Hola, hola!!!! ¿Qué tal? ¿Cómo estuvo su día? Mejor no
especificó qué día porque con los feriados y el finde largo, hoy se siente
domingo jajajaja Gracias por leer y por sus comentarios, me alegro que se rían
y disfruten con la nove!!!! Besos y hasta mañana!!!
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@Caparatodos
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«Y
no te olvides de que eso es lo que es Juan Pedro Lanzani, Lali, un diablo
disfrazado», se dijo antes de aplicarse un poco de crema y darse un baño para
borrar el recuerdo de aquella noche. Al menos, la parte en la que aparecía
Benjamín. Recordó algunos momentos, después de que éste desapareciera, que no
habían estado tan mal, aunque seguía convencida de que no volvería a ver a Juan
Pedro Lanzani.
Capítulo 16:
Cuando
Peter fue a trabajar al día siguiente, el sol brillaba a través de la ventana
de su oficina y el olor a café inundaba la habitación. Victorio le hizo una
seña desde su escritorio al lado de la ventana. «Bien», pensó. Dejó una carpeta
en el escritorio de vidrio pavonado, se sirvió una taza de café y acercó su
cómoda silla de cuero, listo para arreglar el mundo de las personas atrapadas
en seminarios de formación empresarial.
Agustín
se acercó y le dio un golpecito en la espalda.
—¿Te
fue bien anoche? Dime que ganaste la apuesta.
—¿De
qué me estás hablando?
—De
la apuesta con Benjamín. La de la chica del saco a cuadros. ¿La ganaste?
—Por
supuesto, me viste salir con ella —dijo sentándose.
—Tienes
razón, no debería haber desconfiado. ¿Se lo dices tú a Benjamín o quieres que
lo haga yo?
—¿Qué
le tengo que decir? —preguntó apretando una tecla de su computadora para
recibir los mails.
—Que
te acostaste con ella.
—¿Qué?
—exclamó mirando la pantalla mientras la música de fondo seguía sonando en la
habitación—. Claro que no lo hice.
—Bueno,
todavía tienes un mes.
—¡Agustín!
—exclamó una vez que aparecieron todos los mensajes en la pantalla—. No sé de
qué me estás hablando, pero seguro que me vas a hacer perder el tiempo.
—Benjamín
apostó contigo que no conseguirías acostarte con ella —le explicó con
paciencia—. A mí no me vendría mal el dinero, así que si no...
—Yo
no hice esa apuesta.
—Bueno,
te cuento que Benjamín piensa que sí.
—No,
ahora ya estará sobrio y no se debe de acordar que apostó diez mil dólares a
que no conseguía acostarme con una mujer que no conozco. ¿Puedo empezar a
trabajar ya? Nos pagan para que lo hagamos.
Le
entregó la carpeta y Agustín hojeó el contenido.
—Esto
es pan comido —dijo mientras se alejaba—. Ah, por si no lo sabías, anoche
Melisa se fue con Benjamín.
—Me
alegro —dijo volviendo a sus correos electrónicos.
—¿No
te molesta?
—¿Por
qué me estás martirizando desde tan temprano? —preguntó con tono irritado.
—Sólo
quiero asegurarme de que no vas a volver con ella. Mi futuro corre peligro.
—¿Por?
—Porque
te casarás primero —dijo sentándose en el borde del escritorio—. Siempre eres
el primero en todo. Después lo hará Victorio y los dos se irán a vivir a una
zona residencial. Seguro que Victorio se casa con alguien tan nervioso como él,
lo que significa que tendré que irme a vivir contigo, y como a Melisa no le
caigo bien, será difícil convencerla.
—Igual
que a mí. ¡Te vas!
—No
me refería a estar con ustedes en la casa. Había pensado en un bonito
departamento arriba del garaje. Te vendría muy bien. Podrías venir a ver los
partidos y emborracharte sin tener que manejar. Y haría de niñero de los niños
cuando tu mujer y tú quieran salir.
—En
primer lugar, no me voy a casar, así que olvídate de la mujer. En segundo, si
estuviera lo suficientemente loco como para casarme, no tendría hijos. Y en
tercero, si estuviera fuera de mis cabales como para casarme y tener hijos, no
te dejaría cuidar de ellos ni por todo el oro del mundo.
—Bueno,
para entonces habremos madurado. Ahora yo tampoco me dejaría cuidar a niños a
mí mismo.
—El
primero que se casará seré yo —intervino Victorio. Los dos se voltearon hacia
él y les sonrió corpulento, guapo y tranquilo bajo la luz del sol que se
filtraba por las ventanas—. Voy a casarme con Candela.
—¿Y
quién es Candela? —quiso saber Peter.
—El
tero que conoció anoche —le informó Agustín con tono indignado.
—Se
llama Candela —lo corrigió Victorio con un tono de indignación y Peter y
Agustín se pusieron firmes.
—Habla
en serio —comentó Peter—. ¿Qué pasó?
—La
rubia me buscaba a mí. Así que me acerqué y Victorio me siguió y comenzó a
aplicar con la flaquita... con Candela. Y en algún momento entre eso y ahora
perdió la cabeza —hizo un gesto en dirección a Victorio—. Hace menos de doce
horas que la conoces. Te costó un año decidirte por un sillón y ahora estás pensando
seriamente...
—Sí,
es ella —afirmó Victorio.
—Es
posible —dijo Peter pensando «Al diablo»—. De todas formas, se lo dijiste,
¿nod?
—No,
pensé que era demasiado pronto.
—¿Tú?
¿Pensaste? ¡Dios mío! —exclamó Agustín.
