Hola muchachas!!!! ¿Cómo las trató el día? Espero que bien!!!! Gracias por leer, por el tiempo y por la buena onda que tienen siempre!!!! Un beso y mañana nos volvemos a leer!
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@Caparatodos
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—Sí —dijo él, y la sola idea de
una ardiente sesión fusionándose con Lali le derritió las neuronas—. Por
supuesto que me apunto.
Capítulo 38:
—¡Wow! —exclamó Lali, segura de
que iba a derretirse, bien por el calor de la ducha o por el que habían
generado Peter y ella—. Creo que hemos estado a punto de convertir el agua en vapor.
—Un poco más de práctica, y
podremos alquilarnos como sauna —bromeó él, igual de relajado a su lado.
—Deberíamos salir.
Él la recorrió con las manos.
—¿Tenemos que hacerlo?
Ella rió y se las apartó.
—Eres insaciable…
—Sólo contigo.
—… y se supone que vamos a
bajar a la subasta silenciosa.
—De acuerdo —dijo él, agarrando
una toalla—. Pero queda pendiente.
Lali sacó un par de botellas de
agua del mini-bar para refrescarse un poco. Ella estaba segura de que se le
notaba que había tenido sexo. Ningún problema. En cuanto vieran a Peter, todos
tendrían celos.
Se puso una falda y lo observó
peinarse y moverse desnudo por la habitación. «Es mío», pensó, e inmediatamente
cerró los ojos y los puños.
«No». Aquello se encaminaba a
un destino permanente. Ellos sólo eran amigos con derecho a roce. Si iban más
allá, ella estaría arriesgándolo todo: su corazón, su seguridad, su visión de
futuro. Y no podía hacerlo. No se lo permitiría.
—Todavía no estás vestida
—apuntó él.
Lali se dio cuenta de que se
había perdido en sus pensamientos, y él estaba guapísimo con una camisa que
moldeaba su torso, y un pantalón negro que destacaba su trasero perfecto.
—Dame diez minutos —dijo ella.
En realidad, fueron doce, pero
cuando se dio la vuelta delante de él y vio su mirada de deseo, supo que los
dos minutos extra habían valido la pena.
Bajaron juntos y encontraron la
recepción repleta. Había una pequeña orquesta en una esquina, Papa Noel cerca
del árbol de Navidad, con un duende y una fila de niños, y mozos llevando azafates
de champagne y bocaditos. Alrededor de la sala había mesas con artículos
increíbles y divertidos. Un papel acompañaba a cada uno, y los que pasaban por
delante iban escribiendo sus ofertas, cada vez más altas. Cuando la subasta
terminara, la mayor oferta se llevaría el objeto.
—Esto puedo comprárselo a mi
papá, para que venga con mamá —dijo Lali, ante una oferta de tres noches en el
hotel—. Es perfecto para alguien a quien le gusta viajar, ¿no te parece?
Escribió su nombre y su oferta,
y se dio cuenta de que Peter no le quitaba la mirada al objeto de al lado: una
copia de la revista Innovation con el Apollo 11 y firmada por todos los
astronautas.
—Es genial —comentó ella.
—Y perfecta para un hombre con
sed de conocer mundo —dijo Peter, y escribió su nombre y su oferta.
Ella vio que la puja estaba en
420 dólares.
—¡Peter! ¿Estás loco?
—La última vez que chequeé, no.
—Hablo en serio. Es mucho
dinero.
Él suspiró.
—Lali, independientemente de lo
que creas, soy capaz de lograr ingresos, razonablemente responsable y no
necesito preocuparme tanto del futuro.
—Pero…
—Quiero la revista.
Ése era el problema, pensó
ella. En lugar de ahorrar, él conseguí lo que deseaba. Y eso la sacaba de
quicio.
—Deja de preocuparte por mí
—dijo él, que la conocía demasiado bien—. Ven a bailar conmigo.
No le dio oportunidad de
protestar: la llevó hasta la pista de baile y la guió a la perfección por el
lugar. Era el compañero perfecto, reconoció Lali para su sorpresa. Ella lo
conocía bien, pero no lo conocía todo de él. Todavía no, al menos.
