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¿Lo
había dicho en voz alta? De ser así, tendría que salir a pegarse un tiro. Miró
a su alrededor con frenesí.
Capítulo 31:
A
lo mejor no lo había dicho en alto, porque nadie lo miraba atónito y asqueado.
Todos le miraban con cara de expectación. ¿De qué habían estado hablando?
Parecía una pregunta de sí o no, así que Lanzani intentó responder; tenía un
cincuenta por ciento de posibilidades de no equivocarse.
—Sí
—dijo.
Rafael
alzó el puño en el aire.
—¡Sííííííííí!
Pablo
parecía satisfecho y Lali sonreía. Lanzani se preguntó si acabaría de aceptar
algo irrevocable, como entregar Doble C a algún tipo de culto.
De
todas formas, no podía ser nada de gran importancia porque todo el mundo seguía
sentado a la mesa, comiendo y sonriendo. La comida estaba deliciosa y se
comieron hasta la última miga. No quedaba nada cuando Lali se levantó de su
asiento.
—Deja
eso —dijo Peter de pronto al ver que se disponía a recoger los platos—. Ya
hiciste más que suficiente. Los chicos se ocuparán de esto.
—Está
bien. —Se sacudió las manos—. Me alegro de que se hayan arreglado las cosas
entre ustedes.
¿Arreglar
las cosas? Peter y Pablo se miraron sin comprender.
—¿Arreglar
qué? —preguntó Peter.
Lali
puso los ojos en blanco, exasperada.
—Bueno,
no me gustaría abrir viejas heridas pero hace un rato se estaban golpeando el
uno al otro.
—Ah,
eso —dijo Peter encogiéndose de hombros—. No era nada.
—Sólo
estábamos relajándonos un poco —asintió Pablo.
—¡Ah,
bueno! —Lali sacudió la cabeza—. Cuando quiero relajarme hago algo tranquilo,
como hablar con alguien o leer un buen libro; no me dedico a dar golpes a nadie
en la cabeza. Por cierto, hablando de eso... —Se giró hacia Peter—: Tengo que
hacerte una pregunta.
—¿Sobre
golpear a alguien en la cabeza? —Peter estaba atónito; pensaba que no le
gustaba la violencia.
—No,
sobre leer. —Se llevó la mano a la barbilla y lo miró con aquellos enormes ojos
miel—. Tengo que pedirte algo.
—Lo
que quieras —respondió Peter inmediatamente, luego vio que Pablo sonreía de
oreja a oreja y movía la cabeza de uno a otro. Por desgracia, Pablo no estaba
lo suficientemente cerca como para llevarse una patada por debajo de la mesa—.
Te lo debemos —añadió, mirando a Pablo deliberadamente.
—Tus
libros —dijo Lali.
—¿Mis
qué? —preguntó Peter, sorprendido.
—Libros
—suspiró—. No hay ningún sitio en Fiambalá donde comprar libros y he visto que
tienes un montón. ¿De dónde los has sacado?
—El
Puesto —dijo, y vio la mueca que ponía—. ¿Pasa algo? ¿Has estado en El Puesto?
—Bueno...
—Lali suspiró—. Sí y no. Era el primer fin de semana que pasaba aquí y pensé
que me vendría bien salir a... explorar un poco. —Cerró los ojos y se
estremeció—. Y alguien me dijo que El Puesto era un pueblo agradable y que
estaba aquí al lado, me indicaron que siguiera una carretera interminable y
manejé, y manejé sin saber muy bien si iba en la buena dirección... —Abrió los
ojos y miró a Peter—. ¿Sabías que no hay señales que indiquen cómo llegar a El
Puesto?
—Es
posible —respondió Peter con calma—. Cualquiera que haya nacido en Fiambalá se
sabe el camino a El Puesto con los ojos cerrados.
—Bueno,
yo no nací aquí y no puedo. —Lali tragó saliva—. Así que, tal y como iba
diciendo, seguí y seguí por la carretera desértica y, la verdad, aquello era
como ir a la conchinchina; además, cada tanto había un cruce de caminos y como
no tenía ni idea de dónde estaba y estaba todo tan... vacío. Mi auto es viejo,
así que no paraba de pensar que si se malograba me quedaría allí tirada para
siempre, y que nevaría y me moriría congelada y no encontrarían mi cuerpo hasta
la primavera siguiente. Para cuando divisé un par de casas y vi el cartel de
«Bienvenidos a El Puesto» ya era de noche y estaba tan empapada de sudor que me
di la vuelta y manejé hasta llegar a casa. —Miró a Peter con pesar—. ¿La
librería es buena?
—Está
bien. —Peter se bebió el café—. Roberto tiene una buena selección de libros, y
si estás buscando un libro que no tengan allí, te lo puede pedir. En una semana
más o menos lo tienes. —Peter se levantó—. Se está haciendo tarde y ya te hemos
hecho perder suficiente tiempo. Te llevaré de vuelta. Eeh... por cierto,
¿quieres venir conmigo a El Puesto el sábado que viene? Tengo cosas que hacer
allá.
—¿De
verdad? —Se animó de inmediato. Oh, Dios, sólo con pensar en que estaría una
hora en una librería...
—¿De
verdad? —preguntó Pablo—. Pensé que íbamos a ir a... —Luego vio la mirada de
Peter y se dio un golpe en la cabeza; algo que a Peter le habría gustado hacer,
sólo que con más fuerza—. Ah, es verdad. Tienes que... que ocuparte de eso tan
importante. Cieeerto. Ve a El Puesto el sábado y quédate todo el tiempo que
quieras. —Pablo le guiñó un ojo—. La noche entera, si es necesario.
Peter
agarró a Lali del codo y se dijo que cuando volviera tenía que acordarse de
darle a Pablo un par de lecciones de discreción.
Con
una sartén.
Que pedagógico Peter! jajaja
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
Esta que no daa más! Me encanta más!!
ResponderEliminardarle a pablo un par de lecciones de discrecion.Con una sarten jajaja eso me mato!
ResponderEliminarJajajajaja me encanta lo bien que disimula Pablo XD ya estoy deseando saber que pasa el sabado ;)
ResponderEliminarBesos, Fatima
espero que no esperen al sábado, aunque me da a mi que no van a aguantar hasta el sabado para que pase algo entre ellos... Pablo es el rey de la discreción, Lali no se dio cuenta de nada jajajajajja
ResponderEliminar" lecciones de discreción.Con una sartén." jajajaj como rei con eso muy buen capi
ResponderEliminarME ENCANTAAA
ResponderEliminarmaass ❤️❤️
Jajjajaja,un buen sartenazo .Lo bueno, es k primero tiene k llevarla a casa
ResponderEliminarPeter esta perdido y Pablo se esta divirtiendo de verlo loco! JAJA
ResponderEliminarcreo que peter tiene que darse una ducha larga con agua muy fría, esta a full! y Pablo es super discreto, Peter anda solo pensando en eso, amo las partes laliter :)
ResponderEliminarAmo amo amo amo tu nove!
ATT:Alexa @alexalilianvr