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—¿Motivos religiosos? —preguntó de todos modos aunque,
sabía que se iba a arrepentir.
Capítulo 17:
—Para buscar la verdad y la iluminación espiritual
—explicó—. Para romper los límites de la mente en busca de un conocimiento
superior y la paz espiritual.
«Sí, se arrepentía.»
—Para explorar la conexión cósmica entre lo bueno y lo
malo, la vida y la muerte...
—Para conocer otras culturas. Para llegar adonde nadie ha
ido antes — añadió él en tono condescendiente—. Tú y Kira de Star Trek parecen tener bastante en
común—. La sonrisa de Lali fue sustituida por un ceño fruncido—. ¿Qué hay en
ese baúl? —preguntó.
—Luces de Navidad.
—¿Cuándo fue la última vez que lo abriste?
—En Navidad.
Un movimiento detrás de Lali desvió la atención de Peter
al mostrador de la parte delantera y observó cómo Ignacio caminaba hacia la
caja registradora y la abría con un golpe seco.
—Tengo algunos encargos por hacer esta mañana, Lali —dijo
Ignacio llenando su billetera de dinero—. Para las tres debería estar de
vuelta.
Lali se dio la vuelta y miró a su socio. La tensión se
palpaba en el aire, pero nadie excepto ella pareció notarlo. Se le formó un
nudo en la garganta aunque, por primera vez desde que la habían arrestado, su
espíritu encontró un poco de alivio. Tenía un final a la vista para aquella
locura. Cuanto antes se fuera Ignacio, antes podría el detective revisarlo todo
y ver que no había nada incriminador. Y entonces, por fin, saldría de la tienda
y de su vida.
—Bueno, bueno. Tómate todo el tiempo que quieras. En
realidad, no es necesario que vuelvas.
Ignacio miró al hombre de pie detrás de ella.
—Volveré.
Tan pronto como Ignacio se fue, Lali lo miró por encima
del hombro.
—Puedes empezar, Lanzani —dijo, y dirigiéndose la vitrina empezó a envolver el plato azul en
papel de seda. Por el rabillo del ojo, lo vio sacar una libreta negra del
bolsillo trasero del jean. La abrió mientras lentamente se paseaba por la
tienda. Después de rellenar la primera página, pasó a la siguiente e hizo una
pausa.
—¿Cuando viene a trabajar Mara Paulino? —preguntó sin
levantar la mirada.
—A la una y media.
Comprobó la marca en una mantequillera, luego cerró la
libreta y la guardó.
—Si Ignacio regresa temprano, entretenlo aquí contigo
—dijo caminando a la oficina y cerrando la puerta detrás de él.
—¿Cómo? —preguntó ella a la tienda vacía. Si Ignacio
regresaba temprano, no tenía ni idea de cómo haría para distraerlo y evitar que
descubriera al detective revisando su escritorio. La verdad era que no le
importaría que Ignacio regresara pronto y descubriera a Peter con las manos en
la masa. Ignacio lo sabría de todas maneras. Tenía el escritorio tan ordenado
que siempre sabía si alguien había tocado sus cosas.
Durante las dos horas siguientes Lali se fue poniendo
cada vez más nerviosa. Cada tictac del reloj suponía un paso más al borde del
colapso. Trató de concentrarse en la rutina diaria y fracasó miserablemente.
Era demasiado consciente del detective buscando pruebas tras la puerta cerrada
de la oficina.
Varias veces se encaminó hacia allí con la intención de
asomar la cabeza por la puerta y ver qué estaba haciendo exactamente, pero
siempre perdía el valor en el último momento. Se inquietaba ante el más mínimo
sonido y terminó por formársele un nudo en la garganta que le impidió comer la
sopa de brócoli que había llevado para almorzar. Al final, cuando Peter salió
de la oficina a la una en punto, Lali estaba tan tensa que sentía deseos de
gritar. En vez de hacerlo, inspiró profundamente y, en silencio, entonó el
tranquilizador mantra de siete sílabas que había compuesto dieciocho años atrás
para hacer frente a la muerte de su padre.
—Bueno. —Peter interrumpió su intento de relajación—. Te
veré mañana por la mañana.
