Capítulo 14

Hola!!!!! ¿Qué tal las trató el día? Ojalá que todo bien y pasando un buen día! Que genial que varias de ustedes se estén poniendo al día!!! Me encanta leerlas de nuevo :D Gracias por tomarse el tiempo tanto de leer como de comentar!!!!! Nos leemos mañana, besos y disfruten ;)

Les dejo un blog con nove Laliter!!!!
http://abetterworldlaliter.blogspot.com/2013/06/la-vida-sin-ti.html  ;)

Twitter: @Caparatodos

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–¡Ah, bueno! Ni siquiera eres capa de negarlo. Siento lástima por ti, Peter. No reconoces la importancia del amor. Pero algún día te enamorarás de alguien de verdad y esa mujer te romperá el corazón como tú rompiste el mío –la modelo se secó las lágrimas y estiró su cuerpo–. No vale la pena ni llorar por ti.

Capítulo 14:

–¡Lo hiciste apropósito! –le reprochó Peter mientras los pasos de Natalia desaparecían en la distancia.

Lali ni siquiera se inmutó ante la acusación.

–¿Qué quieres decir?  

La voz de Lali sonaba más dulce de lo que había esperado. Sintió algo extraño al verla con la beba, que ya adoraba, en brazos. Así que dejó de ver a la pequeña y la clavó la mirada en la mujer más irritante que había conocido en su vida.

–Tú provocaste todo lo que acaba de pasar.

–¿Yo? –ella abrió los ojos de par en par–. Solo le dije a esa pobre mujer la verdad.

Tal vez Lali tuviera algo de razón.

Pero todo era culpa de Lali y ella ni siquiera quería quedarse con la beba. Nunca entendería aquella frialdad. Y Lali ya tenía el siguiente paso planeado: buscar una pareja para que adoptara a la niña.

Y eso lo llevaba a pensar otra cosa. Había visto a Lucía Torres esperando el ascensor cuando Natalia y él llegaron. ¿Habría estado allí la asistente social para hablar con Lali de posibles padres?

¿Acaso no se daba cuenta que era una pérdida de tiempo? Él iba a adoptar a la bebé. Lo que Lali no parecía entender era que se trataba de un hombre con recursos e infinita paciencia. Aquellos atributos lo habían convertido en el hombre que era. Quería hacerse cargo de la beba y no dejaría que Lali se saliera con la suya.

–Bueno, ya no tengo esa posible esposa que tú considerabas necesaria, pero sigo teniendo intención de adoptar a la bebé –estaba orgulloso de la carencia de emoción en su voz.

Lali elevó la barbilla en un gesto que ya empezaba a reconocer. Los músculos de Peter se tensaron al instante.

–Estuve revisando informes de parejas que ya han sido investigadas. A ti todavía no te han entrevistado.

Aquello respondía a la pregunta que se había hecho. Lucía había estado allí para hablar de los futuros padres del bebé.

–Entonces tendré que ponerle una solución a eso –afirmó–. Esta bebé lleva la sangre de varias generaciones de Lanzani. No va a salir de mi familia.

–¿Ni siquiera aunque sea mejor para ella?

–Eso tú no lo sabes –miró a la bebé–. Tal vez podrías destinarla a una vida espantosa. ¿Quién sabe lo que pasa de verdad en la intimidad del hogar de una pareja? ¿De verdad quieres arriesgarte?

Aquello calló a Lali, que palideció al instante. Peter se dio cuenta de que había exagerado. Por supuesto, ni él creía su afirmación. Agustín y él habrían estado mejor con una familia adoptiva que viviendo con su madre por orden judicial tras el divorcio. Pero el fin justificaba los medios, así era como había vivido siempre.

Peter desvió la mirada y entonces fue cuando vio la bolsa de viaje de Lali.

–Veo que te vas. ¿Te llevas a la bebé contigo?

Se dijo que no la dejaría ahora que la tenía en brazos. Esperó a escuchar la confirmación que quería oír. Pero ella negó con la cabeza.

–No. Ella irá con una madre de acogida que cuidará de ella hasta que escoja a la familia adecuada.

Dos pensamientos cruzaron por la mente de Peter. Que estaba hecha de hielo y que no entendía por qué no se daba cuenta de que él era la familia adecuada.

Sintió una oleada de rabia y sacó la billetera para buscar la tarjeta que Lucía Torres le había dado el día anterior. Le temblaban las manos por la emoción.

–Eso no va a pasar. Yo me llevo a la bebé a casa conmigo. Llamaré a tu asistente social para decírselo.

–¡No! –gritó Lali–. Si te la llevas haré que te arresten por secuestro.

La niña empezó a llorar. Peter se detuvo sobre sus pasos al escucharla y se giró para mirarlas. Lali la mecía frenéticamente e incluso le susurraba palabras tranquilizadoras.

–Tienes que pensar en ella. No es justo que forme un lazo contigo si se le va a entregar a otra familia –le dijo mirándolo a los ojos.

–Si dejaras de ser tan terca sabrías que tiene que estar conmigo, ser mi hija –soltó Peter, furioso y frustrado en partes iguales.

–¿Y cómo te las arreglarías? Nunca estás en casa. Trabajas sin parar, no lo niegues. Candela me contó que Agustín está siempre agotado.

–Reorganizaré mi agenda.

–¿De verdad crees que eso funcionaría? –Lali lo miró–. Eres un macho alfa, un adicto al éxito. Quedarte en casa con un bebé te volverá loco. No durarías más de dos días.

–¿Qué te hace pensar eso?

–Lo sé porque yo soy igual –Lali dejó caer un poco los hombros pero no bajó a la bebé y le sonrió con tristeza–. La gente como nosotros no está hecha para tener hijos. Llevártela sería un acto de egoísmo. ¿Por qué no ser generoso y darle la oportunidad de ser feliz?

Aquella mujer no sabía de lo que estaba hablando. Ellos dos no eran para nada parecidos. Peter se negó a escuchar lo que ella estaba diciendo.

–¿Y tú crees que no eres egoísta? Estamos a puertas de Navidad. ¿Vas a mandar a la bebé que llevaste nueve meses a una casa de acogida? Pasará su primera navidad como una huérfana. Sola. No lo voy a permitir. Llamaré a Lucía ahora mismo. No me importa cómo lo haga, pero la bebé que tienes en brazos se viene a casa conmigo.

Continuará…