Capítulo 62

Buenas, Muchachas!!! ¿Cómo les va? Ojalá que su día haya sido bueno o al menos llevadero y si no fue así, a dormir se ha dicho que mañana es otro día y seguro mejora todo ;) Así que a ponerle onda y a tratar de dormir y despertar con una sonrisa así todo es más fácil! Gracias, gracias y mañana nos leemos!!!! Besos

Twitter: @Caparatodos

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-¿Y eso dónde nos deja? –le preguntó.

Capítulo 62:

-¿Sinceramente? No tengo ni idea.

Él lo consideró durante un instante y luego le deslizó una mano por la espalda y la acercó más a su cuerpo.

-Pero se supone que tú eres la de los planes.

-Curiosamente, siempre que estoy contigo parece que esa parte se me olvida –Lali suspiró y cerró los ojos cuando él empezó a besarle el cuello. En serio, ese hombre tenía una boca realmente habilidosa-. No más apariciones en revistas –dijo, inhalando una honda bocanada de aire y esforzándose por mantener la concentración mientras sus labios le acariciaban el lóbulo. Tenía que asegurarse de dejar claras unas cuantas cosas-. Tendremos que tener más cuidado. Lo que pasa dentro del departamento, se queda dentro del departamento.

-Entendido, abogada –murmuró él con suavidad.

-Y ahora cállate y bésame.

Antes de que tuviera oportunidad de prepararse, la mano de Peter había ascendido hasta su nuca y a continuación le capturó la boca, separándole los labios e iniciando una seductora exploración. Luego, sus manos se deslizaron por debajo de la blusa para acariciarle la piel desnuda de la parte baja de la espalda.

Eso le recordó algo. Alejándose levemente, lo miró.

-Hey, ¿qué pasó con lo de “las manos quietas”?

-Ay, lo siento, pero las cosas no funcionan así –con una sonrisa, la provocó, repitiéndole las palabras que ella le había dicho en el restaurante.

Lali arqueó una ceja.

-¿Vas a romper tu promesa?

Él deslizó las manos hacia delante, situándolas sobre el delgado raso de su ropa interior.

-Sabes que quieres tanto como yo que rompa esa promesa.

Un destello de satisfacción brilló en sus ojos cuando los pezones de Lali se tensaron en respuesta a su contacto.

Ella permaneció en silencio.

Peter se detuvo con las manos sobre sus pechos.

-¿Me estás hablando en serio?

Asintió, conteniendo una sonrisa cuando él suspiró dramáticamente y apartó las manos.

-Y ahora, ¿dónde estábamos? –preguntó Lali provocativamente-. Creo que más o menos aquí –cuando se inclinó para rozarle los labios, él la estaba esperando y se adueñó de su boca con un ardiente y atrevido beso que la incendió.

Mientras Peter enredaba su lengua con la de ella, Lali suspiró con suavidad y se apretó contra su pecho. Luego, sintió su mano sobre la mejilla, cuando trató de volver a recuperar el control, y sonrió, oyéndolo gruñir entre dientes y aferrarse al reposabrazos de madera de la silla.

-Creo que me gusta esto –comentó Lali, retrocediendo.

Los ojos de Peter la abrasaron.

 -Pídeme que te toque. Créeme, haré un montón de cosas que te gustarán aún más.

-Mmm… Tendré en cuenta tu recomendación –pero, por ahora, se estaba divirtiendo demasiado, llevando la batuta.

Tomándose su tiempo para ir de un botón a otro, le desabrochó la camisa. La abrió, y deslizó las manos sobre su pecho, explorando sus duros y definidos músculos.

-¿Hacías pesas con frecuencia en la cárcel?

-Todos los días.

Repentinamente, se encontró preguntándose a sí misma si sería la primera mujer con la que Peter había estado tras su liberación. Pero decidió que no quería saber la respuesta. La idea de imaginarlo con otra, con una mujer que lo habría tocado de la misma forma en que ella lo hacía, ocasionaba que un sentimiento de celos la invadiera… uno que no deseaba admitir.

Ten cuidado, Espósito.

Finalmente, hizo a un lado esos pensamientos. Lo único que importaba era que él estaba allí esa noche. Y que tenía la intención de disfrutar de cada centímetro de su cuerpo.

Se inclinó hacia delante y le besó el cuello, captando el profundo gruñido de placer que emergió desde su pecho. Al sentir su gruesa erección entre las piernas, comenzó a mecerse muy lentamente contra él.

-Me estás matando, Lali –le dijo con voz ronca.

Ese era el plan. Pero no allí, en la terraza, sobre aquella silla que los limitaba.

-Ven conmigo –se levantó y lo cogió de la mano, para guiarlo hacia su dormitorio. Una vez ahí, se sentó en el borde de la cama y estaba a punto de pedirle que se reuniera con ella cuando él se colocó entre sus piernas y se inclinó para tomar su boca en un beso abrasador. Con sus manos aprisionándola, plantadas sobre la cama a ambos lados de ella, Lali se apoyó sobre los codos y jadeó cuando él frotó su dura erección contra su entrepierna.

-No dijiste nada sobre no usar la boca –dijo solapadamente-. ¿Por qué no te quitas el pantalón y separas las piernas para que pueda lamerte hasta que grites?

Lali gimió cuando su erección rozó el punto exacto.

-Eso es trampa.

Soltando una carcajada, Peter se levantó y se quitó la camisa. El resto de su ropa desapareció rápidamente y luego se recostó sobre la cama, desnudo y listo. Cruzó las manos por detrás de la cabeza y la observó.

-¿Qué vas a hacer conmigo ahora?

Un desafío. Lali se impulsó con los codos y se puso de pie, desnudándose a excepción de la ropa interior. Después, regresó a la cama y volvió a colocarse a horcadas sobre él.

-Tengo unas cuantas ideas –sosteniéndole la mirada, se pasó la lengua por los labios.

Su mirada se volvió, de inmediato, intensa y ardiente.

-Abogada… Me encanta tu manera de pensar.

Continuará…