Capítulo 33

Hola chicas!!!! ¿Qué tal todo? Espero que todo bien por ahí! Les cuento que hoy se enteraran de ESO que tanto querían saber y por lo que tantas hipótesis GENIALES hicieron jajajja Gracias por sus comentarios y estar ahí! Me alegra mucho que les guste!!! Besos y hasta mañana! :D

P.D.: Faltan dos capítulos para que termine… así que calculo que el sábado arrancamos nueva nove ;)

Twitter: @Caparatodos

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No se hacía ilusiones: Peter no la amaba. ¿Podría llegar a hacerlo en el futuro? 

Capítulo 33:

–Entonces, ¿qué me dices? –le preguntó él finalmente.

–Tengo miedo –afirmó Lali con sinceridad, mirándolo otra vez.

–¿Miedo? ¿Tú? –preguntó Peter con asombro–. Pero, ¿por qué?

No estaba preparada para confesar que temía casarse con alguien que no la amaba.

–No sé si seré una buena madre.

Peter la miró fijamente.

–¿Qué te hace pensar eso? Eres maravillosa con Paz. Al principio no lo tenía tan claro, pero ahora ya me has convencido. Tu amor por ella es evidente cuando la miras.

–Mis papás no me dieron el mejor ejemplo, pero esa no es la única razón por la que pienso que seré un fracaso como madre… y como esposa.

–¿Quién era él?

Lali lo miró asombrada.

–¿Cómo sabes… qué te hace pensar que hubo un hombre? –le preguntó.

–Tu reacción –Peter frunció el ceño–. Dime quién era.

¿De verdad quería exponerse a la posibilidad de que no entendiera su dolor? Tal vez había llegado el momento de revelar algo más. Dejó caer los hombros y comenzó su confesión.

–Yo tenía dieciocho años, él diecinueve. Estábamos enamorados.

Una sombra cruzó por la cara de Peter.

–¿Qué pasó?

–Quedé embarazada. Todo sucedió como era de esperar –suspiró ella–. Desapareció apenas le conté lo que pasaba. Todas las promesas de amor se borraron cuando se subió al avión que lo llevaría a Australia para comenzar una nueva vida. Unas semanas después supe que tenía una nueva novia.

–¿Y qué pasó con el bebé? –le preguntó Peter preocupado y con un gesto que denotaba tensión.

–El bebé murió –murmuró Lali apretando los labios.

                 

Peter no pudo resistirse y la abrazo fuertemente. Tenía el cuerpo rígido y frío y él le acarició los brazos. No podía creer que en algún momento hubiera pensado en Lali como si fuera un témpano. Era compleja pero también tierna. Y la vida la había golpeado duramente.

–Lo siento –murmuró acariciándola y acunándola entre sus brazos.

Dejó que el silencio los rodeara, sin presionarla para que le contara nada más. Pasado un rato, Lali levantó la cabeza para mirarlo.

–El bebé… –comenzó a decir.

–No tienes que contármelo si no quieres –la interrumpió Peter.

–Quiero hacerlo –Lali lo miró a los ojos con valentía–. Iba a dar al bebé en adopción. Una adopción cerrada. Mis padres consideraron que era lo mejor. Pero el día que entré en trabajo de parto, cambié de opinión. Quería quedarme con mi bebé.

Peter esperó. Nada de lo que pudiera decir ahora serviría para consolarla.

–Pero algo salió mal –continuó ella–. Tenía el cordón umbilical enredado en el cuello. Y murió. Sentí como si yo lo hubiera matado al cambiar de opinión, al decidir quedarme con él.

–¡No!

–Lo sé, no es algo racional. Pero tardé mucho tiempo en asumirlo.

Peter por fin entendió por qué le había costado tanto trabajo cambiar de opinión y permitirle a él que se hiciera cargo de Paz en lugar de a una pareja. Había necesitado mucho valor. Había tenido que vencer a sus demonios.

–Eres la mujer más valiente que he conocido –le dijo.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo mucho que la amaba. Pero aquel no era el momento de convencerla para que se casara con él.

Así que se limitó a seguir abrazándola en silencio durante un largo rato.

         

         

Por la mañana, cuando sonó el timbre, Lali no sabía de quién podía tratarse. Abrió la puerta y se encontró con Candela y Agustín en la entrada de su casa. Venían con maletas.

–¿Han vuelto? –preguntó preocupada. ¿Qué habría pasado? Pero enseguida reaccionó–: ¡Feliz navidad! No se queden ahí parados. ¡Pasen, pasen! –los invitó a dejar el equipaje en la entrada y a pasar a la sala–. ¿Qué pasó? ¿Por qué volvieron tan pronto?

Candela se detuvo en medio de la sala e intercambió una mirada con Agustín.

–Cambiamos de opinión, Lali.

Hubo algo en el tono de su hermana que le subió la adrenalina.

–¿Cambiaron de opinión sobre trabajar como voluntarios en África? –pero sabía que se trataba de algo más que eso.

–No, sobre la bebé. Agustín y yo hemos decidido que queremos hacernos cargo y ser los papás de Jessica.

Sus palabras confirmaron lo que Lali sospechaba. La cabeza le daba vueltas.

–¿Jessica? No se llama así, se llama Paz.

–Decidimos llamarla Jessica –Agustín le pasó a Candela el brazo sobre los hombros y la acercó más a él.

Lali sintió que la ira le recorrió el cuerpo.

–Renunciaron a ella cuando viniste a hablar conmigo antes de que naciera. Me dijiste que me encargara de todo.

–Cometimos un error. Durante el viaje nos dimos cuenta de que sí estamos preparados para ser padres.

Los ojos de Candela se nublaron. Por primera vez en su vida, Lali no se sintió conmovida por las lágrimas de su hermana. Su acostumbrado instinto de protección no consiguió materializarse. Esta vez a quien quería proteger era a Paz.

Continuará…