Capítulo 21

Hola!!! Cómo están?! Les dejo capitulín y nada... jajaja nos leemos mañana!!!! Gracias por sus comentarios ;) Besitos y que sigan bien la semana!

Chicas, Beth quiere saber si alguna sabe donde www.fotolog.com/about_laliter siguió subiendo su nove... se llamaba Real Dream! Si la pueden ayudar, desde ya gracias!!! 

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

Si se plantaba en persona tal vez conseguiría que su madre lo escuchara. Aunque no debía hacerse muchas ilusiones al respecto. Su padre nunca había conseguido imponerse en los cuarenta años que llevaban casados.

Capítulo 20:

Lali salió de la iglesia y se detuvo para hablar con el padre Darío. Al voltearse, estuvo a punto de chocar con Peter.

—¡Tú! —exclamó, dando un paso atrás.

¿Había estado en la iglesia? Eso explicaría la razón por la cual vestía un traje azul marino a medida, camisa blanca y zapatos italianos. Con ese aspecto hacía honor a su apellido, pero el lunar en su mejilla y el brillo de sus ojos le daban una imagen irresistiblemente sexy y… accesible. Era una combinación mortal.

—Justo a quien estaba buscando —dijo él. Le agarró la mano y la llevó a un lado de la multitud.

Lali intentó soltarse, pero Peter la agarraba con una fuerza sorprendente. Su mano era cálida y apretada, y en otras circunstancias le habría resultado muy tranquilizadora.

—¿Vas a soltarme o no? —le preguntó.

—¿Me prometes que me vas a escuchar?

—¿Por qué no lo haría?

Él se encogió de hombros.

—Buena pregunta, pero por experiencia sé que no siempre estás dispuesta a pasar un rato conmigo.

—No me estarás pidiendo una cita otra vez, ¿no?

—No exactamente.

—¿Qué quieres decir?

—Mmm… mis papás van a llegar dentro de quince minutos y necesito ayuda.

—¿Ayuda? —repitió ella, mirándolo sin entender—. ¿Para qué?

—Mi papá no está muy contento que digas conmigo trabajando acá, y mi mamá está empeñada en elegir mi casa y decorarla —dijo, visiblemente nervioso.

Lali esbozó una media sonrisa. Tenía que admitir que aquella faceta asustada y vulnerable le resultaba muy atractiva.

—¿Tienes miedo de tus padres? —le preguntó en tono burlón.

—Tú no los conoces… Mi papá es muy dominante y mi mamá, una fuerza de la naturaleza.

—¿Y quieres que los conozca después de darme esta descripción tan encantadora?

—Está bien, por ahí exageré un poco. El tema es que sí son encantadores cuando están con desconocidos. Mi idea es llevarlos a comer a Delica’s y que se vayan a eso de las dos, pero necesito que me ayudes. Te juro que no es una cita…

A Lali le divertía verlo así, todo alterado. Y de hecho, le provocaba conocer a esas dos personas capaces de inquietar de esa forma a un hombre tan seguro de sí mismo. Además, la consolaba ver que había más gente en el planeta con problemas familiares. Y, como él había dicho, no era una cita.

—¿Cómo piensas presentarme? —le preguntó con curiosidad.

—Como una amiga —respondió él sin pensarlo—. Es la verdad, o ¿no? Somos amigos, o al menos estamos camino a serlo.

—Sería mejor decir «conocidos», pero si vamos a comer juntos se entiende que quieras presentarme como una amiga —dudó un momento y asintió—. Muy bien, pero nada de indirectas… —lo miró fijamente—. Nada que haga pensar que somos algo más que amigos. ¿Entendido?

—Entendido —dijo él solemnemente—. ¿Me vas a ayudar, entonces?

—Sí, Peter. Te voy a ayudar.

Él volvió a agarrarle la mano.

—Gracias. Nos encontraremos con ellos en la plaza —miró su reloj—, dentro de diez minutos. No podemos hacerlos esperar. Es muy importante darles una buena impresión.

Algo en su tono de voz le dijo que no estaba siendo del todo sincero con ella.

—¿Por qué te importa la impresión que pueda darles? No soy más que un apoyo moral. En realidad, sería mejor que me odiaran.

—Puede que tengas razón, pero no tiene sentido tener que aguantar un sermón de diez minutos por haber llegado tarde.

—Tienes razón —aceptó ella, divertida.

Su buen humor duró hasta que vio al señor y la señora Lanzani saliendo de un auto negro que atraía todas las miradas. Habían estacionado al otro lado de la plaza, pero Lali supo sin lugar a dudas que eran ellos. Al hombre apenas le prestó atención, pero a la mujer… La habría reconocido en cualquier lugar. La imagen de aquel pelo teñido de rubio, esa piel clara y aquella barbilla operada y arrogante estaba grabada en su memoria.

—¿Son ésos tus papás? —le preguntó a Peter—. Ahí, los que están saliendo del auto.

—Sí —respondió él, mirándola con expresión interrogativa—. ¿Qué te pasa? Te has puesto completamente pálida.

—No puedo conocerlos —susurró, intentando que Peter la soltara para poder salir corriendo. ¿Por qué no se había dado cuenta del parentesco? Sabía el apellido de Peter y sabía que era de Pilar… Pero no creía en las coincidencias. O al menos, no había querido creer en esta en particular.

Peter seguía mirándola como si hubiera vuelto loca.

—¿Por qué no puedes conocerlos? No entiendo, Lali. ¿Qué pasa? ¿Es el auto? ¿Tanto te afecta que tengan dinero?

—No tiene nada que ver con eso —respondió ella con voz ahogada y temblorosa—. Eso es lo de menos, te lo aseguro.

—Entonces, ¿de qué se trata? Dímelo rápido, porque ya nos vieron y es tarde para salir corriendo.

—Es tu mamá, Peter —dijo Lali, luchando por soltarse—. La conozco. Y no puedo verla cara a cara. Tienes que confiar en lo que te estoy diciendo.

Continuará…


Y, para quién no los vio askjdfkajsldkj... Nada, eso! jajajaja