Hola!!!!
¿Qué tal estuvo su día? Espero que bien!!! Acá les dejo un nuevo capi bastante
larguito para que disfruten ;) me alegro les guste y espero siga siendo así! Un
beso y mañana nos leemos!!!
Twitter:
@Caparatodos
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Su nombre era Mariana Espósito y era dueña de una tienda
de curiosidades en San Telmo junto con su socio, Ignacio Pérez. Ambos eran
sospechosos de utilizar la tienda como tapadera de otros negocios más
lucrativos como la venta de antigüedades robadas.
Capítulo 2:
Ninguno de los dos estaba fichado y nunca habrían atraído
la atención de la policía si hubieran seguido operando a pequeña escala, pero la
avaricia había sido más fuerte. La semana anterior habían robado una famosa
pintura impresionista al hombre más rico del País, Marcelo Arredondo, más
conocido como «El Rey de las Uvas». En el interior su poder e influencia sólo
eran inferiores al poder de Dios. Sólo alguien con un par bien puestos le
robaría un Monet al Rey de las Uvas. Hasta ahora, Mariana Espósito e Ignacio Pérez
eran los principales sospechosos del caso. Un informante de la cárcel había
dado sus nombres a la policía y cuando los Arredondo revisaron sus registros
habían descubierto que seis meses antes Pérez había estado en casa de los Arredondo
examinando una colección de lámparas.
Peter aspiró el humo y lo exhaló lentamente. La pequeña
tienda de antigüedades era la tapadera perfecta y se hubiera apostado lo que
sea a que el señor Pérez y la señorita Espósito sólo esperaban a que se
enfriaran las cosas para entregar el Monet a algún traficante de arte a cambio
de un montón de dinero. La mejor manera de recuperarla era encontrar la pintura
antes de que pasara al traficante y desapareciera.
El Rey de las Uvas había llamado al intendente hecho una
furia quien, a su vez, había llamado a Vázquez y a los detectives de la
comisión antirrobo. El estrés hacía que algunos policías terminaran refugiados
en la bebida, pero Peter no. No era de los que les gustaba empinar el codo.
Mientras vigilaba a la sospechosa tomó otra larga calada y repasó mentalmente
todos los datos que había conseguido sobre la señorita Espósito.
Sabía que había nacido y crecido en Banfield, una
localidad al sur de Gran Buenos Aires. Su padre había muerto cuando era niña, y
había vivido con su madre, su tía y su abuelo.
Tenía veintiocho años, medía un metro cincuenta y cinco y
pesaba alrededor de cincuenta kilos. Tenía las piernas cortas y los shorts
también. La vio inclinarse hasta tocar el suelo con las manos y disfrutó de la
vista igual que del cigarro. Desde que le habían asignado la tarea de seguirla
había desarrollado un profundo aprecio por la dulce forma de su trasero.
Mariana Espósito. Su nombre sonaba a estrella porno. Peter
nunca le había hablado, pero había estado lo suficientemente cerca de ella como
para saber que tenía todas las curvas adecuadas en los lugares precisos.
Y su familia tampoco era desconocida. La Compañía minera Espósito
había operado en Jujuy durante los años noventa antes de ser liquidada. Al
mismo tiempo, había hecho inversiones muy fuertes, pero infortunadas, lo que
sumado a una mala gestión hizo reducir considerablemente la fortuna familiar.
La observó hacer algún tipo de estiramiento de yoga sobre
un solo pie antes de empezar a correr con un trote corto. Peter lanzó el
cigarro al jardín y se alejó de su auto. La siguió a través del parque. El aire
matutino que flotaba se pegaban a la pechera del polo de Peter.
Peter controló su respiración, lenta y pausada, mientras
corría al mismo ritmo que la mujer que iba quince metros por delante de él.
Toda la semana anterior, desde el robo, la había seguido aprendiendo sus
hábitos, la clase de información que no podía obtener del gobierno o de
archivos, ya fueran públicos o privados.
Hasta donde él sabía, ella siempre hacía el mismo
recorrido de más de tres kilómetros y llevaba puesta la misma riñonera negra.
Corría mirando constantemente a su alrededor. Al principio había sospechado que
iba en busca de algo o alguien, pero nunca se había reunido con nadie. También
le preocupaba que sospechara que la seguía, pero había tenido cuidado de
ponerse ropa diferente todos los días, de estacionar en lugares distintos y
cambiar el puesto de vigilancia. Algunos días se ponía un gorro y buzo. Esa
mañana se había amarrado un pañuelo rojo a la cabeza y se había puesto un polo
gris.
Dos hombres con brillantes polos azules corrían por la
vereda hacia él. Cuando pasaron a la Srta. Espósito, giraron la cabeza y
observaron el balanceo de su short, bastante corto y blancos. Cuando volvieron
a mirar al frente, llevaban idénticas sonrisas de satisfacción. Peter no los
culpó por intentar mirarla una última vez. Tenía una retaguarda maravillosa.
Era una pena que estuviera destinada a ser tapada por un uniforme de prisión.
Peter la siguió fuera del parque a través de un puente
peatonal, procurando permanecer a una distancia prudente mientras continuaban su
recorrido.
Su perfil no se ajustaba al típico ladrón. A diferencia
de su socio ella no estaba cubierta de deudas hasta las cejas. No era ludópata ni
adicta a las drogas, lo cual dejaba sólo dos motivos posibles para que una
mujer como ella participara en un delito de tal magnitud.
Uno eran las emociones fuertes, y Peter, ciertamente,
podía entender cuánto atraía vivir en el filo de la navaja. La adrenalina era
una droga potente. Bien sabía Dios cuánto le había gustado a él. Le había
encantado la forma en que se le metía bajo la piel poniéndole los pelos de
punta y haciéndolo temblar de excitación.