No debía de haber encontrado nada incriminador. Pero Lali
no estaba sorprendida; no había nada que encontrar. Lo siguió a la trastienda.
—¿Te vas?
Él la miró a los ojos y curvó los labios.
—¿No me digas que vas a extrañarme?
—Obvio que no, ¿pero qué pasa con las estanterías? ¿Qué
se supone que le voy a decir a Ignacio?
—Dile que mañana empiezo. —Tomó los lentes de sol del
bolsillo de la camisa—. Tengo que poner un micro en el teléfono de la tienda.
Mañana por la mañana vendré un poco más temprano. No me tomará más de unos
minutos.
—¿Vas a poner un micro en el teléfono? ¿No necesitas una
orden judicial o algo por el estilo?
—No. Sólo necesito tu permiso, que me vas a dar ahora
mismo.
—No, nada de eso.
Sus cejas se juntaron y sus ojos se pusieron rígidos.
—¿Por qué no? Creo que dijiste que no tenías nada que ver
con el robo del Monet de Arredondo.
—Y así es.
—Entonces no actúes como si tuvieras algo que esconder.
—No lo hago. Pero esto es una horrible invasión de mi
intimidad.
Él se balanceó sobre los talones y la miró con los ojos entrecerrados.
—Sólo si eres culpable. Ahora dame permiso para probar
que Ignacio y tú son inocentes.
—Tú no crees que seamos inocentes, ¿verdad?
—No —contestó sin titubear.
Le costó Dios y ayuda no decirle dónde podía meterse el
micro. Estaba tan seguro de sí mismo y, sin embargo, tan equivocado. Es
probable que no consiguiera absolutamente nada con las escuchas telefónicas,
aunque sólo había una manera de probarlo.
—Genial —dijo—. Haz lo que quieras. Pon una cámara de
vídeo. Usa un detector. Saca las esposas.
—Eso será suficiente por ahora. —Peter abrió la puerta
trasera y se puso los lentes—. Guardo las esposas para sospechosas reacias que
necesitan un poco de tortura. —Las líneas sensuales de sus labios se curvaron
en una sonrisa provocativa que podría hacer que cualquier mujer casi lo
perdonara por esposarla y encarcelarla—. ¿Estás interesada?
Lali se miró los pies escapando del efecto hipnótico de
su sonrisa, horrorizada de que él pudiera afectarla de aquella manera.
Continuará…
ame el capítulo!! Lali esta cayendo en los encantos de Peter!! me encanto el capítulo!
ResponderEliminarespero el proximo
OPA!! ESO SONO MAL AJJAJA, eso de " guardo las esposas para sospechosas reacias que necesitan un poco de tortura" y "estas interesada" me sonaron a zarpado ajajjaja!!!Espero mas!besos!Giu
ResponderEliminarjajajajaja
ResponderEliminarnaaaa....ese final mato!!
beso
Me encanta!!!!!!!
ResponderEliminarQuiero que se enamoreeen! ajaaja
ResponderEliminarMaaaaas!
ResponderEliminarQuieerro mas, me encanta :))
ResponderEliminarArii
Ja ja me encanta la tensión que hay entre los dos! Más!
ResponderEliminarJajaja es bastante tentador el tema esposas, eh!
ResponderEliminarQuiero más!
Lore456
Ouuusuuuu!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMas noveeeeeeeee
@angiezavaleta
Te vuelvo a repetir que la actitud de este Peter me encanta jaja
ResponderEliminarsobo medio zarpadito lo de las esposas... ya jajaja quieri ver que pasa entre esos dos!! beso Cami:)
AAYYYY MAASSSS!!!!! me encantaaaa!!!!!
ResponderEliminarDe q tipo de tortura hablamos,JAJA!
ResponderEliminarPeter a todo le saca punta;no desaprovecha ocasion.
ResponderEliminarCancheriando cancheriando van a caer los dos.. me encantaaaaaa!!!
ResponderEliminarjajajaja si yo fuera Lali me dejaría esposar jaja
ResponderEliminar@Masi_ruth
Jaja me encanta quiero massss
ResponderEliminar:)
yo estoy interesada!!!! yo siii cuando quiera! ♥ @LuciaVega14
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