Capítulo 77

Holillas!!! Cómo las trató el día?! Y el viernes llego! Que lo disfruten y empiecen un muy buen fin de semana ;) el primero del año jajaja Besos y gracias por sus comentarios! Las fotos de ayer eran de Cuando me sonreís, versión Internacional! Hasta mañana y les recomiendo que pasen por la nove de Inma (http://mirincon-inma.blogspot.com/) no saben lo que se viene!!!!! :P

Twitter: @Caparatodos

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Por primera vez se alegraba de que Fiorella no estuviera en casa y que aún tardara unos días en llegar. Mientras Sebastián le colocaba el medallón alrededor del cuello, sonrió al pensar en cómo iban a disfrutar de ese tiempo para ellos solos.

Capítulo 77:

Aunque se había comprometido a acompañar a Peter, Lali no estaba muy segura de que fuera buena idea asistir a la cena en casa de sus padres. Y Peter tampoco parecía muy convencido, lo cual aumentaba la preocupación de Lali. Aquella noche podía resultar un desastre total.

—Esto es una mala idea —dijo mientras Peter estacionaba el auto delante de la casa. No confiaba plenamente en la tregua que había firmado con su padre. Y su madre era demasiado impredecible.

—¿Y recién ahora te pones a pensar en eso? —le preguntó él en tono fatídico.

—Podrías ir tú solo —sugirió ella.

—¿Y qué harás tú mientras tanto? ¿Esconderte entre los árboles?

—Podrías dejarme en un restaurante y recogerme después.

—Ni hablar. Mis papás te están esperando. Y además, es parte de nuestro trato, ¿te acuerdas? Yo intentaba disfrutar de la navidad y tú intentabas llevarte bien con mis padres.

—Lo que sea —murmuró ella, sintiendo como aumentaba su temor con cada paso que daba hacia la puerta.

Era una noche excesivamente calurosa para aquella época del año, y por las puertas y ventanas abiertas se oían las risas y la música de la fiesta.

—¡Ya era hora! —exclamó la madre de Peter—. Creía que te habías olvidado el camino a casa —frunció el ceño al ver a Lali, pero su saludo fue lo suficientemente cortés.

—Muchas gracias por invitarme —dijo Lali, aunque la señora Lanzani seguía mirándola como si se hubiera tragado un limón.

—Peter, ve a buscar a tu padre para decirle que estás aquí. Quiere presentarte a una persona.

—Está bien —respondió él, y se disponía a agarrar a Lali de la mano cuando su madre se interpuso entre ellos.

—Lali puede quedarse conmigo. Le presentaré a los invitados, aunque imagino que ya debe de conocer a unos cuantos, ya que son clientas habituales de Ce’Bella.

Peter se puso inmediatamente rígido.

—Mamá, si has hecho algo para que Lali se sienta incómoda…

—Es una invitada —lo interrumpió su madre—. Los Lanzani no avergüenzan a sus invitados.

Él la miró con recelo, pero asintió y se alejó. Lali se quedó horrorizada, pero como no tenía otra elección, dibujó una sonrisa en su rostro y adoptó la mejor actitud posible.

—La decoración es preciosa, señora Lanzani. Seguro que ha estado semanas preparándola.

No era para menos. La decoración representaba el tema del Cascanueces, y toda la sala relucía con el parpadeo de luces multicolores. El aire estaba impregnado con la fragancia de las hojas de los árboles, aunque Peter le había dicho que las ramas eran artificiales, y había cientos de figuras de cascanueces en el árbol, en la repisa de la chimenea y dos figuras de tamaño natural junto a la puerta. También estaba el Hada de Azúcar, con sus cintas rosas, moradas y plateadas entrelazadas con ramas verdes y acompañadas por miles de lucecitas blancas.

Lali había estado en grandes tiendas por departamento menos decorados que aquella casa.

—Esta casa siempre ha sido un icono de la decoración navideña —dijo la señora Lanzani con orgullo—. Me alegra seguir la tradición.

—¿Han venido sus hijas? Me encantaría conocerlas.

—Esta noche no. Es una cena de negocios, no una celebración familiar.

Lali hizo una mueca de desagrado por la distinción… y por la poca sutileza de la señora Lanzani al insinuar que no había sido invitada a una reunión familiar.

Durante la siguiente media hora estuvo recibiendo miradas curiosas y fríos saludos de las mismas mujeres que una vez le habían confesado sus más íntimos secretos en un centro de belleza. No estaban acostumbradas a verla en igualdad de condiciones, y la situación era muy incómoda para todas ellas. No se mostraban abiertamente malcriadas, pero no sabían cómo comportarse en su presencia.

Lali mantuvo en todo momento la cabeza alta, intercambió algunas impresiones corteses y finalmente decidió pedir una copa de vino en el bar y salir a la terraza. Su intención era esperar unos minutos para recuperar fuerzas, pero entonces oyó que salían voces de otra habitación y reconoció entre ellas la voz de Peter.

—Papá, ¿cuántas veces tengo que decirte que no voy a ejercer la abogacía? —preguntó Peter acaloradamente—. ¿No sabes lo embarazosa que ha sido esa conversación para el doctor Miller y para mí?

—¿Y tú no sabes lo idiota que has sido al rechazarlo? Miller y Meyer es uno de los estudios más antiguos y prestigiosos de Buenos Aires. Si te unes a ellos tendrás la vida resuelta para siempre, no sólo económicamente, sino en cualquier carrera política que quieras iniciar.

—No voy a hacerlo —declaró Peter—. No sé cómo decirlo para que lo entiendas.

—¿Cuándo vas a dejar de tomar decisiones sólo para contradecirme?

—Papá, mis decisiones no tienen nada que ver contigo. Me encanta el trabajo que hago. Por favor, acéptalo y dejemos esta conversación de una vez.

—¿Y con Lali pasa lo mismo? ¿De verdad te importa tanto?

—Sabes que sí. Quiero que tú y mamá esfuercen por conocerla mejor. Es muy importante para mí. Y ustedes también lo son, lo creas o no. Por eso me gustaría que todos nos lleváramos bien.

Su padre suspiró profundamente.

—A mí también me gustaría, pero tu madre y yo teníamos grandes expectativas para tu futuro.

—Papá, estoy luchando por el futuro que quiero. Puede que no sea el futuro que eligieras para mí, pero es el mío y eso es lo que importa. Quiero compartir mi vida con una mujer a la que amo y que pueda hacerme feliz.

—¿Aunque no sea una de los nuestros?

Peter comenzó a reír.

—¿Sólo porque su árbol genealógico no pueda remontarse hasta la realeza británica? Por favor, papá. Mamá siempre ha sido una esnob, pero tú no.

El señor Lanzani guardó un breve silencio antes de hablar.

—Tienes razón. Mis antepasados trabajaron muy duro para salir adelante y luego mi padre lo perdió casi todo por la bebida, el juego y sus aventuras. Me he pasado la vida intentando limpiar nuestra imagen. No se trata del dinero, Peter, sino de nuestra reputación. Quiero que nuestro apellido siga siendo respetado en Pilar. Tu madre se arriesgó mucho al casarse conmigo, y yo le prometí que nunca tendría que lamentarlo.

Peter dudó un momento.

—Papá, Lali insinuó que mamá y tú me habían estado ocultando algo. Cosas que explicarían por qué todo esto es tan importante para ustedes. ¿Se trata de eso? ¿Es por lo que hizo el abuelo?

Continuará…