Hola, hola!!!! ¿Cómo les va? Ojalá el día les haya ido
de 10 o al menos cerca de serlo ;) Gracias por el aguante que tienen
siempre con el blog!!! Son lo más! Y como me reí con sus críticas al saco a
cuadros :P jajaja Besos y mañana nos leemos, que empiecen el viernes con
todo!!!
Twitter:
@Caparatodos
____________________________________________________
—¿Qué
tipo de rubia? —preguntó Victorio jalando a Peter del codo y mirando hacia el
otro extremo el local—. ¡Ah!
—¿La de cuadros? —preguntó Peter
volviendo a mirar hacia la barra.
Capítulo 4:
—Sí,
gris —le indicó Agustín—. Entre la morocha y la rubia. Es difícil de ver porque
la morocha deslumbra. Te apuesto a que...
—¡Ah!
—Peter vio a la mujer de baja estatura que había entre aquellas mujeres.
Llevaba un soso y tosco saco gris de cuadros. Tenía el entrecejo fruncido y
pelo castaño hacia atrás, sujeto en un nudo en la parte de arriba de la
cabeza—. No —dijo antes de tomar un trago.
Agustín
le dio una palmada en la espalda y consiguió que se atragantara.
—Dale,
tienes que vivir un poco. No me digas que todavía suspiras por Melisa.
—Nunca
he suspirado por ella —respondió Peter mirando a su alrededor—. No la pierdas
de vista. Se ha puesto esa cosa roja que lleva cuando anda buscando algo.
—Bueno,
yo puedo dárselo —aseguró Agustín.
—Buenísimo
—dijo Peter entusiasmado—. Si te casas con ella hasta saldría con la de
cuadros.
—¿Casarme?
—preguntó Agustín, que casi se atraganta con la bebida.
—Sí,
está loca con esa idea. Me dejó impresionado —recordó un momento a Melisa, una
novia con mucho carácter—. No sé de dónde sacó la idea de que íbamos en serio.
—Ahí
está —dijo Victorio mirando por encima del hombro de Peter—. Está subiendo las
escaleras.
Peter
se levantó e intentó pasar al lado de Agustín para ir hacia la puerta.
—Sal,
sal.
—No
puedes irte, la morocha es para mí —respondió Agustín sin moverse de la silla.
—¡Y
a mí que me importa! Anda con ella —dijo intentando rodearlo.
—Melisa
está con Benjamín —les informó Victorio, con tono compasivo.
—¡Peter!
—rechinó la voz de Benjamín a su espalda—. Eres la persona que estábamos
buscando.
Parecía
enojado, pero cuando Peter se dio la vuelta vio que sonreía. «Peligro», pensó
al tiempo que esbozaba una sonrisa igual de hipócrita.
—¡Benjamín,
Melisa! ¡Me alegro de verlos!
—Hola,
Peter —lo saludó Melisa con una sonrisa dibujada en la cara—. ¿Cómo te va?
—Genial,
mejor imposible. Tú estás fantástica —miró a Benjamín y pensó, «Llévatela»—.
Eres un hombre afortunado, Benjamín.
—¿Yo?
—Por
salir con ella —dijo intentando animarlo todo cuanto podía.
—Acabamos
de encontrarnos —explicó Melisa cogiendo el brazo de Benjamín con cara
radiante—. Pero me alegra verlo otra vez —volvió a mirar a Peter y éste sonrió
intentando con todas sus fuerzas no demostrar ningún tipo de celos.
Benjamín
miró su hermoso rostro y parpadeó, y Peter sintió compasión por él. De cerca,
Melisa era encantadora. Y desde lejos. En realidad desde cualquier sitio que se
la mirara y por eso había acabado diciéndole que sí todo el tiempo. Observó su
cuerpo cubierto por un apretado vestido rojo, dio un paso hacia atrás y alejó
la mirada acordándose de lo tranquila que era su vida sin ella. Distancia, ésa
era la clave. Puede que también una cruz y algo de ajo.
—Por
supuesto, a lo mejor podemos ir a comer después —dijo Benjamín con mirada
triunfal.
—Por
nosotros no se preocupen —dijo dando otro paso atrás y tropezando con la
baranda.
—Voy
a arreglarme un poco antes de ir —dijo Melisa soltándose del brazo de Benjamín,
mucho menos resplandeciente. Agustín y Benjamín observaron cómo se alejaba,
mientras Victorio hacía caso omiso y se dedicaba a mirar al otro lado del bar,
a la rubia, y Peter tomaba otro trago y deseaba poder estar en otro sitio.
Donde fuera. Por ejemplo, cenando. Puede que parara a comer algo por ahí.
—Esto...
Benjamín —dijo Agustín—. ¿Qué tal te fue en el seminario que dimos?
—Genial.
Creí que sería imposible enseñarles el nuevo programa a esos tontos, pero todo
el mundo en la empresa se ha puesto al día. Incluso...
Siguió
hablando y Peter asintió pensando que una de las razones por las que no le
gustaba Benjamín era porque llamaba tontos a sus empleados. Aun así, no se
retrasaba en los pagos y reconocía los méritos de los demás; tenía clientes
peores. Y si se llevaba a Melisa, estaba dispuesto a mostrarle cierta simpatía.
Benjamín
acabó lo que estaba contando y miró hacia la escalera.
—Con
respecto a Melisa. Creía que tú y ella...
—Me
dejó hace un par de meses —le informó Peter meneando la cabeza.
