Capítulo 87

Buenas!!!! ¿Cómo les va? Espero que todo bien y hayan empezado el sábado con el pie derecho… o, si les pasó como a mí, que la estén remando para que mejore con el pasar de las hora ;) Gracias, gracias y más gracias por leer!!!! Un beso y que sigan disfrutando del finde! Hasta mañana!!!

Twitter: @Caparatodos

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Luego, instintivamente, su mirada se desvió hacia la caja de zapatos que se encontraba en el estante superior y guardaba la camisa de franela de Peter.

Recordó lo que le había dicho esa noche, después de besarlo.

Se me ocurrió dejarme llevar, para variar.

La cuestión era hasta dónde estaba dispuesta a llegar.

Capítulo 87:

A la mañana siguiente, Peter se encontraba en su oficina de Lanzani Network Consulting, mirando distraídamente por la ventana el río,  cuando sonó el teléfono. Parpadeó rápidamente, verificó el identificador de llamadas, y ahogó una punzada de decepción al ver que era Sergio.

Contestó y comenzaron a repasar la agenda programada para la siguiente semana. El lunes empezarían a trabajar de forma oficial todos los empleados de la compañía. Sergio, Gonzalo y Tomás, dos auxiliares administrativos, y una recepcionista. No obstante, a juzgar por la cantidad de llamadas que había recibido desde el anuncio de Twitter, dudaba que fueran a ser capaces de operar durante mucho tiempo con un equipo de seis personas –especialmente, una vez que saliera publicado el artículo en la revista.

Como había dicho su padre la noche anterior, había conseguido darle la vuelta a su vida desde el punto de vista profesional. Y se sentía orgulloso de sus logros. Pero esos logros le servían de poco a la hora de aliviar el agudo dolor y la horrible sensación de vacío que sentía desde que se había marchado del departamento de Lali.

La había presionado y, al final, había obtenido la respuesta que buscaba. Solo que no había sido la que deseaba.

El tono del teléfono, otro cliente potencial que quería hacer una consulta, lo obligó a volver a centrarse en el trabajo. Apenas había terminado la llamada, cuando empezó a vibrar su celular, anunciando un mensaje nuevo.

De Lali.

¿TIENES PENSADO HACER APARECER CONSULTORES REALES EN LANZANI NETWORK, EN ALGÚN MOMENTO, LUNARCITOS?

Peter tardó medio segundo en levantarse de la mesa. Salió de su oficina, pasando junto a los cubículos y a los puestos vacíos, y se dirigió hacia la recepción.

Allí parada, esperando junto al mostrador de recepción, con un look muy profesional vestida con su abrigo y sus tacos, se encontraba Lali.

-Espero que recibas sin cita previa –dijo con una sonrisa.

Umm.

Peter conocía perfectamente esa sonrisa. Pero Acusatrix Espósito no iba a tenerlo tan fácil como de costumbre. Podía hacer uso de todo su repertorio de bromas y burlas, y provocarlo cuanto quisiera con la faldita sexy, que indudablemente debía de llevar debajo del abrigo, y él ni se inmutaría.

-¿Cómo me encontraste? –le preguntó.

-Entré a la página web de Lanzani Network Consulting y he buscado la dirección –respondió despreocupadamente-. Mencionaste que pensabas pasarte por la oficina para hacer unas cosas.

Cierto. Peter recordó haber dicho algo al respecto el miércoles por la noche, durante el trayecto en limusina hasta Mendoza.

-¿Cómo está tu ex? –preguntó con sequedad.

Lali se encogió de hombros.

-Supongo que bien, dadas las circunstancias. En estos momentos, se encuentra en un avión, de regreso a Roma, tratando de decidir lo que quiere hacer con su vida –lo miró detenidamente-. Pareces cansado.

-No dormí demasiado bien anoche.

Ella asintió y luego se removió con incomodidad.

-¿Crees que podríamos hablar un momento en tu oficina? Me siento rara, aquí parada, junto a la recepción.

Peter se tomó un instante para considerarlo y después le hizo una seña.

