Capítulo 18

Hola, hola!!!! ¿Qué tal todo? ¿Cómo estuvo su domingo? Espero que todo bien, disfrutando y descansando, y recargando pilas para la semana!!!!! Gracias por leer y por sus comentarios, son lo más!!! Hasta mañana y que empiecen con todo la semana!!!! Buen lunes ;) Besos

Les cuento que INMA, ya arrancó con su nueva nove en http://mirincon-inma.blogspot.com/ así que les recomiendo no perderse esta historia porque como siempre, se las trae!

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Fuera, el ruido de la potente maquinaria hizo estremecer las paredes de la oficina de Peter. ¿A eso se debía el extraño temblor que sentía?, se preguntó Lali. ¿O era que volvía a estar tan cerca de Peter como en la noche que los dos querían olvidar?

Capítulo 18:

—Peter...

—No quiero seguir hablando —dijo con aspereza. Luego, mientras Lali abría los ojos con sorpresa, Peter bajó la cabeza para besarla. Enseguida se abrió a él y el beso se profundizó. Lali le rodeó el cuello con los brazos y se dejó abrazar, y los dos quedaron sumidos en la misma explosión de pasión y necesidad que los había puesto en un apuro en otra ocasión. Lali gimió cuando sus manos, enmarcando suavemente su rostro, se hundieron en su pelo. Y luego el beso se convirtió en mucho más que una fusión de labios. Era salvaje y ávido, como si la necesidad que experimentaba en su interior, rígidamente contenida, amenazara con desbordarse. Peter cambió de posición y presionó su muslo contra su entrepierna.

—Me vuelvo loco pensando en esto —le dijo, rompiendo el beso para deslizar los labios sobre su rostro, su cuello—. ¿Tú también lo sientes, Lali?

—Mmm...

Le había abierto la blusa, y con un suave gemido, acarició sus senos. Lali sintió su cálido aliento sobre ella y luego, sin saber cómo, su boca estaba allí, abierta y ardiente.

—Oh... —sintió una oleada de sensaciones que inundaron su mente de placer. Lali hundió las dos manos en su pelo y se agarró a él, jadeando y suplicando, Peter, incitado por el poder de su respuesta, la urgió a retroceder hasta que la inmovilizó contra el mostrador. Enterrando su rostro en la suave abundancia de sus senos, se deleitó con su sabor mientras sus manos, ardientemente posesivas, buscaban otros lugares secretos. Deslizó una palma por su vientre, en busca del calor de su feminidad. Luego sus caricias se volvieron todavía más íntimas.

Aferrándose a él débilmente, Lali no podía pensar y no quería intentarlo. Peter era despiadado al desencadenar en ella oleadas de un placer intolerable con habilidad implacable, murmurando en su oído, besándola, atormentándola. Resultaba imposible no moverse con él, no caer en aquel ritmo frenético y arrollador. Hasta que alcanzó la cima del placer.

—Ah, Lali... sí, sí... —cuando sobrevino el clímax, una convulsión incontrolable de gozo, Peter gimió como un moribundo y atrapó sus labios con los suyos como si quisiera alimentarse de su placer.

Conmocionada y desorientada por la potencia arrolladora de lo que había ocurrido, Lali se aferró a él para no caer al piso, tan débil como estaba. Peter la sujetó con fuerza, respirando agitadamente.

—No puedo creer lo que he hecho —murmuró Lali cuando por fin pudo hablar.

—¿Fue bueno? —el tono de Peter era casi gutural. Lali movió la cabeza junto a su cuello.

—Sabes que sí.

—Sí —su carcajada áspera y grave también denotaba preocupación.

—Pero tú no... no has... —dijo Lali, todavía sin mirarlo.

—No es el momento ni el lugar —le acarició el pelo—. Aguantaré.

¿Quería decir que habría otra ocasión? ¿U otra mujer? Estremeciéndose al pensarlo y totalmente confusa, Lali se apartó para arreglarse. Debía parecer que... que había estado haciendo lo que había estado haciendo. Evitando su mirada, se alisó el pelo y empezó a meterse la blusa dentro de la falda.

—Debo de estar horrible —dijo, avergonzada. ¿Qué había pasado? ¿Qué tenía Peter que cuando la tocaba anulaba todas sus inhibiciones y su sentido del decoro? Y a juzgar por su reacción, Peter perdía el control tan rápido como ella—. Podría haber entrado cualquiera, Peter.

—Ya —Peter observó cómo intentaba desenredarse el pelo—. Tal vez sea el embarazo.

Lali sintió una súbita irritación. No cabía duda de que el embarazo estaba causando estragos en sus hormonas, pero no había estado embarazada en su primer encuentro.

—¿Niegas lo ocurrido?

—Nunca he negado que me gusta hacerte el amor.

Lali lo miró directamente a los ojos.

—No recuerdo haber tratado ese tema contigo.

—Lali…

De repente, después de un rápido golpe, la puerta se abrió de par en par.

—¡Peter! Hola, hermano, ¿estás aquí?

—¡Martín!

—Cuánto has madrugado hoy, Martín —dijo Peter, en un tono considerablemente calmado teniendo en cuenta lo que su hermano podía haber interrumpido.

—No he sido el único, por lo que parece —al ver a Lali, la sonrisa de Martín se transformó en cómico desmayo—. ¡Lali, qué sorpresa!

—¿Por qué? —respondió Lali fríamente, pero tenía el corazón desbocado. ¡Dios! ¿y si hubiera entrado dos minutos antes? —. Sabes que soy la arquitecta de este proyecto.

Martín se acercó lentamente hacia ellos, como si notara la tensión en el ambiente.

—Claro, pero como Peter ha dicho, es bastante temprano.

—A Lali y a mí nos gusta madrugar —declaró Peter—. ¿Qué te trae por aquí, Martín?

Pero Martín no apartaba los ojos de Lali, que resistió la urgencia de tocarse la cara. ¿Y si se le había corrido la pintura de labios?

—Estás hermosa, La. Dime, ¿cómo te ha ido? Lo creas o no, he descolgado el teléfono una docena de veces con intención de explicarte lo ocurrido.

—¿Ah, sí?

—Sí —Martín suspiró con pesar y gratitud—. Para serte sincero, Peter estaba controlando el daño mejor de lo que yo habría podido, así que pensé que lo mejor era dejarlo pasar. Quiero decir, por el momento—se miró los pies, luego le brindó su famosa media sonrisa—. Además, seguramente me habrías colgado.

—Habría sido bastante probable —dijo Lali con ironía. Se había preguntado en muchas ocasiones qué sentiría cuando volviera a ver a Martín; y con gran alivio por su parte, se dio cuenta de que no sentía nada. Su atractivo rostro la dejaba fría, así como su encanto y sus palabras. ¿Cómo no, si todavía le temblaba todo el cuerpo por la magia de Peter?

—Nunca es demasiado tarde para enmendar una humillación, Martín —declaró Peter con expresión sombría—. Ahora tienes la oportunidad de darle a Lali la disculpa que le debes.

—Eh, tienes razón. Lali, te pido perdón.

Lali casi sintió deseos de sonreír. Había puesto su vida boca abajo, pero se acababa de disculpar y era evidente que para él el asunto estaba arreglado. De repente, Lali entendió que estaba perfectamente dispuesta a olvidar. Martín sólo era una parte pálida e insignificante de su pasado, apenas podía recordar los planes de pasar la vida con él. Lo que no podía imaginar era el futuro sin Peter.

Oh, oh, ¿se habría enamorado de Peter?

Continuará…