Capítulo 19

Hola, chicas!!!! ¿Cómo están? ¿Cómo las trató el día? Espero que todo bien y ya esperando el finde como yo jajajaja primera semana de clases y ya estoy agotada! Gracias por sus comentarios, son DEMASIADO lindas!!! Gracias :D Besos y hasta mañana!

Twitter: @Caparatodos

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Había cambiado de tema. Peter apretó los labios. ¿Acaso esperaba otra cosa? ¿Tan difícil le resultaba a Lali aceptar un halago? Cada vez sentía más curiosidad por aquella mujer a la que dos semanas atrás ni se habría parado a mirar.

Capítulo 19:

–Son rojas. Van a quedar lindas con árbol –murmuró ella.

–Mi abuela tenía una colección de bolas de cristal antiguas.

Aquello despertó el interés de Lali.

–¿Tu abuela sigue viva?

Peter sacudió la cabeza.

–Por desgracia no. Murió hace dos meses. La extraño mucho, era una mujer muy cariñosa –a diferencia de su hija, la mamá de Peter. Pero no tenía intención de sacar temas pasados.

Alejó la mirada y colgó la última bola antes de dar un paso atrás para ver sus esfuerzos.

–No está mal –aseguró–. Prendamos la luz.

–Falta una cosa más –Lali abrió un paquete en el que había una figura envuelta en papel de seda–. Lo compré por Internet. Pero es aún más bonito de lo que pensé –le puso el ángel a Peter en las manos–. Está hecho a mano, ¿qué te parece?

–Es precioso –murmuró él antes de colocar la figura en la punta árbol.

No pudo evitar pensar que en unos años sería Paz la que pondría el ángel en la punta del árbol. Pero Paz no estaría allí si Lali se salía con la suya.

Verde. Amarillo. Rojo. El juego de luces que paseaba frente a sus ojos no dejaba entrever el significado de la expresión de Peter.

–¿Te gustaría ver los informes de los posibles padres que me trajo Lucía? –dijo Lali tras vacilar un instante.

Al instante se arrepintió de haberlo insinuado. Peter frunció el ceño. Debía haberse vuelto loca al pensar que podrían hacer aquello sin llegar a los golpes. Eran polos opuestos. Nunca estarían de acuerdo en nada.

Pero antes de que pudiera retractarse sobre la sugerencia, la cara de Peter se iluminó.

–¡Sí, claro! Tal vez pueda hacerte entrar en razón –se dejó caer en el sillón, estiró las piernas y cruzó los brazos en la nuca. Parecía muy seguro de sí mismo. Con el pantalón, la camisa blanca y el pelo revuelto, era como si se sintiera en su casa.

Pero lo cierto era que si Peter veía lo que aquellas familias tenían que ofrecerle a la niña, podría pensarse dos veces su egoísta idea de quedarse con ella. Cargada de optimismo, Lali agarró de la mesa del comedor los informes que Lucía le había llevado y se sentó al lado de Peter. Abrió la primera carpeta.

–Esta es la parte más difícil para mí –afirmó–. La foto de la pareja. Mira sus ojos. Quieren al bebé. Quieren a Paz–. Vio que Peter no decía nada– Es lo mismo en cada perfil. Siempre tengo que superar el sentimiento de culpa antes de pasar a la siguiente página. Por si no resultan elegidos –se explicó antes de pasar una página. Y otra. Y otra. Hasta que llegó al final–. Esta pareja tiene dos hijos. Viven en un departamento. Pero me gustaría que Paz tuviera una hermana mayor y una casa con jardín. Los niños necesitan espacio. Y la madre y el padre trabajan fuera. No sé, tal vez ganen dinero, pero, ¿podrán darle a Paz toda la atención que se merece?

Peter sacudió la cabeza.

Lali dejó la carpeta a un lado y agarró la otra. Se reclinó hacia atrás y se dio cuenta de que Peter tenía ahora el brazo apoyado en el respaldo, lo que hacía que estuvieran más cerca. Sintió escalofríos. Abrió rápidamente la carpeta y se centró en la primera foto. Esta vez la decisión fue sencilla. No. La familia no era adecuada. Pero el siguiente perfil fue mucho más duro. La familia parecía cumplir todas las exigencias de Lali, y sin embargo no se sentía en absoluto entusiasmada.

–Parecen adecuados. Y tienen una hija –trató de fingir alegría mientras pasaba las páginas–, un jardín y dos perros.

–Tiene los labios muy apretados. Y la sonrisa forzada –aseguró Peter señalando la foto de la madre con el dedo de la mano que no tenía apoyada en el respaldo del sofá.

Lali no podía respirar. Se sentía acorralada. Apartó la vista, la bajó… y se centró en la foto que tenía delante. La niña no sonreía.

Sintió que se le encogía el corazón.

En cuanto Peter sacó el brazo de detrás de ella, la mezcla de emoción y temor que le aleteaba en el estómago como una mariposa enjaulada se calmó. Vio cómo Peter agarraba las dos carpetas anteriores, las abría y señalaba con el dedo las fotos familiares.

–En estas dos los padres se tocan.

Lali se fijó mejor. Era cierto. Volvió a mirar la tercera foto de la carpeta que todavía tenía abierta sobre las piernas. Los padres estaban sentados lejos el uno del otro, con un espacio entre ambos. A pesar de las sonrisas, no parecían especialmente felices.

–Tal vez sea por la presión. Saben lo importante que es esto.

–Con mayor razón deberían intentar ofrecer una imagen de felicidad.

Lali quería decirle que estaba siendo caradura, que estaba simplificando la cuestión. Pero cuando volvió a mirar las tres caras de la foto se dio cuenta de que no transmitían ni alegría ni calor.

Cerró la carpeta y tomó una decisión. No iba a permitir que Paz se fuera con aquella familia.

–Tal vez sea gente maravillosa. Tal vez tuvieran un mal día cuando se hicieron la foto. Pero no.

Una sonrisa iluminó el rostro de Peter.

Lali se quedó paralizada. ¿A que venía aquel brillo triunfal? ¿Acaso estaba siendo manipulada por un experto en la materia? Peter sería el primer beneficiado si ella rechazaba a todas las familias.

Continuará…