Capítulo 4

Hola, hola muchachas!!! Cómo les va?! Qué tal su día??? Espero que bien y que tengan un viernes e inicio de finde aún mejor! ;) GRACIAS por sus comentarios y Giada, eres una tiernaaaa siempre al pendiente de las imágenes! No sabes cuánto te agradezco y bienvenidas sean todas tus creaciones! Siéntete libre de crear jajajaja GRACIAS y capi dedicado a TI :D Besos y nos leemos mañana que tuve un día mental y físicamente agotador!

BTW… NO ESTOY AVISANDO EN TW ESTOS DÍAS PORQUE NO ME DAN LOS TIEMPOS, NO ME OLVIDO DE NADIE, ES SOLO ESO… espero sepan entender

Twitter: @Caparatodos

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—Lali —repitió él—. Debía de habérmelo imaginado. Bueno, me alegro de conocerte, Lali. Si me das un minuto, trataré de arreglar la metida de pata que me acabo de mandar y podremos empezar desde cero otra vez.

Lali se rió. Incluso cuando estaba avergonzado aquel hombre era, simplemente, encantador.

—¿Se supone que esa es su forma de pedirme disculpas, señor Peter?

Capítulo 4:

—Tutéame. Y ya que estamos más en confianza, tal vez te sea más fácil perdonarme por lo que acabo de decir.

—Te perdono sólo si tú me perdonas por haberte puesto un azafate en la mano y haberte lanzado a la jaula de los leones.

—Hecho —respondió él y le tendió la mano—. Y ahora, ¿por qué tú y yo no salimos de aquí y nos perdemos en algún lugar alejado donde nos podamos ofender mutuamente sin ser molestados.

Lali se rió nerviosamente. Por un momento, había pensado que la proposición iba en serio. Pero pronto se dio cuenta de que era parte del juego.

—Estoy trabajando, no me puedo escaparme.

—Le explicaré a quien tiene el poder que tienes un buen motivo —insistió él y miró hacia la señora Laos.

—Pero si el poder eres tú —respondió Lali—. La señora Laos me dijo que eres miembro de la junta directiva. ¿Eres famoso? ¿O extremadamente rico? Tienes que ser lo uno o lo otro.

Él le dio un sorbo a su champán.

—Ninguna de las dos cosas. Sólo me gusta el arte y me queda bien el traje.

Lali suspiró. No le cabía duda de que le debía quedar bien cualquier cosa. Sus hombros anchos, caderas estrechas y piel blanca eran sólo un cincuenta por ciento de su encanto. Su pelo, alborotado e informal, contrastaba con la prestancia de su figura engalanada, añadiendo aún más atractivo al conjunto.

—¿Aceptarías, al menos, bailar una vez conmigo?

¿Hablaba en serio? ¿De verdad esperaba que saliera a la pista de baile con él? Después de todo, aquel hombre no podía pensar que ella fuera atractiva. Ella atraía sólo a hombres con serios problemas psicológicos o con esposas. Era su hermana Candela la que atraía a hombres como aquel.

—Gracias, pero ya he pasado suficiente vergüenza como para añadir un capítulo más —respondió Lali. No sabía bailar… aunque, en brazos de un hombre así, cualquier mujer debía parecer hermosa y sutil. La idea de que sus brazos la rodearan, de que sus labios rozaran los de ella con suavidad la estremeció.

—¿Es eso un sí? —preguntó él.

Lo miró sorprendida.

—¡No! No puedo. Se supone que estoy trabajando. No está bien que la empresa organizadora disfrute de las fiestas que por las cuales se les paga por organizar.

—No pienso aceptar un no como respuesta —respondió Peter—. Si no podemos bailar aquí, encontraremos el lugar adecuado.

La agarró de la mano y juntos salieron por la puerta de la cocina, pasaron la zona de servicio y salieron a la parte de atrás del museo.

Peter se detuvo junto a los tachos de basura.

—¿Aquí está mejor?

Lali miró el escenario.

—Sin duda, ha sido un cambio… y el olor, bueno, podría ser peor.

El lugar era terrible, pero con ese hombre, hasta el basurero podía resultar romántico.

—Quiero que sepas que eres la primera chica a la que traigo aquí —le susurró al oído.

—Me conmueve tu confesión —bromeó ella—. , La mayoría de los hombres con los que salgo insisten en llevarme a elegantes restaurantes, pero esto…

—Tengo un closet para las escobas al que me gustaría llevarte para conocernos mejor…

Bailaron al compás de su silbido. Ninguno de los dos decía nada, pero había una mutua atracción que no tenía que explicarse con palabras. La magia del instante hacía que se olvidaran del olor y de los espectadores que, desde los ocultos rincones de sus ratoneras, observaban la escena.

Lali nunca había creído en el amor a primera vista. Jamás se había sentido atraída por un hombre desde el primer momento. Ni siquiera sabía el apellido de aquel Peter que tan sutilmente la guiaba al compás de una melodía desarticulada.

Pero no importaba nada. Apoyó la cabeza sobre su hombro y se dejó llevar.

Tal vez, fuera un psicópata… Considerando la suerte que tenía con los hombres, sería lo más probable. Pero, por el momento, prefería vivir la ilusión de que aquel hombre se sentía atraído por ella.

—Estuve a punto de no venir a esta fiesta —dijo él—. Me alegro de haberlo hecho.

Lali se apartó ligeramente y lo miró directamente a los ojos.

—Me perdí. No sé si me estás tomando el pelo o hablas en serio.

Peter dejó de bailar y le devolvió la mirada.

—Estoy hablando completamente en serio —respondió y se inclinó lentamente sobre ella.

Continuará…