Capítulo 10

Hola, hola muchachas!!!! ¿Cómo arrancaron la semana? Espero que todo bien!!!!! Gracias por el aguante y por vivir cada una de las historias!!! Disfruto leyendo sus locuras! Así que gracias por siempre hacerme sonreír ;) Un beso y mañana nos leemos!!! 

Twitter: @Caparatodos

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—Eres gay y no quieres que tus padres lo sepan. Y supongo que necesitas darles un heredero para que no te deshereden o algo así.

Capítulo 10:

—No... eh... yo... verás...

Lali sacudió la cabeza y resopló.

—Mira, Peter, me da igual. Fuera cual fuera el acuerdo al que llegáramos anoche, lo siento pero se acabó.

Había tomado demasiado. Aunque hubiera firmado un montón de documentos no podían ser válidos. Y no estaba atada a él; podía irse en cuanto quisiera. A menos que... Abrió mucho los ojos y se quedó mirándolo horrorizada.

—¿No intentarías... anoche no intentarías que quedara embarazada?

La sonrisa divertida se esfumó de los labios de Peter, y la miró aturdido con una expresión que, para espanto de Lali, parecía de culpa.

Peter levantó una mano para pedirle que lo dejara explicarle las cosas, pero Lali dio un paso atrás y se rodeó el estómago con los brazos, asqueada de haber dejado que aquello sucediera.

—No se puede ser más estúpida —masculló furiosa consigo misma.

A Peter se le escapó una risa ahogada, como nerviosa.

—Lali... —dijo en un tono suplicante.

A ella le daba vueltas la cabeza. Aunque no estuviera embarazada, lo había hecho con un desconocido  sin  ninguna  precaución.  Recordó  las  palabras  de  Jimena  sobre  las  enfermedades  de transmisión sexual y el estómago se le revolvió nuevamente.

—Podría haberme contagiado algo... —murmuró angustiada, sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.

—¡Lali! —la interrumpió él, como si estuviera perdiendo la paciencia—. ¿Puedes mirarme?  —dijo  agarrándola  de  los  hombros—.  Para  empezar,  no  tengo  ninguna  enfermedad  y siempre me cuido. Segundo: no estoy pendiente de recibir una herencia, y cada centavo que tengo me lo he ganado con el sudor de mi frente. Tercero: ¿de dónde has sacado esas ideas? Cuarto: no me casé contigo porque quiera un bebé, sino porque tenemos metas y expectativas similares y porque... bueno, también porque me gustas mucho, maldición.

Lali, que cada vez entendía menos, sacudió la cabeza.

—Pero eso no tiene sentido...

Peter continuó como si no hubiera dicho nada.

—Y quinto: anoche no intenté dejarte embarazada; ni siquiera tuvimos sexo— concluyó dejando caer las manos de sus hombros.

Lali se quedó boquiabierta. Así que era gay... No sabía por qué, pero esa revelación la hizo sentirse decepcionada en vez de aliviada.

—Pero cuando me desperté estaba desnuda —respondió.

Al salir corriendo al baño a vomitar se había tropezado con su ropa interior y el espantoso polo de Talía, y se los había llevado para taparse un poco.

—Bueno, he dicho que no hubo sexo, no que no pasara nada entre nosotros —respondió él.

Sus ojos descendieron por su cuerpo, y Lali sintió que su intensa mirada le quemaba, como si no tuviera la bata puesta. Tragó saliva.

—Está bien, te creo; probablemente no seas gay.

—No sé, ¿estás segura? —la picó él enarcando una ceja y esbozando una sonrisa lobuna.

Ok,  «probablemente»  no  era  la  palabra  correcta.  Definitivamente  no  era  gay.  Y obviamente no debería haber sacado el tema del sexo, porque en ese momento lo sentía mirándola con ojos de depredador.

—Podría demostrártelo —murmuró Peter dando un paso hacia ella—. Puedo ser muy persuasivo cuando me lo propongo.

—Peter... —le advirtió ella, intentando no reírse.

¿Reírse? Debería estar asustada, preocupada. Se había casado con un completo desconocido y no se acordaba de nada porque la noche anterior se había emborrachado. Y, sin embargo, aunque no sabía por qué, con sus bromas Peter había logrado calmarla.

—Lali —le dijo él poniéndose serio—, la razón por la que anoche no lo hicimos es porque pasaste de estar riéndote y coqueteando conmigo, a no encontrarte muy bien. Y ahí terminó todo; al final lo único que hicimos fue dormir. Así de simple.

Por algún motivo ella no tenía la sensación de que hubiera sido tan simple.

Peter la agarró de la mano.

—Debería haberme dado cuenta de que estabas bebiendo demasiado y haber hecho que pararas.

—Ya no soy una niña, Peter. Debería haberme dado cuenta yo y haber parado, pero no lo hice — respiró hondo y se masajeó las sienes doloridas—. Y mira cómo terminé.

—Casada —Peter le puso la palma de la mano en la mejilla y la miró a los ojos, aún igual de serio—. Con un hombre que es la mejor alternativa a tu plan, aunque no lo creas porque no recuerdas nada de anoche.

—Pero ¿tú si lo crees? —quiso saber ella, intentando mostrarse sarcástica, sin conseguirlo.

De repente pensó que preferiría verlo esbozar de nuevo una de esas sonrisas petulantes, porque aquella mirada tan intensa la hacía sentirse nerviosa.

—Cada vez más.

Continuará…