Capítulo 24

Hola!!! Cómo les va?! Espero que bien! Ya se acaba la semana así que métanle!!!! ;) Gracias por sus mensajes siempre, son geniales! Besitos y nos leemos mañana!

Twitter: @Caparatodos

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—Muy bien, pequeña, vamos a la fiesta —dijo, cargando a Sol y acercándola bastante a ella para sentir su fragancia. Las emociones que la invadían cada vez que abrazaba a Sol, Jessica o a Felipe eran conmovedoras.

Deseaba ser madre. Lo deseaba de verdad.

Pero no lo suficiente como para arriesgar su corazón.

Capítulo 24:

No fue hasta después de la cena que Peter pudo arrinconar a Lali en la cocina. Ella lo había estado evitando durante toda la noche, y así se lo dijo Peter.

—Yo no te he estado evitando —declaró ella a la defensiva—. Estuve ayudando a Rocío y a Gastón.

—La mesa ya está limpia, los platos están listos y todos están tomando una copa —dijo él—. Creo que pueden darte unos minutos a solas conmigo.

—Está bien. ¿De qué quieres hablar?

Peter la miró con ironía.

—¿De qué crees? ¿Del clima?

—No voy a hablar de tu mamá contigo.

—¿Quieres que le pregunte a ella lo que pasó?

—Me sorprende que no te lo haya contado todavía.

—No te reconoció —dijo él.

—Seguro que no. Para ella no fui más que una insignificante desconocida que le destruyó la vida… al menos durante el par de días que le duró el sarpullido.

Peter esbozó una sonrisa torcida.

—No tuvo gracia —dijo Lali.

—No, seguro que para ella tampoco fue gracioso —reconoció él.

—A mí tampoco me hizo gracia. Podría haber arruinado mi carrera, Peter. Fueran mentira o no, sus acusaciones podrían haber hecho que Isabella me despidiera y que ningún centro de belleza se arriesgara a contratarme. Ya sabes cómo son las mujeres. La noticia se habría sabido por todas partes. Nadie habría querido ponerse en mis manos.

—Pero nada de eso pasó —le recordó él.

—Eso no importa —dijo ella con dureza.

—¿Esto va a significar un problema entre nosotros?

Lali frunció el ceño.

—No hay «nosotros». Y nunca lo habrá.

—¿En serio? —preguntó él, intentando no sonreír.

—Absolutamente.

—Podría demostrarte que estás equivocada —le dijo.

—¿En serio? —lo imitó ella.

Peter la hizo retroceder hasta atraparla entre él y la refrigeradora.

—En serio —murmuró, mirándola fijamente a los ojos—. ¿Quieres que te diga cómo, o me limito a demostrártelo?

Ella tragó saliva y un destello de pánico asomó en sus ojos oscuros.

—No hagas esto —susurró.

—¿El qué? ¿Esto? —preguntó, y posó su boca sobre la de Lali. Esperó a que ella tomara aire y entonces la asaltó con sus labios y su lengua, introduciéndola en su boca y saboreándola a conciencia. Colocó las manos a cada lado de Lali y sin tocarla más que con sus labios la besó hasta que ella se derritió contra él, hundiéndole los dedos en los hombros y pegándose cada vez más a él.

Entonces, cuando Peter menos se lo esperaba, ella lo alejó de un empujón.

—No —dijo, temblando de furia e indignación—. No puede ser.

Él levantó las manos y dio un paso atrás.

—Lali, estabas tan enganchada en el beso como yo.

—Un caballero no me lo recordaría.

—Chiquita… nunca dije que fuera sea un caballero.

Ella lo miró con preocupación.

—¿Por qué haces esto? Recién me conoces.

—Es justo lo que estoy intentando cambiar —le recordó él.

—¿Por qué?

Peter lo pensó un momento.

—Me intrigas —le dijo finalmente—. Eres fuerte y terca, inteligente y hermosa. Contigo hay que estar siempre alerta…

—En otras palabras, me ves como un desafío. Sobre todo porque no hago más que rechazarte.

—No es sólo eso —insistió él—. Quiero saber todo sobre ti. No sé cómo explicarlo.

—Bueno, entonces déjame decirte que te estás equivocando. Para conocerse hay que empezar saliendo juntos, no terminar directamente en la cama.

Peter intentó ocultar su diversión.

—Te negaste a salir conmigo, ¿te acuerdas de eso? No me queda otra alternativa que probar esta nueva dirección.

—¿Qué dirección? ¿Intentar seducirme?

—Fue un beso, no un intento por seducirte.

—Pues a mí me pareció más que un beso —respondió ella.

—Si quieres, puedo probar una seducción total para que puedas compararlo —sugirió él.

—¡De ninguna manera!

Peter sonrió.

—Bueno, valía la pena intentarlo. Estoy intentando ponértelo fácil…

—¿Ponérmelo fácil? —Lali se rió—. ¿Qué voy a hacer contigo?

—Tengo una lista de sugerencias…

—Estoy segura que sí, pero creo que diría que no a casi todas.

Peter notó un fallo del que Lali no debía de haber sido consciente.

—¿Casi todas? ¿Eso significa que puede haber una o dos cosas con las que estarías dispuesta a intentar?

—¡Peter! —volvió a mirarlo confundida—. ¿Por qué insistes tanto? Y no quiero más respuestas ingeniosas. Dime la verdad.

Peter se puso serio al instante. No estaba seguro de poder explicarlo, pero tenía que intentarlo.

—Porque desde la primera vez que te vi, me sentí atraído por ti —le tocó la mejilla con un dedo—. Seré sincero contigo… No estaba en mis planes conocer a alguien cuando me mudé a Monte Grande. Quería pasar unos cuantos años haciendo mi trabajo de la mejor manera posible y luego mudarme a otra parte.

Lali se paralizó al escucharlo.

—Entiendo —dijo con voz fría—. Y yo soy una diversión temporal para ti, ¿no?

—Yo no dije eso —protestó él.

—Sí, y creo que me dejaste todo muy claro —dijo ella, pasando por su lado.

—No he terminado.

—Para mí, ya terminaste.

Peter se quedó donde estaba, viendo como Lali se alejaba e intentando averiguar en qué se había equivocado. Cuando salió a reunirse con los otros, Lali no estaba por ninguna parte y seis pares de ojos acusadores lo miraban fijamente.

—¿Qué pasó? —le preguntó Rocío—. Parece que la hiciste enojar.

—No fue mi intención —se defendió Peter—. Le estaba diciendo lo que sentía por ella, cómo no pensaba conocer a nadie cuando me mude aquí, cuando de la nada se fue.

—¿Y eso fue todo lo que le dijiste? —insistió Rocío—. No te creo. Lali nunca se porta así.

—Por lo visto, esta vez, sí —dijo Peter con un suspiro. Aquella noche no había nada que hacer—. Tengo que irme.

Al menos vería a Lali por la mañana, en la reunión del comité. Tal vez para entonces supiera cómo reparar sus errores.

Continuará…