuso silencio colocando un dedo sobre sus labios, y abrió el cajón para sacar un preservativo.

Momentos después estaba dentro del cuerpo de Lali, haciéndole el amor con pasión para intentar hacerles olvidar a ambos las barreras físicas y emocionales que acababa de poner entre ellos.

Continuará…