Capítulo 6

Hola, hola de nuevo!!! ¿Cómo les va? acá estoy de nuevo como prometí! ;) Gracias por sus comentarios!!! Me encanta que les encante! Espero disfruten la noche, besos y mañana nos leemos!!!

Twitter: @Caparatodos

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–Entonces, parece que tendré que casarme.

Peter observó con suprema satisfacción cómo Lali abría la boca.

Se había declarado la guerra.

Capítulo 6:

Lali parpadeó varias veces.

–¿Casarte? ¿Tú? ¿Para poder adoptar a la niña? –no se le había ocurrido pensar que el hermano mayor de Agustín la sorprendería. Pensaba tenerlo calado: despiadado, cruel, egoísta. Pero su afirmación la había dejado desconcertada. ¿Para qué quería aquel hombre adoptar un bebé, y encima una niña?

       

–Pero tú no quieres una niña.

Algo en la mirada de Peter cambió.

       

–¿Qué te hace pensar eso?

       

–Te escuché antes de entrar –le dijo–. Preguntaste dónde estaba el niño. Nunca consideraste la posibilidad de que fuera una niña.

       

–Ah –sonrió Peter mostrando los dientes–. Así que eso significa que una niña no sería bien recibida, ¿no?

Lali frunció el ceño al descubrir la burla.

       

–¿Por qué querrías un hijo, cualquier hijo?

Peter se encogió de hombros.

–Tal vez haya llegado el momento –se limitó a decir.

–¿De tener un trofeo? Como para ti son trofeos las modelos con las que sales…

Peter sonrió.

–¿Acaso quieres ser uno de mis trofeos? –le preguntó en tono dulce.

Lali sintió un escalofrío.

–Qué pregunta tan estúpida. No quiero ser el trofeo de ningún hombre –no estaba dispuesta a dejarse arrastrar por su juego. Lo miró con frialdad y luego deslizó la mirada por su cuerpo antes de volver a mirarlo a la cara con gesto despectivo–. Además, no eres mi tipo.

Peter se rio abiertamente.

–Eso no es un insulto. Por lo que yo he visto, ningún hombre es tu tipo.

La idea de que la hubiera estado observando y se hubiera dado cuenta de su carencia de relaciones amorosas le provocó un escalofrío en la espalda. Se negó a pensar en ello y se centró en la bomba que acababa de soltar.

–No puedes adoptar a la niña, ya te lo he dicho. No estás casado.

–Eso es muy anticuado –se inclinó hacia ella–. Nunca esperé tal tradicionalismo por tu parte, Lali.

Su cercanía resultaba asfixiante.

–Todo el mundo sabe que eres adicto al trabajo. Nunca estás en casa.

Al escuchar aquellas palabras, Peter levantó la barbilla.

–Encontraré tiempo.

Claro. Algún momento entre su horario de trabajo de veinticuatro horas y su ajetreada vida nocturna. Estaba claro que aquel hombre no dormía. Lali conocía a los de su tipo, los había visto antes. Hombres poderosos que trataban a las mujeres como juguetes. Hombres que tenían a sus mujeres en casa, atadas con diamantes y vida doméstica, antes de quitarles todo, incluido el respeto hacia sí mismas en cuanto veían a otra que les gustaba.

–Claro que sí.

–Me voy a hacer cargo de ella, maldita sea.

Como si la niña hubiera percibido su insistencia soltó un sollozo y se estiró. El nudo que Lali tenía en el estómago se hizo más tenso, pero por suerte la niña no se despertó. Pero al menos sirvió para que se librara de Peter, que se acercó a la cuna y se quedó mirando a la bebé.

–El dinero no equivale a la dedicación –le soltó Lali.

Peter se dio la vuelta.

–¿Cómo se llama?

–Todavía no tiene nombre –Lali no tenía intención de elegir un nombre. No quería involucrarse emocionalmente con la niña.

–¿Candela no escogió ninguno?

–Ninguno definitivo.

A Lali también la había sorprendido. Candela había pasado semanas mirando libros y páginas web para inspirarse. Pero nunca llegó siquiera a hacer una lista. Ahora Lali entendía la razón: Candela tenía dudas sobre su maternidad. Escoger un nombre la hubiera atado a la niña.

–Puedo preguntarle a Candela si hay alguno que le guste en particular –dijo Lali para librarse de aquella mirada crítica e inquietante.

Peter no alejó la mirada.

Lali se limitó a quedarse mirándolo sin decir nada y deseó que se fuera llevándose consigo sus ojos inquisitivos.

–¿Por qué no le preguntas a Agustín cómo tenían pensado llamar a la niña? –que fuera a acosar a su hermano. Ella ya había tenido suficiente–. En cualquier caso, sus nuevos padres le escogerán un nombre. Y ahora, si no te importa, ha sido un día muy largo. Estoy cansada.

La bebé eligió aquel momento para despertarse. Al escuchar su agudo y largo llanto, Peter la tomó en brazos y se acercó a la cama.

El pánico se apoderó de Lali.

–¡Llama a la enfermera! Debe de tener hambre. Llama a la enfermera para que traiga un biberón.

Peter se detuvo en seco.

–¿Las enfermeras la alimentan con biberón?

Lali tragó saliva.

–Sí.

Los ojos de Peter la miraron primero sin poder creer lo que escuchaba y luego con desprecio. Le dio a la bebé.

–Bueno, al menos puedes sostenerla mientras voy a buscar a una enfermera para que haga el trabajo que deberías hacer tú.

–No es mi hija… –Lali se quedó sin voz mientras él salía de la habitación dejándola con la bebé en brazos.

Continuará…