—¿No
suele ser al revés? —preguntó arqueando una ceja, con lo que consiguió una
expresión ridícula. Aun así, las mujeres seguían saliendo con él. La vida era
un misterio, al igual que las mujeres—. ¿No eres el tipo que se supone que
nunca fracasa?
—No.
—Está
perdiendo facultades. Le encontré un ligue fácil y dijo que no —comentó
Agustín.
—¿Cuál?
—preguntó Benjamín.
—La
de saco gris de cuadros que está en la barra —dijo señalando con el vaso.
Benjamín miró en aquella dirección y después se volvió hacia Peter con toda
tranquilidad.
—Puede
que sí las estés perdiendo —dijo Benjamín sonriendo—. No debería resultarte
difícil. No es como Melisa.
—A
ella no la metas —respondió con cautela.
—Después
de todo, no se té resiste ninguna, ¿no?
—¿Qué?
—Te
apuesto lo que quieras a que no la consigues. Cien pesos a que no consigues
nada con ella.
—¿Qué?
—repitió.
—Sólo
es una apuesta. A ustedes les gusta arriesgar, los he visto apostar por
cualquier cosa. Tampoco es para tanto. Debería subirla a doscientos —dijo Benjamín
riéndose, aunque su voz dejaba traslucir cierto tono burlón.
Peter
meditó la posibilidad de provocarlo. Agustín le dio la espalda a Benjamín,
murmuró «Síguele la corriente» y Peter suspiró. Quizá pudiera pedirle algo a
Benjamín que consiguiera disuadirlo.
—La
pelota de rugby que tienes en la oficina. La que está en una cajita —le pidió.
—¿Mi
pelota de los Pumas? —preguntó alzando una octava la voz.
—Esa
misma, ése es el precio —Peter terminó su whisky y miró a su alrededor en busca
de una camarera.
—Ni
hablar —contestó Benjamín meneando la cabeza—. Mi padre la consiguió hace
muchos años. Pero me gusta tu estilo para elevar las apuestas. Te diré una cosa.
El último seminario de actualización me costó diez de los grandes. Te apuesto
diez mil dólares contra un curso gratis.
—Sólo
estaba bromeando — se excusó Peter con sonrisa forzada.
—Pero
por diez mil tendrás que acostarte con ella. Juego limpio. Te doy un mes para
que le quites ese saco gris de cuadros.
—Eso
es facilísimo —dijo Agustín.
—Mira,
no es el tipo de apuestas que suelo hacer —se excusó lanzándole una mirada
feroz a Agustín.
—Pues
la mía sí —respondió Benjamín juntando las cejas. Peter pensó: «No va a ceder y
necesitamos seguir trabajando con él».
Era
evidente que la bebida le había atrofiado el cerebro, pero en cuanto le
volviera a funcionar, se arrepentiría de los diez mil, aquello era una locura y
Benjamín nunca hacía locuras con el dinero. Lo único que tenía que hacer era
esperar a que volviera a estar sobrio y fingir que no había pasado nada de todo
aquello. Miró hacia la barra y se alegró de que la mujer del saco gris hubiera
desaparecido durante la conversación.
—Bueno,
lo haría, pero ya no la veo —dijo mirando a Benjamín. «Te chaparía solo por
haber desaparecido», pensó levantando el vaso.
Al
final las cosas le estaban saliendo bien.
Peter en una apuesta con Benjamin por Lali es mucho,JAJAJA #Gana Peter!
ResponderEliminaray ojala peter gane jajajajajajajaja masss!!!!!
ResponderEliminarbesitooooos ♥♥♥ CDT ♥♥♥ :3
++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Alta apuesta!!!,Y las apuestas no traen buenas consecuencias.
ResponderEliminarEs como mucho, no?!... Ese rubio resentido...
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
Si me entero que alguien me aposto, porque que despues se termine enamorando seria un puñal en el corazon, imposible de perdonar.
ResponderEliminarPD: apostar mujeres, mas rugbier imposible jaja.
MÁS
ResponderEliminarNO me gusta nada esa apuesta que hizo con el tarado de Benjamín, aunque Lali también tenia planes "Malos" por llamarlo de alguna manera con Peter!! Me gusto el capítulo!
ResponderEliminarEspero el proximo
Todo mal con la apuesta jajaja! Maas nove
ResponderEliminarMaaas!
ResponderEliminarHala con lo bien que iba la cosa, HOMBRES siempre tienen que cagarla espero el siguiente
ResponderEliminarQuizas no la vea porque ella va en su busca. Igual me parece patetico que Peter acepte la apuesta >_<
ResponderEliminarMaaass
ResponderEliminarajjaaj acepta peter acepta que la de cuadros no se ha ido ajjaja, no puede haberse ido ella!! Seguro tendras que ganar la apuesta y capaz que te enamoraras como loco niño ajajaj! Quiero mas, beso! Giu
ResponderEliminarAPUESTA hombre al fin y al cabo,benjamin tremendo idiota
ResponderEliminarNo me gusta nada ésa apuesta. . .esto empieza mal. . .
ResponderEliminarBueno las bajitas y llenitas somos muy sexys ehh y acediadas jaja asi que Lali no se me acompleje y me he matado de risa con la puesta de P y B piensobe la vida real jaja pero dejando de broma no me gusta que apuesten hombres idiotas tenian que ser y pues Peter va a cer rendido a los pies de Lali cuando ella se entere y lo deje, ojalá esto cambie y el.le diga la verdad, creo que eacribí mucho pues aproveché en leer mientras mi abuelo sale de su consulta oculista y yo lo espero, buen fin de semana a todas.
ResponderEliminarRuthy