Capítulo 22

Hola, hola!!!!! ¿Cómo les va? Espero que disfrutando el domingo y recargando las pilas para la semana! FELIZ DIA DEL NIÑO a todas!!!! Porque, aunque quizás ya no lo seamos físicamente, mientras que no perdamos la inocencia, nuestras ganas de vivir, de ser felices; no hay quien nos pueda quitar ese niño que habita dentro nuestro!!! Así que aférrense a él y no lo dejen ir nunca! Hasta mañana, chicuelas!!!! Las quiero ;) un beso enorme y empiecen la semana como se debe… CON TUTTI!

♫ Haz que tu cuento valga la pena
Haz de tus sueños la ilusión
Y que se asome la primavera
En las calles de tu corazón

Haz que tu ángel nunca se vaya
Que cuide el niño que hay en vos
Y cuando crezcas nunca lo pierdes
Porque perderás tu corazón ♫

Twitter: @Caparatodos

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Unos minutos más tarde, cuando Lali escuchó cómo se cerraba suavemente la puerta, se dio cuenta de que se había quedado sin saber qué quería pedirle Peter.

Capítulo 22:

Peter no estaba seguro de cómo lo iban a recibir cuando tocó el timbre de Lali el domingo por la mañana. Así que cuando finalmente ella abrió la puerta y el cálido sol de verano iluminó la cara de Lali, experimentó una extraña oleada de alegría.

–El viernes por la noche no llegaste a pedirme lo que querías. Supongo que por eso has venido hoy. ¿O viniste a ver a Paz?

Peter decidió no refugiarse en medias verdades.

–Quería pedirte que me acompañaras a ver la casa que estoy pensando comprar –dijo sin vueltas.

No sabía lo que Lali esperaba, pero estaba claro que no era eso.

–¿Vas a comprar una casa?

Él asintió. Más que una casa, un hogar. Para él… y para Paz.

–Ya va siendo hora. El ático no ha sido más que un lugar donde dormir tras un largo día de trabajo. Quiero una casa con jardín. Y me gustaría conocer la opinión de una mujer sobre el sitio que he visto.

Lali apoyó el brazo en el marco de la puerta, bloqueándole la entrada.

–¿Y por qué no se lo pides a Natalia?

Él la miró con recelo.

–¿De verdad piensas que Natalia va a querer ir conmigo a ver casas después de la humillación de nuestro último encuentro? No la he vuelto a ver desde ese día.

Lali vaciló.

–Supongo que podría acompañarte. Ahora sería un buen momento. Tengo que preparar una reunión para el lunes. Si me das unos minutos, iré contigo. Paz está durmiendo la siesta, le voy avisar a Mariela de que nos vamos. Entra –se movió de la puerta para dejarlo pasar y le sonrió–. No me demoro.

Peter siguió a Lali al interior de la casa y se dijo que todo iba a salir bien. El sol de la mañana, la sonrisa de Lali, la cercanía de la navidad. Todo marchaba bien.

Le daba la impresión de que Lali empezaba a ablandarse.

         

         

Lali contuvo la respiración. Situada entre amplios jardines, la casa no era una estructura de millones de dólares compuesta de una serie de cajas posmodernas, era un auténtico hogar. Con amplios jardines y enormes árboles, estaba hecha para una familia, no para un soltero con mucho dinero.

Peter se quitó el cinturón de seguridad y se giró para mirarla.

–Me gusta la energía de esta casa. ¿Qué te parece?

¿Qué le iba a parecer? Le encantaba. Pero le costaba trabajo imaginarse a Peter viviendo solo ahí.

–Me parece… grande.

–Tres pisos, estacionamiento para media docena de autos, varios espacios de descanso, una sala de cine, piscina interior climatizada, cuartos de servicio… y seis dormitorios –recitó–. Pero no es eso lo que me interesa –salió del auto deportivo y lo rodeó para abrirle la puerta–.Ven.

Lali lo siguió por el camino que llevaba a la casa. No sabía qué pensar. ¿Por qué estaba Peter considerando comprar una casa así? A menos que fuera por Paz. Lali no estaba preparada para asumir lo que aquello implicaría, pero quedaba claro: Peter no tenía intención de desaparecer de la vida de la niña.

Peter estaba mirando uno de los grandes árboles del jardín, con sus ramas bajas complementadas por flores rojas.

–Este es el lugar perfecto para poner un columpio –sonrió–. A Paz le encantaría.

Así que no estaba equivocada.

–Entremos –sugirió Lali con brusquedad.

La corredora los esperaba en la puerta blanca de entrada. Era una mujer bien vestida, de pelo oscuro y mirada inteligente.

–¿Señora Lanzani?

–No –Lali se sonrojó. No debería estar allí. Estaba empezando a sentirse una embustera–. No soy su esposa.

Para su alivio, la mujer no preguntó nada más.

–Tal vez debería dejarlos solos para que miren un poco el lugar. Después hablaremos.

–Perfecto –Peter sonrió–. Luego nos vemos.

Lali apresuró el paso para seguir los largos pasos de Peter.

         

         

–¡Wow!

Peter se detuvo al escuchar la exclamación de Lali. Estaba en medio de la sala mirando por las mamparas que daban a la terraza con su fondo de jardines. Más allá estaba el rio.

–Se podría vivir todo el verano en esta terraza –murmuró ella hipnotizada. Luego señaló hacia la chimenea que estaba al fondo–. Pero en invierno el fuego hará que uno esté muy a gusto dentro.

–También hay una cocina y un comedor para invitados al otro lado del muro divisorio –comentó Peter–. Abajo están la sala de cine y el almacén. Pero ven que te enseño el piso de arriba –quería conocer su opinión sobre el dormitorio y la sala de juegos donde Paz pasaría la mayor parte del tiempo–. Aquí es. ¿Qué te parece? –guio a Lali a la segunda habitación.

Ella examinó el dormitorio desde la entrada y se fijó en la brillante luz del sol que se filtraba a través de las ventanas en forma de arco.

–Pero este no es tu cuarto, es el de… –se quedó sin voz. El cuarto estaba decorado en tonos crema y azul pálido. Sobre la cama de hierro blanco había una colección de peluches–. Esta es la habitación de Paz, ¿no es así?

Peter se colocó delante de ella.

–Sí. ¿Te gusta?

Lali se encogió de hombros, impotente.

–¿Qué puedo decir? Es perfecta.

Durante un instante estuvieron en perfecta armonía, sin asomo de la animadversión que había entre ellos desde que se conocieron. Peter contuvo el aliento, reacio a decir algo que pudiera romper aquel instante de armonía. Transcurrieron los segundos y ambos se quedaron allí bajo la cálida luz del sol que Peter quería convertir en su hogar.

En su pecho comenzó a nacer la esperanza. Lali estaba empezando a ver las cosas como él…

Finalmente se movió. Ella cerró los ojos.

–¿Lali?

Continuará…