Capítulo 36

Hola, hola!!!! ¿Qué tal empezaron la semana, muchachas? Espero que todo bien y con las pilas necesarias para afrontar una nueva semana ;) Gracias por leer, son geniales!!!! Un beso y que tengan buen lunes! Conmigo será hasta mañana jajajaja ;)

 

P.D.: Les cuento que Ale ya publicó su primer post en http://aunpasitodesermamalocura.blogspot.com.es/2014/01/el-primer-momento-del-resto-de-tu-vida.html así que si pueden dense una vuelta por este nuevo proyecto ;)

Anónimo: Ya respondí tu pregunta sobre la nove en tu mismo comentario! Igual, si quieres, déjame tu mail o escríbeme caparatodos@hotmail.com que te la mando, así la lees completa Laliter, no tengo problema ;)

Gala: Te cuento que la nove tiene 45 capítulo + epílogo, así que ya no queda nada para el final!!!!

 

Twitter: @Caparatodos

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Lo cierto era que no le gustaba ese sistema. Peter tenía razón: se trataba de que los ratones se pelearan por un trozo de queso.

Por primera vez desde que podía recordar, Lali deseó no ansiar tanto ese bocado.

Capítulo 36:

—¿Me estás diciendo que Soledad Monello se aloja en el hotel? —dijo Lali, refiriéndose a la que superestrella infantil, y cuyas travesuras fuera de la pantalla la habían convertido en presa fácil de la prensa.

Ella había leído en Internet que habría varios famosos en el hotel, pero hasta entonces no se había cruzado con ninguno.

Junto a Pablo, Oscar Silveira, el gerente, explicó:

—El hotel acoge a un gran número de famosos, pero la mayoría no acaban de golpear a su novio en la cara —dijo y se giró hacia Pablo—. Esto va a convertirse en la peor publicidad.

Se encontraban en la oficina de Pablo, en el piso más alto del hotel, una habitación de estilo clásico que lograba ser austera y acogedora al mismo tiempo. Era grande, con un enorme escritorio tallado a mano en un extremo, y una mesa de reuniones para unas veinte personas al otro. En aquel momento, estaban sentados a la mesa, con Pablo en la cabecera y Oscar enfrente de Lali.

Pablo asintió brevemente antes de centrar su atención en Lali.

—Esto es lo que he estado solucionando en lugar de ir de paseo con ustedes. Marcelo Crais, el novio, ha presentado cargos por agresión, y ahora los abogados de la señorita Monello acaban de decirnos que van a acusar al hotel por negligencia alegando que no deberíamos haber permitido la entrada del señor Crais.

—¿No estaba invitado?

—No.

—Así que están intentando presentarlo como defensa propia —dijo Lali—. «Éste no ha sido uno de los famosos arranques de Soledad Monello, sino que se ha defendido contra un hombre a quien el hotel nunca debería haber dejado entrar».

—Exacto.

—Es una pesadilla —se lamentó Oscar, elevando la voz—. Justo el fin de semana de inauguración, las vacaciones de verano. No es el tipo de publicidad que necesitamos.

Pablo no desvió su atención de Lali.

—Sé que querías hablar de nuestra representación legal, pero me temo que ahora tengo que resolver esto. ¿Podemos hablar cuando regresemos a Buenos Aires?

Eso sería demasiado tarde. Lali necesitaba regresar al estudio de manera triunfal. Necesitaba pasar por casa de Renato Ugarte con una botella de vino para celebrar la noticia de que tenían a Martínez Industries en el bolsillo. Pero si Pablo no quería hablar, ese objetivo quedaba fuera del alcance. Lo cual significaba que debía hablar con él cuanto antes, sin ser una presión.

Lo que necesitaba, se dio cuenta, era mostrarle lo útil que podía resultar tener contratado a un estudio como Ugarte & Asociados.

—Por supuesto, Pablo. Obviamente, no tengo ningún interés en estorbarte estando tan ocupado. Pero, antes de que me vaya, ¿te molesta si hago una sugerencia?

—Estaré encantado de oírla.

—Trabajo como mediadora —explicó ella, refiriéndose a los servicios que ofrecía como intermediaria entre partes que estaban tratando de resolver sus diferencias—. Sigo ocupándome de demandas, por supuesto, pero en los últimos tres años, además he mediado en docenas de casos. Renato Ugarte ha sido un gran mentor en ese campo, está esforzándose por ampliar los servicios del estudio ofreciendo soluciones alternativas a los conflictos.

—¿Y? —preguntó Oscar, haciéndole ver que seguramente estaba sonando demasiado comercial.

—Y me preguntaba si tal vez podríamos resolver este asunto.

—¿Resolver? —repitió Pablo—. No has hablado con la asistente de la señorita Monello ni con sus abogados. No estoy seguro de que sea posible ponerle fin.

—Tal vez no —concedió Lali—, pero no lo sabrás hasta que no lo intentes, y ofrezco gustosamente mis servicios como mediadora.

Miró a Pablo, luego a Oscar y de nuevo a Pablo, y le alegró comprobar que ambos parecían interesados.

—Mi única condición es que, si logro que ambas partes lleguen a un acuerdo, pensarás seriamente contratar a Ugarte & Asociados. Martínez Industries podría ahorrarse mucho dinero al año si un mayor número de sus conflictos se resolvieran con mediación. Y, si contratas a mi estudio, te aconsejaríamos qué asuntos vale la pena resolver con mediación y cuál es mejor llevar a juicio.

Contuvo el aliento y se puso de pie, obligándose a parecer tranquila y relajada. Tras un momento, Pablo asintió.

—Déjame que lo consulte con mi consejero general, pero si él no pone objeción, yo tampoco. Tendremos que involucrar a los abogados de Monello y de su novio en todo el tema, y no sé si les interesará.

—No tienen nada que perder —señaló Lali—. Si la mediación no va bien, la abandonan y se presentan al juzgado.

—Está bien entonces —dijo él con una sonrisa, extendiendo la mano para apretársela—. Voy a ver si puedo organizarlo para mañana. Te llamaré en cuanto sepa algo.

—Muy bien —dijo ella, se despidió con una inclinación de cabeza y salió de la oficina.

—¿Necesita algo, señorita Espósito? —le preguntó la secretaria de Pablo.

—No, estoy bien —respondió Lali.

Continuará…