Capítulo 9

Buenas!!!! Cómo dicen que les va?! Ojalá que bien porque ya llegó el viernes :P Así que a disfrutarlo y recargar para la semana! Hay que aprovechar esos días de descanso que son pocos pero sirven mucho ;) Besos y gracias a todas por estar ahí! Nos leemos mañana

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—Tienes que tomar un par de decisiones, Lali. Vas a tener que escoger entre él o yo.

Capítulo 9:

—Pero sólo tengo diecisiete años, Peter —protestó—. No puedo cortar de golpe y porrazo con todos los lazos que me unen a mi padre. Quiero ir a la escuela superior y llegar a ser una artista. No quiero hacer esta elección.

Peter se acarició la barbilla mientras contemplaba el agua.

—Lo sé. Y también sé que no debería presionarte pero, Lali, por una vez, me gustaría tener una cita de verdad contigo. Ir al cine o a cenar en algún restaurante. Estoy cansado de tanto esconderme.

Lali oyó la frustración que había en su voz y se acercó a él hasta que sus cuerpos se tocaron. Levantó una mano para acariciarlo y Peter la cogió y la apretó contra su mejilla.

—Nunca esperé que esto llegara a pasar pero te amo. No te pido que te cases conmigo ahora porque no tengo nada que ofrecerte. Antes quiero demostrar que puedo tener éxito, que no tengo nada de qué avergonzarme.

Lali retiró la mano y lo abrazó obligándolo a recostarse sobre el jardín.

—No me avergüenzo de ti —susurró ella—. Yo también te amo.

La tierra estaba húmeda de rocío pero estaban tan perdidos en sí mismos que no notaron la humedad. El beso fue diferente a todos los que se habían dado hasta aquel momento, una mezcla de pasión, desesperación y dulzura. Lali le acariciaba el pelo mientras se apretaba contra él sintiendo la evidente intensidad de su deseo.

—Peter, Peter —susurró ella, mientras Peter le besaba el cuello.

Con dedos temblorosos le desabotonó la blusa, extasiado de poder sentir al fin su piel desnuda. Le lamió los pechos mientras el placer de Lali le sacudía todo el cuerpo concentrándose en su intimidad. Nunca había experimentado esa sensación, pero quería explorar cada rincón de la gloria que podían ofrecerse.

Peter comenzó a bajarle el jean y Lali se arqueó para facilitarle la tarea. La ropa interior vino a continuación. Peter se quedó inmóvil, contemplando la desnudez de su cuerpo antes de apretarla contra su pecho. No interrumpió la lluvia de besos sino para desnudarse él mismo y volver a abrazarla llenándola de una pasión tan desconocida como insatisfecha.

—¡Ay, pequeña! —suspiró mientras la cubría con su propio cuerpo y le separaba las piernas con las rodillas.

Lali no tuvo la oportunidad de cambiar el curso de los acontecimientos aunque hubiera querido porque Peter entró en su cuerpo al minuto siguiente. Ella dejó escapar un grito de dolor y Peter se inmovilizó. Se alzó un momento para mirarla con una cara que hablaba de pasión y de arrepentimiento antes de sucumbir en un frenesí más fuerte que los instaba a moverse.

Por instinto, Lali levantó las piernas rodeando su cintura mientras se adaptaba al ritmo que Peter marcaba y olvidaba el dolor. Sus bocas se encontraron mientras sus cuerpos llenaban el vacío del otro. Una bola de fuego creció hasta que Lali pensó que algo dentro de ella iba a explotar y se abrazó a él con todas sus fuerzas.

Se dio vagamente cuenta que los gemidos que escuchaba provenían de su propia garganta mientras que subían cada vez más alto hasta alcanzar el cielo. Se abrazó a Peter para caer juntos a la tierra. Durante mucho tiempo, se quedaron quietos y abrazados hasta que Peter rodó a un lado.

Acurrucada a su lado, Lali esperó a que aparecieran los remordimientos, la vergüenza. Su madre siempre le había advertido que tenía que esperar hasta el matrimonio. Nunca se le había ocurrido que perdería su virginidad a los diecisiete años en el silencio de la noche, sobre la húmeda tierra. Pero Peter la miraba como si acabara de recibir de ella un precioso regalo y de pronto no hubo lugar en su corazón para la vergüenza.

Sin embargo, temblaba por el frío nocturno, sentía un placentero cansancio, pero temblaba. Alargó un brazo para agarrar su ropa. Peter la detuvo e hizo que regresara junto a él. Apenas podía ver su cuerpo a la luz de la luna.

—Lali, no tengas vergüenza. No quería que pasara esto, todavía no. Sin embargo, me alegro de que haya sido tu primera vez.

Lali le sonrió y acarició la mejilla. Se daba cuenta de que él había pensado que su alejamiento era debido a los remordimientos en vez de al frío.

—Yo también me alegro. Pero una mujer no puede sobrevivir sólo con amor. Me voy a congelar si no me visto.

Los dos se vistieron. Lali pudo ver que a Peter se le iluminaba el rostro con su respuesta. La acercó a él y ella levantó la cara esperando un beso. Se sorprendió al darse cuenta de que él fruncía el ceño.

—Ha sido maravilloso, La, pero no es suficiente. No hemos arreglado nada. Quiero algo más de ti que sexo.

—¿Qué quieres exactamente?

—Ya te lo dije —contestó él sin rastro de la felicidad que había habido al terminar de hacer el amor—. Quiero una relación. Quiero pasear por la calle contigo y saber que no te avergüenzas de mí.

—¡Peter! ¿No te das cuenta de que todavía no puede ser?

—¿No dijiste que me amabas? En mi diccionario eso no es amor.

Lali sintió que le daba un vuelco el corazón al notar el dolor que reflejaba su voz. Los ojos se llenaron de lágrimas que resbalaron por las mejillas. En unos minutos había pasado del éxtasis a la desesperación.

—No es tan fácil, Peter. A veces el amor no es suficiente, no cambia el hecho de que yo tenga diecisiete años y que mi padre te mataría si llegara a saber lo que ha sucedido.

—Tal vez no debí permitir que sucediera, pero tú lo deseabas tanto como yo —respondió Peter a la defensiva.

Lali pensó que era probable que ella lo hubiera deseado mucho más, pero no dijo nada. Los músculos de Peter la habían fascinado desde el primer momento en que se había subido a la moto. Lo deseaba, lo amaba. Pero no estaba preparada para decírselo al mundo y enfrentarse a su padre.

Continuará…