En su segunda vuelta por la
pista, Pablo los llamó y se acercaron a él.
—No era mi intención
interrumpir —saludó él—, pero quería que supieras que todo está listo para la
mediación. Mañana a las diez y media. Y gracias por hacerlo, Lali. Creo que
puede ayudar a cambiar las cosas.
Se marchó y, cuando Lali se
giró hacia Peter, se lo encontró sonriendo.
—Parece que conseguiste un
nuevo cliente.
—Va por buen camino —reconoció
ella.
—Y luego, ¿qué sucede?
—preguntó él, abrazándola por la cintura y volviendo a guiarla por la pista de
baile.
Ella frunció el ceño,
confundida.
—Me convierto en socia —dijo—.
Es para lo que me he esforzado tanto.
—¿Y al ser socia, tienes más
libertad o menos? Has dicho que te gustaría viajar. Si te conviertes en socia,
¿podrás hacerlo?
—Al principio no —reconoció,
molesta porque él estaba cargándose sus sueños de convertirse en socia—. Es una
participación en el negocio, pero no es realmente tu empresa, así que tienes
que seguir rompiéndote el lomo y demostrar tus habilidades.
—Entonces, ¿por qué no abres tu
propia empresa?
—¿Perdón?
—Te gusta viajar, pero no
puedes. No te gustan las maniobras relacionadas a los estudios, pero las
aceptas. Así que, ¿por qué no abrir tu propio estudio? —razonó él—. Haz lo que
estás haciendo para Pablo: organiza las mediaciones, haz que tu secretaria te
envíe los documentos por correo. Prepáralo desde Ibiza, y asegúrate de estar en
la oficina cuando el cliente te necesita.
—Vives en un mundo de fantasía
—lo acusó ella, aunque en el fondo la idea no era tan descabellada.
Algunos de sus amigos habían
abierto sus propios estudios y, aunque ella los había visto pasar momentos
complicados, una vez que se establecieron los había envidiado, tanto por su
libertad como por sus ingresos.
Y si eso significaba que podría
viajar con Peter…
Se sacudió esos pensamientos.
Viajar era el menor de sus problemas en común. Él gastaba el dinero como si
fuera agua. Y, aunque ella conocer el mundo, no quería vivir siempre con una
maleta. Además, no tenía ningún interés en quedarse en casa mientras él
viajaba; su madre lo había hecho, y había sido un infierno para la relación de
sus padres.
—Es una idea interesante
—admitió por fin—. Pero no muy práctica.
Él la miró con expresión
inescrutable. Asintió.
—Ahí está Papa Noel. Recuerdo
que dijiste que te sentarías sobre sus piernas.
—No voy a hacerlo…
—Quiero una foto —pidió él.
Ella protestó, pero no
demasiado. ¿Qué tenía de malo sentarse en las rodillas de aquel mito? Tal vez
él podría decirle lo que quería por Navidad. Porque, en aquel momento, ella no
lo sabía.
Continuará…
Jajaj maaasss
ResponderEliminarQue pida un juan pedro Lanzani para navidad!! jjajaj aunque ya lo tiene! no esta mal la idea de Peter de que se ponga su propio estudio! Me pone de mal humor lali su ambición por el dinero!!
ResponderEliminarEspero le proximo!!
Yo tengo una par de ideas sobre lo que puede pedir para navidad
ResponderEliminarY todavia duda q pedir para navidad???Aunq creo q le adelantaron el regalo pero ella no termina de apreciarlo!
ResponderEliminartu regalo ya lo tienes,deveria hacerle aso a peter y crear su empresa :D
ResponderEliminarLINDO CAPI
Dios , peri que negativa que es lali y sigo diciendo que quiero un peter asi en mi vida!
ResponderEliminarMerkrn22
Esperemos que peter le enseñe a disfrutar de la vida! Más!
ResponderEliminarMe desespera Lali .Vive en un quiero, y no quiero,pero es mío.
ResponderEliminarGENIAL
ResponderEliminarGeniaaal, mas cap :DD
ResponderEliminarPoniendome al día!
ResponderEliminarLore