-Sígueme.

Ambos guardaron silencio mientras se dirigían hacia su oficina –probablemente, el lapso de tiempo más largo que habían pasado juntos sin hablar. Por el rabillo del ojo, la vio repasar las instalaciones.

-Todo ha quedado muy lindo –dijo cuando llegaron a su oficina-. ¿Cuántos cambios tuviste que hacer antes de mudarte?

Peter se apoyó contra la mesa y se metió las manos en los bolsillos, sin mostrar el menor interés por participar de su conversación intrascendente.

-¿Para qué viniste, Lali?

Ella se llevó una mano al bolsillo del abrigo y sacó algo.

-Para devolverte esto.

Peter sintió cómo se le encogía el corazón, al ver que se trataba de su reloj. Y allí estaba él esperando… bueno, obviamente, ya no importaba.

-Te lo volviste a olvidar en mi departamento cuando te fuiste –dijo Lali.

Peter agarró el reloj y se lo deslizó en la muñeca.

-Gracias por traérmelo.

Ella le sostuvo la mirada.

-Y también he venido para decirte que te equivocas –se acercó un paso a él-. Sí que quiero estar contigo, Peter. Más que nada.

Él permaneció inmóvil.

-Estoy esperando el “pero”.

Lali sacudió la cabeza.

-Esta vez no hay ningún “pero”. Quiero estar contigo, pase lo que pase –respiró hondo-. Voy a hablar con Emilia sobre lo nuestro esta tarde.

Hasta el día anterior, eso era exactamente lo que había querido escuchar. Pero aún recordaba su incertidumbre con demasiada claridad.

-Lali, estoy loco por ti, eso ya lo sabes –le sostuvo la mirada, optando por ser claro-. Pero me mataría tener que estar preguntándome si vas a terminar arrepintiéndote de esto algún día.

-No me voy a arrepentir –dijo ella-. Te lo prometo.

-Eso lo dices ahora pero, ¿qué pasará más adelante?

Para su sorpresa, un par de lágrimas brotaron de pronto de sus ojos.

-Nunca, jamás lamentaré haber impedido que salieras de mi vida por segunda vez, Peter -dijo en tono emocionado-. Y puedo demostrártelo –levantó las manos hasta los botones del abrigo y fue desabrochándoselos, uno a uno. Luego, se lo quitó y lo dejó caer al piso.

Y, aunque no dijo una sola palabra, Peter supo que no volvería a dudar de lo que Lali sentía por él.

Tenía puesta su camisa de franela.

-La guardaste –dijo con suavidad-. Durante todo este tiempo.

Ella asintió.

-Me aferrado a esta camisa, arrastrándola literalmente por todo el país, ida y vuelta, durante diez años.

Peter le acarició la mejilla y le limpió suavemente una lágrima con el pulgar.

-¿Por qué?

Ella vaciló por un instante y, luego, con una enternecida sonrisa, decidió finalmente ser clara también.

-Supongo que siempre he tenido la esperanza de que algún día volverías para recuperarla.

¡Ah, bueno! Eso acabó con él y todas sus reservas. El pecho se le contrajo casi dolorosamente mientras la atraía hacia sus brazos.

-Te amo, Lali –Peter le cubrió las mejillas con las palmas de las manos mientras la miraba a los ojos-. Y ahora ya tengo por fin una respuesta para la pregunta que me hace siempre todo el mundo: ¿por qué hackeé Twitter? En aquel momento no lo sabía… pero lo hice para volver a encontrarte.

Lali se apoyó en él, curvando los dedos sobre su camisa.

-Debe ser la mejor defensa para un delito que he oído nunca –sus ojos brillaron mientras lo miraba-. Y yo también te amo, ya lo sabes.

Peter sonrió, inclinando la cabeza en busca de su boca. Lo sabía. Puede que les hubiese costado diez años y un montón de tropiezos a lo largo del camino pero, ahora sí, su historia parecía estar completa.

Porque, finalmente, Lali era suya.

Continuará…