—Voy
a casarme con ella —repitió Victorio—, así que dejen de quejarse y háganse a la
idea. Es perfecta.
—Ninguna
mujer lo es —intervino Agustín—. Por eso tenemos que seguir buscando. ¿La vas a
ver esta noche?
—No,
un jueves cada quince días quedan para hacer no sé qué. Candela lo llamó la
«noche de los deseos».
—¿Quedan?—comentó
Agustín.
—Sí,
Candela, María y Lali.
—¿Quién
es Lali? —preguntó Agustín, que se había perdido.
—La
chica con la que no me voy a acostar —le explicó Peter. Si Candela se parecía
remotamente a Lali, Victorio estaba metido en un buen lío.
—¿Vas
a verla el viernes? —le preguntó Agustín a Victorio sin andarse con rodeos.
—Sí,
me dijo que estarían en Azaroso. No es el bar al que suelen ir normalmente,
pero dijo que nos veríamos allí. Y el sábado vendrá al partido y a lo mejor
cenamos juntos.
—¿Va
a ir a ver cómo entrenas a un equipo de fútbol? Debe de quererte mucho —dijo
Peter.
—Todavía
no, pero lo hará —aseguró Victorio.
—¿El
viernes? —repitió Agustín sin hacer caso de lo que decían—. Buenísimo, puedo
intentarlo con María y Peter puede continuar con la de cuadros.
—No.
—¿Qué
pasó? —preguntó Victorio.
—Es
una mujer muy conservadora que está en contra del juego y se pasó toda la noche
metiéndose conmigo. Después la acompañé a casa, subí cincuenta y ocho escalones
hasta su departamento para asegurarme de que no le pasara nada y le di un
codazo en el ojo. Fue la peor cita de toda mi vida y estoy seguro de que para
ella estaba entre las cinco peores.
—¿La
golpeaste? —preguntó Agustín.
—Fue
de casualidad. Le enviaría unas flores para disculparme, pero tampoco le gusta
la galantería. Se acabó. Paso.
—¿Así
que te vas a rendir con ella también? —comentó Agustín meneando la cabeza.
—Claro,
como tus relaciones son tan profundas y duraderas... —se defendió Peter
mirándolo enojado.
—Si
sé, pero yo soy un superficial.
—Candela
vive en el primer piso de ese edificio —les explicó Victorio como si no los
hubiera escuchado—. Así que sólo tuve que subir los primeros treinta y dos
escalones. Entonces le di pena y me invitó a tomar un café. No me importaría
acostumbrarme a esa escalera.
—¿Significa
eso que María vive en el segundo? —preguntó Agustín.
—No,
María vive en Belgrano —le informó Victorio—. Todos los años se muda de barrio,
más o menos al mismo tiempo que de trabajo. Candela dice que le gusta cambiar.
—¿No
la acompañaste a casa? —le preguntó Peter a Agustín.
—Me
dejó plantado cuando estaba en el baño. Creo que se está haciendo la
interesante.
—Igual
que Lali, sólo que ella lo hace en serio —dijo Peter volviendo su atención a la
computadora.
—La
acompañamos Candela y yo. Estuvo bien, así tuve más tiempo para estar con
Candela —dijo Victorio.
—¡Ah,
bueno! ¡Cálmate, hombre!
—¿Vas
en serio? —le preguntó Peter.
—Sí.
—Felicitaciones
—dijo Peter al ver la determinación que mostraba su rostro, decidido a
averiguar lo que pensaba ella—. Espera un mes antes de declararte. No querrás
asustarla, ¿no es así?
—Es
lo que había pensado.
—Están
locos —comentó Agustín.
—Lo
que estaremos es sin trabajo si no empezamos de una vez. Arranquen con el curso
de actualización.
—Candela
me dijo que Lali es genial. Parecía muy simpática —continuó Victorio.
—No
lo es. Está enojada con el mundo y se desquita con el primer tipo que tiene
delante. Respecto al curso de actualización...
—¿Estás
seguro de que Benjamín no se acuerda de la puesta? —preguntó Agustín.
—Seguro.
No volveré a ver a esa mujer en mi vida. Bueno vamos a lo nuestro, el curso...
Nunca digas y nunca, y obvio que el otro se acordara de la apuesta.
ResponderEliminarVico es genial, no sé como puede querer casarse con candela si la acaba de conocer pero bueno, amor a primera vista supongo jajaja
espero maaaaass
Quiero más!
ResponderEliminarLore
Benjamin ni loco se olvida de la apuesta,se la cree ganada!JAJA sorpresa q se llevara en breve!JAJA
ResponderEliminarDios! quiero ver ya! cuando peter se entere de que lali sabe de la apuesta!!!!
ResponderEliminarotroooo porfaaaa otro capp
Otroo
ResponderEliminar+++++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Maaas nove
ResponderEliminarPor fin o he puesto al día Jajaja ado el trabajo sólo leo por las noches y me puedo dormida en la mayoría Jajaja así que aprovechando que hoy trabajo de noche o he leído los capítulos que me faltaban. Me encanta la nove, y sólo espero que Benjamín no haya olvidado la apuesta. . .Peter tiene que estar de nuevo con Lali, pero también me encanta el trato que le da Lali Jajaja me encanta
ResponderEliminarEl destino ya esta actuando... me encanta más!!!
ResponderEliminarme encanta!!
ResponderEliminar@ligiaelenaCM
D los tres ,el k mejor conoció a María ,Lali y Candela ,fue Victorio,k ya sabe un montón d las tres ,y parece tener muy claro lo k quiere.
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