Capítulo 35

Hola, hola!!!! ¿Qué tal? Ya terminando la semana, listas para descansar y disfrutar los días libres? Espero que sí, y que todo vaya bien por ahí! Gracias por sus comentarios, por animarse a leer y sumergirse una vez más en una nove del blog! Son MARAVILLOSAS y soy feliz de que sean lectoras! Gracias por tanto, chicas!!!!!!! Me llenan de mimos con sus comentarios y me hacen feliz con sus locuras jajajaja Un beso enorme y ahora sí, el último capítulo de “Dame Razones” #Enjoy ;)

P.D.: La canción del capítulo de ayer era "Just give me a reason" de Pink y la de hoy "Sentirme Vivo" de Gianmarco

Twitter: @Caparatodos

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¿Podría arriesgarse a revelarle su sueño? ¿Y si la ridiculizaba? ¿Y si la rechazaba?

Capítulo 35:

–Deja que te cuente lo que yo nunca me atreví a soñar –dijo Peter entonces–. Nunca pensé que algún día tendría una familia. La mía fue un desastre. Mis papás tenían una relación disfuncional y cuando mi madre se marchó nos utilizó a Agustín y a mí para conseguir lo que quería: apoyo financiero mientras ella se divertía con su nuevo amante.

Lali tendría que haberlo imaginado. Las señales estaban ahí.

–¿Tu madre consiguió la custodia? –le preguntó con dulzura.

Peter asintió con tristeza.

–Nos alejó de mi padre y nos llevó a otro lugar. Hasta que decidió que quería volver a sentirse joven y se fue con su amante. Mi padre vino a buscarnos, fue la primera vez que lo vi en tres años. Ella había contado un montón de mentiras en el tribunal que habían impedido que nos viera.

–Lo siento –Lali rodeó con sus brazos a aquel hombre fuerte y lo besó en la mejilla.

Peter apoyó la cara en la hendidura que se le formaba entre el cuello y el hombro y le dijo en voz baja:

–Nunca quise casarme. No quería arriesgarme a que mi hijo pasara por lo mismo que yo. No quería darle a ninguna mujer ese poder sobre mí.

Lali trató de asimilar lo que le estaba diciendo. Le había pedido a ella que se casara con él. Entonces, ¿se estaba arrepintiendo? Seguramente. Supo lo que tenía que hacer. Dejarle libre.

Entonces, dejó caer los brazos.

–Y voy yo y les digo a nuestros hermanos que nos vamos a casar. Le diré a Candela que fue todo un error.

–¡No! –Peter levantó la cabeza–. No me entiendes, Lali. Quiero casarme contigo. Ese es el sueño que nunca me atrevía a soñar. Te amo.

A Lali se le llenaron los ojos de lágrimas.

–¡Hey! no quería hacerte llorar.

Eso hizo que ella sonriera a través de las lágrimas.

–Lo siento, normalmente no lloro tanto. Pero son lágrimas de alivio. Y de felicidad. Porque yo también te amo.

Al escuchar aquellas palabras, Peter la abrazó fuerte y la apretó contra su corazón.

         

–¿Eres feliz?

Lali giró la cabeza y le sonrió a su prometido. El brazo de Peter descansaba en su cintura mientras observaban el maravilloso paisaje desde la terraza de la casa de sus sueños.

–Estoy flotando en las nubes. La vida no podría ser mejor.

La compra de la casa ya se había formalizado. En unos días se mudarían.

Todo estaba saliendo bien.

Lali miró el cochecito que tenían al lado, en el que Paz dormía plácidamente. Por el momento. En los próximos años Paz correría por los jardines, se subiría a los árboles y jugaría en el columpio que Peter tenía pensado construir. Tal vez tendría una hermana pequeña. Y quizás un hermano también.

Peter le agarró la barbilla y el pulso se le aceleró al instante. Él inclinó la cabeza y le depositó un suave beso en los labios.

–¿Alguna vez imaginaste que esto podría pasar entre nosotros? –le preguntó Lali cuando volvió a levantar la cabeza

–Te voy a contar un secreto –confesó Peter–. Creía que eras un témpano de hielo. No pensé que existiera un hombre capaz de derretirte.

–Eso no es ningún secreto –Lali se rio–. Sabía que pensabas eso de mí. Pero una vez me dijiste que no podías resistirte a los desafíos. ¿Es así como me veías? ¿Suponía un reto para ti descongelarme?

–Nunca se me pasó por la cabeza. Tengo que decir que estaba absolutamente ciego, porque eres la mujer más cálida y apasionada que he conocido –le deslizó un dedo por el labio inferior.

Lali sonrió.

–Y bueno, yo pensaba que tú eras un bravucón, que controlabas todos los aspectos de la vida de tu hermano y que por eso él era tan irresponsable.

Peter se dio la vuelta y se apoyó contra la baranda. Le puso las manos en la cintura y la acercó hacia él.

–¿Qué puedo decir? Lo reconozco, lo he sacado de muchos problemas.

–Yo hice lo mismo con Cande. Era más fácil arreglar sus metidas de pata que dejar que aprendiera de ellas –sonrió Lali–. Al menos no cometeremos ese error con Paz.

–Sin duda cometeremos otros.

Lali levantó la cabeza y lo miró horrorizada.

–Dios, espero que no.

–Pero no te preocupes. Sé que tiene cosquillas en los pies, igual que su mamá.

–¿Desde cuándo sabes eso?

Peter hizo una breve pausa.

–Te diré otra cosa que sé. La noche que descubrí que Paz tenía cosquillas escuché cómo le prometías a nuestra hija que le encontrarías la mejor mamá del mundo. Y si quieres saber mi opinión, creo que cumpliste tu promesa.

A Lali se le paró el corazón.

–Eso es lo más hermoso que me has dicho nunca.

–Y es totalmente cierto. Ven acá, futura esposa. Déjame demostrarte, otra vez, lo mucho que te amo.

Esta vez, cuando la boca de Peter se cerró sobre la suya no se apuró en ponerle fin al beso.

FIN J