Capítulo 12

Buenas, chicas!!!! ¿Qué tal el día? Yo en cuenta regresiva para empezar clases :S jajajaja ustedes, ¿ya empezaron? Espero que si es así, le estén dando con todo al estudio ah ;) Un beso a todas y gracias por leer, comentar y tw! SON GENIALES!!!! Nos leemos mañana!

Twitter: @Caparatodos

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–Vine con Natalia para que conozca a la beba –la atajó él antes de que Lali pudiera responder–. Vamos a casarnos –levantó la mano de Natalia, en la que brillaba un gigantesco diamante.

Capítulo 12:

–¡No! –Lali se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta al ver la cara de sorpresa de Natalia–. No digo… qué sorpresa.

La otra mujer entrecerró los ojos y la observó de una manera que la hizo sentir incómoda. Natalia paseo su mirada entre Peter y ella. La incomodidad de Lali fue en aumento. La conclusión a la que la joven había llegado sobre su precipitada negación estaba equivocada. Así que se apresuró a corregirla.

–Tú no lo entiendes…

–Vamos a ver a la beba –Natalia sonrió a Peter mientras la agarraba del brazo con gesto posesivo.

Cuando salieron por la puerta, Lali se quedó mirando la espalda de Peter. Era el hombre más frío, maquinador y perverso que había conocido en su vida. Había salido a buscar a la primera que quisiera casarse con él y se le había declarado sin molestarse en explicarle por qué quería casarse con ella.

Estaba utilizando a la joven modelo.

Lali sabía en el fondo que estaba siendo injusta. Tal vez Natalia fuera joven, pero no era ninguna ingenua. ¿Y qué hombre no querría casarse con Natalia?

Pero estaba preocupada por la niña. Ella no habría escogido nunca a una modelo como madre. La pareja formada por Peter y Natalia estaba muy lejos de su idea de padres ideales. Era como una tormenta a punto de empezar. Y la niña sería la primera víctima.

En ese momento entró una de las enfermeras.

–Ya cambié a la bebé. El señor Lanzani y su amiga están con ella. La niña se encuentra perfectamente, así que podrá irse –se detuvo al lado de Lali–. Lucía dijo que todavía falta un poco para formalizar la adopción.

       

No si Peter se salía con la suya. Pero Lali tenía una cosa clara: tal vez ella no estuviera en condiciones de hacerse cargo de la bebé, pero podía asegurarse de que empezara con buen pie en la vida. Y eso significaba buscarle los mejores padres posibles.

Y así se lo dijo a Lucía.

Los cinco perfiles que había repasado con ella antes de rechazarlos a todos confirmaban la teoría de la asistente social de que había muchos padres deseando adoptar. Pero Lali tenía la sensación de que la insistencia de Peter por adoptar podría ser un obstáculo.

–La niña se quedará con una familia de acogida hasta que yo escoja a los padres definitivos –respondió Lali finalmente.

–Serán unos padres muy afortunados –dijo la enfermera abriendo más las cortinas para dejar entrar más luz.

No había nada más que decir.

Lali sabía que había llegado el momento de agarrar el maletín que había preparado horas atrás y salir del lugar en el que había dado a luz… dejando a la beba atrás.

Pero antes de que Lali tuviera oportunidad de agarrar su equipaje y salir de ahí, Peter y Natalia regresaron… con la bebé. Él colocó la cuna en medio de la habitación y se inclinó para cargarla.

Lali cerró los ojos. Se le tensaron todos los músculos. «No me la des. No me la des», repitió una y otra vez en silencio. No quería ver a la niña antes de irse. Confiaba en que la próxima vez que la viera estaría en casa de su nueva familia.

Se escuchó entonces un gorjeo.

–¡Está sonriendo!

Lali abrió los ojos. Peter estaba levantando a la niña en alto con una mano fuerte en la nuca. Se puso todavía más tensa. ¿Y si se le caía?

–¡Ten cuidado!

Él ni siquiera la miró. Tenía toda la atención puesta en la beba.

–Mira, se está riendo.

Natalia se inclinó hacia los dos y apoyó sus delicados dedos en el brazo de Peter.

–Los bebés tan pequeños no se ríen. Está bostezando.

Lali sintió una punzada en el corazón al ver aquellas tres cabezas tan juntas. Para su horror, se le formó un nudo en la garganta. Tragó saliva.

       

–No, no es un bostezo. Es una carcajada –insistió él.

Natalia se acercó todavía más y a Lali le pareció que tanto Peter como la niña se iban a asfixiar con su perfume.

–Sé mucho de esto –aseguró la modelo–. Cuidé a muchos bebés. Tengo cuatro hermanas y una docena de sobrinos –Natalia le quitó a la niña con una facilidad que Lali envidió.

Tal vez Peter no había cometido un error después de todo escogiendo a la supermodelo para casarse. En ese instante, la soledad amenazó con apoderarse de ella.

–¿Estás contenta con la idea de adoptarla?

Natalia la miró con asombro.

–¿Adoptarla?

Peter se colocó entre Lali y su asombrada prometida como un guerrero imponente y le lanzó a Lali una mirada fulminante.

–Natalia y yo no hablamos todavía de los detalles.

La supermodelo lo miró por encima de la cabeza de la bebé.

–¿Qué detalles?

Parecía imposible, pero no lo era. No le había contado nada a Natalia.

Peter le sonrió a la mujer de forma tal que implicaba intimidad.

–Ya hablaremos de eso más tarde.

Lali vio cómo le dirigía a la supermodelo una lenta mirada pensada para que se derritiera. Ella rechazaría aquella obvia manipulación sexual, pero para su disgusto, sintió un nudo en el estómago ante la patente sexualidad de su rostro.

¿Qué se sentiría al ser objeto de deseo de aquel hombre?

Continuará…