Capítulo 64

Hola!!!! ¿Cómo están muchachas? Ojalá que todo bien ;) Gracias por sus comentarios y por estar ahí siempre!!!!! Un beso enorme y que arranquen con todo el finde! Hasta mañana!!!!

Si pueden dense una vuelta por http://adaptacionesdelyp.blogspot.com/ ;)

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-¿Mejor que… no ha estado mal? –preguntó Peter sin aliento.

Con la cara sepultada en la manta, mientras yacía inmóvil, por lo visto completamente agotada, Lali logró apenas emitir un susurro.

-¡WOW!.

Con una sonrisa, Peter apoyó la frente contra su espalda.

Ya era hora.

Capítulo 64:

Tres días después, Lali se encontró con Cande en el café que había frente a su oficina, durante el descanso para tomar café de media tarde.

Había decidido poner en marcha su misión súper secreta –Operación Encuentro- e inspirándose en los agentes secretos con los que trabajaba con frecuencia, había elaborado la coartada perfecta: decirle a Cande que necesitaba consejos sobre su situación con Peter. Lo cierto, sin embargo, era que se trataba de un ataque sorpresa. Cande no podía sospechar nada sobre la Operación Encuentro o todo el plan se vendría abajo. No obstante, la genialidad de su idea residía en que, si Cande no la descubría, nadie se enteraría de nada, incluso aunque la misión fracasara.

Después de llevar cerca de un mes y medio trabajando con Pablo, conocía su rutina: salvo cuando tenía alguna reunión o comparecencia en el tribunal, acudía todos los días a ese conocido café a las tres en punto. Lo que significaba –Lali miró su reloj- que aparecería aproximadamente en unos once minutos.

Candela y ella estaban sentadas en una mesa cerca del mostrador, donde Pablo podría verlas. Naturalmente, él se acercaría a saludarlas, momento en el que Lali aprovecharía para presentarle “casualmente” a Cande. El resto ya era cosa de ellos.

Mientras disfrutaban de sus bebidas, Lali le contó todas las novedades sobre Peter. Procurando, por supuesto, bajar la voz cada vez que pronunciaba su nombre.

-Así que no has vuelto a verlo desde el martes –preguntó Cande.

-Bueno, técnicamente desde el miércoles por la mañana –precisó Lali con una sonrisa. Después, Peter tuvo que viajar para reunirse con un joven ejecutivo, de una compañía de software, al que quería contratar para su consultoría de seguridad.

Cande la miró, analizándola.

-Vuelves a estar contenta.

Lali señaló su café con leche.

-Es la cafeína. Estimula la circulación.

-Te gusta.

Lali se encogió de hombros.

-La pasamos bien juntos. Por el momento, no estoy preparada para considerarlo nada más que eso – entonces notó la expresión de Cande-. ¿Qué?

-No quiero que sufras, eso es todo.

Lali resopló mientras agarraba su taza de café con leche.

-¿Por qué nadie les dice eso a los hombres cuando buscan sexo sin compromiso? ¿Acaso las mujeres no podemos divertirnos también?

-Por supuesto que podemos. Pero he aquí una norma general: si estás sonriendo todavía como si fueras el payaso de alguna película de terror, tres días después de verlo, es que las cosas han ido un poco más allá de la simple diversión.

Ja, ja.

-Solo puedo decirte una cosa, Cande. Lo hemos hablado y los dos tenemos claro cuál es el trato. Él no quiere nada serio con nadie y… yo no quiero nada serio con él.

-Sí, claro. Si tú lo dices –dijo Cande no muy convencida-. ¿Y cuándo vas a volver a ver a Lunarcito?

Lali carraspeó y tartamudeó un poco.

-Um… En realidad, esta noche.

Cande arqueó una ceja.

-Dos citas en una semana.

Lali sacudió la cabeza.

-No es una cita. Él va a ir a ver un partido de Rugby con el novio de su hermana y me preguntó si podía pasar por mi casa después. Es un simple encuentro.

-Un encuentro programado.

-Exacto –dijo Lali.

-En otras palabras, una cita.

-Si alguna vez salimos de los ochenta metros cuadrados de mi departamento, lo que es poco probable, entonces lo consideraré una cita.

Lali consultó su reloj. Las 2:59. Lo que significaba que el Sujeto B estaba a punto de salir de su oficina y pronto estaría camino a “tropezarse” con el Sujeto A. En unos minutos la Operación Encuentro estaría definitivamente en marcha.

Cande vio a Lali consultar su reloj y la imitó.

-Creo que debería ir yéndome. Tengo un montón de papeleo por hacer, esperándome en la oficina.

Se puso de pie.

-Espera –Lali intentó pensar rápidamente, buscando la forma de retenerla durante un minuto o dos más-. Puede que tengas razón. Tal vez no sea buena idea que vea esta noche a ya-sabes-quién.

Cande lo desestimó mediante un gesto.

-Pareces tener la situación bajo control.

-Aún así, quizá deberíamos analizar los pros y los contras.

Cande fue alzando un dedo tras otro, según recorría los puntos de su lista.

-Estás teniendo sexo. Un sexo increíble. Con un hombre que te lleva vino caro. Pro, pro, pro –alzó tres dedos-. Sí, yo diría que la situación promete.

Bueno… visto así. Lali cambió rápidamente de táctica, resistiéndose a dar por arruinada la Operación Encuentro.

-Pero no hemos hablado sobre cómo te va a ti.

-Porque, por desgracia, no me va –Cande la observó con aire suspicaz-. ¿Por qué estás tan empeñada, de repente, en que me quede? Hablamos a todas horas –ladeó la cabeza-. Y, ahora que caigo, ¿por qué has estado mirando el reloj todo el tiempo? Es como si estuvieses esperando a alguien –sus ojos se abrieron desmesuradamente y luego jadeó, apuntándola con un dedo-. No. Dime que esto no es una encerrona.

Continuará…