Capítulo 8

Hola, hola!!!! ¿Cómo las trata el sábado? Espero que todo bien por sus lares!!!!! :D Gracias por comentar, leer y engancharse con la nove!!! Besos y mañana nos leemos de nuevo!

P.D.: Les recomiendo la nove de http://www.allyouneedislaliter.blogspot.com.ar/ recién empieza y está buenísima!!!!

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Aliviado, Peter lo siguió con su propio cargamento de cosas. Lo único que no quería hacer antes de pasar una noche con Lali en la misma habitación era analizar en exceso sus propios sentimientos. 

Capítulo 8:

         

—¿Y bien? —les preguntó Majo a sus hijos en cuanto Roberto y Peter salieron de la habitación—. ¿Qué les parece su cuñado? ¿No les dije que era un gran chico?

Lali suspiró y le dedicó una mirada crítica a su madre. No había necesidad de seguirles mintiendo.

—Parece buena gente —dijo Salvador, encogiéndose de hombros, sin levantar la vista de la pantalla—. Mejor de lo que esperaba.

¿Qué significaba eso? Lali no tuvo tiempo de pedir explicaciones.

—En cambio, a mí me ha parecido un poco arrogante —dijo Julián—. Que sea arquitecto o lo que sea no lo hace mejor que nosotros.

—Peter no es arquitecto. Es paisajista. Y tiene mucho talento —dijo Lali.

Salvador miró a su madre.

—A mí también me dijiste que era arquitecto.

Majo dejó escapar un suspiro y, durante unos segundos, Lali creyó que su madre iba a decir toda la verdad.

—Fue mi error —miró a Lali con una expresión apenada—. Cuando Lali me dijo que Paulo, quiero decir Peter, era paisajista, yo pensé que quería decir arquitecto. Qué tonta soy.

Todos asintieron sin más.

—Me hubiera dado cuenta antes de mi error si mi hija hubiera encontrado tiempo para llamarme, o mejor, si hubiera venido a vernos de vez en cuando.

Los dos chicos la miraron con cara de pocos amigos. Lali frunció el ceño. De repente, todo era su culpa. ¿Cómo era posible que María José siguiera saliéndose con la suya siempre?

—Mira —dijo con firmeza—. Hay algo que tienes que…

—¿Entonces te casaste con un jardinero y no con un arquitecto? —dijo Julián, asintiendo con satisfacción, como si por fin hubiera encontrado la respuesta que buscaba—. Eso tiene mucho más sentido.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Bueno, simplemente me pareció raro que te hubieras casado con un arquitecto de éxito y que siguieras trabajando, en vez de quedarte en casa con tu hija. Pensé que mamá había exagerado un poco acerca del éxito económico de tu esposo, pero ahora lo entiendo todo.

—¿Qué es lo que entiendes? —preguntó Lali, mirándolo fijamente.

—Lo que dice es que probablemente estés manteniéndolo mientras él juega a ser paisajista —dijo Salvador, bajando la mirada hacia su aparato electrónico.

Lali contuvo el aliento, pero no tuvo tiempo de responder algo a la altura de las circunstancias.

—Supuse que tenía que haber algo que lo retuviera. Ganas bastante dinero como terapeuta, ¿no?

Lali tuvo que morderse la lengua para no decir cosas que su hija no debía escuchar. Se recordó a sí misma que Julián, a sus veinticuatro años, acababa de pasar por un divorcio bastante desagradable y que todavía debía de estar bastante resentido. Siguiendo el ejemplo de su madre, se había casado en un arrebato de amor. Como era de esperar, aquello no duró mucho tiempo y terminó de forma explosiva. La abuela Riera no les había ofrecido el anillo.

—Trabajo porque me gusta mi profesión. Y soy buena en lo que hago. Y en cuanto a Peter, tiene una maestría en horticultura urbana y en diseño de paisajes, y el negocio que tiene con su socio va muy bien. Tienen mucha demanda, y ya se han ganado una reputación muy buena en las zonas comerciales y residenciales. Estoy muy orgullosa de lo que han logrado en tan poco tiempo.

—¡Epa! Muchas gracias, amor. Yo también estoy muy orgulloso de ti.

Al escuchar la voz de Peter, Lali miró hacia atrás con una sonrisa nerviosa.

—Ya sacamos todo de la maletera —dijo él—. ¿Te falta algo?

—No. Eso es todo. Gracias.

Valentina empezaba a inquietarse en ese momento. Se mordía el puño. Era la oportunidad perfecta para escapar.

—Si me disculpan, tengo que darle de comer a Valen. Peter, ¿podrías traerme su bolso?

Señaló el enorme bolso de flores que estaba en el suelo junto al bolso de pañales. Era perfectamente capaz de llevar a su hija junto con los bolsos, pero no quería dejar solo a Peter con esa jauría.

—Claro.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Majo, sin mucho entusiasmo.

Lali negó con la cabeza.

La cocina, blanca y amarilla, estaba al fondo de la casa. Tenía una enorme ventana que daba a un jardín bastante amplio, también lleno de flores. Lali se fijó bien en todos los detalles y entonces se volteó para mirar a Peter con una sonrisa.

—Respira hondo —le aconsejó él.

Ella llenó los pulmones y soltó el aire lentamente, pero no le sirvió para aliviar la tensión.

—Estaba pensando que mis hermanos no se merecen saber la verdad —dijo en voz baja—. Son unos idiotas.

—Parecías molesta cuando entré. Te agradezco todo lo que dijiste, pero no tienes por qué defenderme de tus hermanos. Yo sé hacerlo solito.

—Lo sé. Pero es que me molestó muchísimo —balanceando a Valentina sobre su cadera izquierda, calentó la comida de la pequeña en el microondas y llenó una tacita de leche fría.

A como dé lugar, Valentina trataba de alcanzar la taza. Lali se sentó en la mesa y apoyó a la pequeña en una rodilla.

—No tienen excusa para ser tan maleducados contigo.

Continuará…