El segundo era más común, el amor. El amor solía meter a
las mujeres en demasiados problemas. Había conocido a muchas de ellas que se
desvivían por algún desgraciado hijo de… que no dudaba en venderlas al mejor
postor para salvarse. Peter ya no se asombraba de lo que algunas mujeres eran
capaces de hacer por amor. Ya no le sorprendía encontrarlas en la cárcel
cumpliendo condena por sus hombres con el rímel corrido soltando la misma frase
de siempre: «no tengo nada malo que contarte de fulanito, lo amo».
Los árboles por encima de la cabeza de Peter se volvieron
más densos mientras la seguía hasta el segundo parque. Era más grande, más
verde y tenía la ventaja añadida de los museos de arte, el zoológico y uno que otro
paseo por la ciudad.
Sintió que se le salía algo del bolsillo un instante
antes de oír un plaf contra el piso. Metió la mano en el bolsillo vacío y giró
la cabeza para ver la cajetilla de cigarros a mitad de camino. Vaciló unos
segundos antes de volver sobre sus pasos. Algunos cigarros habían salido
rodando sobre la vereda y se apuró en recogerlos antes de que se cayeran en un
charco. Su mirada se desplazó a la sospechosa que corría con su habitual trote
lento, luego volvió a los cigarros.
Los colocó dentro de la cajetilla procurando no
romperlos. Tenía intención de disfrutar de todos y cada uno de ellos. No le
preocupaba perder su objetivo. En realidad, ella corría casi tan rápido como un
perro viejo con artritis, algo que agradeció en ese momento.
Cuando volteó la mirada al camino, se quedó quieto un
instante y luego lentamente metió la cajetilla otra vez en el bolsillo. Todo lo
que veían sus agudos ojos era la sombra negra de los imponentes árboles y el gras.
Una ráfaga de viento agitó las pesadas ramas en lo alto y le aplastó la ropa
contra el pecho.
Dirigió la mirada hacia la izquierda divisando, al otro
lado del parque, la silueta de Lali dirigiéndose hacia el zoológico y la zona
de juegos infantiles. Comenzó a seguirla de nuevo. Por lo que podía ver, el
parque estaba vacío. Cualquiera con un poco de materia gris en el cerebro se
habría apurado para largarse antes de que estallara la inminente tormenta. Pero
solo porque el parque pareciera estar vacío no quería decir que la sospechosa
no fuera a reunirse con alguien.
Cuando un sospechoso se alejaba del patrón habitual
normalmente quería decir que algo estaba a punto de suceder. El sabor de la
adrenalina desbordó su garganta y le dibujó una sonrisa en los labios. Dios, no
se había sentido tan vivo desde la última vez que había perseguido a un camello
por un callejón en la zona norte.
La perdió de vista una vez más mientras pasaba por
delante de los baños y desaparecía en la parte de atrás. Años de experiencia le
hicieron mantener las distancias mientras esperaba verla de nuevo. Cuando
después de un momento no apareció, metió la mano bajo su polo y abrió el cierre
de su pistolera. Se apretó contra la pared de ladrillo y escuchó.
MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE :3
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
subii otro cappppppppppp por favorrrrrrrrrrrrrrr! me encanta esta nove, me intriga muchooo ! :D
ResponderEliminarQue hará lali?? Descubrió a peter?? Más
ResponderEliminarQuiero más!
ResponderEliminarLore456
Eres unica para dejarme con la intriga.Peter es muy safaz y ya sospecha k pasa algo raro.No se xk pero creo k se equivoca y no pasa nada.
ResponderEliminarpara mi, con los pocos datos que se saben hasta ahora, el culplable es Agustín ya que tiene muchas deudas y demás. Lali no tiene nada que ver
ResponderEliminarpero eso sería muy obvio asique habrá que esperar
QUIERO MAS :)
sdvhsdk waaaaaa!
ResponderEliminarMas noveeee
Pobre Lali!
@angiezavaleta
Massss
ResponderEliminarME ENCANTAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarQUIERO MAA! :)
YO YA SUBI MAS PASATE! graciaas por tus comentarios
Me encanta!
ResponderEliminarmasssss! :)
@ligiaelenaCM
Me encanta!!! estoy deseando de que subas el siguiente cap!:) que tendra que escuchar Peter... quiero mas mas mas!!
ResponderEliminarbeso Cami!:)
Muy bueno,esta intrigante,me encanta cdo se mezcla amor/accion/misterio,a trabajar nuestras neuronas,JAJA!
ResponderEliminarUuuu qe pasara, se me hace qe alguien quiere hacerle algo a Laali, espero mas! Beso :),
ResponderEliminararii
mas mas mas mas
ResponderEliminarMALA!!! no podes dejarlo ahiiiiiii
ResponderEliminarme parece que las mujeres no son los unicos que actuan por amor y ojala que Peter lo descubra con Lali =)
me gusta mucho estooo intriga, emocion, aventura, amor =) QUIERO MAS!!!
besos
maaasss :O
ResponderEliminarMe encantó la nove, quiero más y cómo tantas veces vas hacer que pensemos y demos con los del robo jaja
ResponderEliminar@Masi_ruth
Ufa, no nos podes dejar asi!! y ahora? y ahora? quiero el proximoooooooo ya! ajajja!!Espero mas nove, tengo teorias pero mejor me las callo, quiero descubrirlo junto a todos ajja!beso!Giu
ResponderEliminarAy quiero mas!!! Otra vez una Lali "ladron" pero sera asi?
ResponderEliminarEspero mas
Besos
Me encanto!!! quiero más noveeee
ResponderEliminarUn policía mi sueño de toda la vida jaja, que suerte tiene siempre Lali
ResponderEliminar:O chan!!!!!@LuciaVega14
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