Buenas, buenas!!! ¿Qué tal todo por sus lares? Ojalá
que todo bien y la que esté de vacaciones las esté disfrutando!!!! Por acá día
nublado y frío horrible!!!! Así que con modorrita, esa pijamosa en la que tu
cama no te suelta jajajja lástima que tuve que ponerle los puntos para que me
dejara salir :P Gracias por leer!!! Besos y mañana nos leemos!!!!!
¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLE, Giu!!!!! Te deseo lo mejor en tu
día y que empieces con toda la felicidad y el cariño del mundo tu nuevo año!!!!
Besos y el capítulo va dedicado a ti! :D
Twitter:
@Caparatodos
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—Así
podrás contarme más cosas de Lali.
—Por
supuesto.
Le
contaría todo lo que quisiera, excepto lo de la apuesta.
Capítulo 9:
Lali
había esperado afuera mientras Peter volvía a entrar para buscar algo que se
había olvidado —posiblemente su moral— y el aire fresco de aquella noche de
junio la despejó y disipó ligeramente su enojo. Aquel bar estaba en una de sus
calles preferidas, llena de tiendecitas, restaurantes y un buen cine. Una suave
brisa soplaba entre los árboles que adornaban la calle de lado a lado. Durante
un momento, Lali los miró y pensó: «Sé cómo se sienten». Bueno, no por lo
flaquitos, pero sí por estar atrapados.
Porque
ella estaba atrapada, no le cabía duda. Atrapada sin pareja en un estúpido
vestido para el casamiento de su hermana y su madre suspirando por ella. Porque
la verdad era que no iba a ser capaz de fingir con alguien como Juan Pedro
Lanzani durante tres semanas. Había tenido una idea estúpida, impulsada por el
ron y la cólera. Durante un instante deseó estar en su departamento, acurrucada
en el viejo sofá de su abuela escuchando un poco de Elvis Presley. Puede que
ella no fuera de las que tienen citas, tal vez debería rendirse a sus genes y
convertirse en una mujer soltera para dedicarse a los hijos de Ana. Tampoco es
que quisiera tener hijos. ¿Para qué otra cosa servían los hombres? Bueno, para
el sexo, pero sólo había que ver cómo se portaban en ese sentido. La verdad...
A
su espalda sonó un celular y dio un respingo. Cuando se dio la vuelta, era Juan
Pedro Lanzani, que había vuelto. Este metió la mano en el bolsillo del abrigo y
sacó un aparato de los que tienen más cosas de la que necesita un ser humano.
Aquello confirmó su decisión. No iba a pasar tres semanas con un hombre desalmado
sólo para ir acompañada al matrimonio de su hermana. Pagaría su parte de la
cena y le diría adiós para siempre; ése era su plan.
Cruzó
los brazos y esperó a que la impresionara con una llamada de negocios, pero
colgó el teléfono.
—¿Y
si era importante? —preguntó arqueando las cejas.
—La
única persona con la que quiero hablar está aquí —dijo con una sonrisa
compradora.
—¡Por
Dios! ¿Por qué no apagas eso también?
—¿Perdón?
—preguntó mientras se le desvanecía la sonrisa.
—Las
frases hechas. Voy a cenar contigo, relájate —le pidió comenzando a caminar.
—Yo
estoy relajado siempre. ¿Dónde vamos? —preguntó poniéndose a su lado de una
sola zancada.
Lali
se detuvo y él la adelantó un paso antes de parar.
—A
ese nuevo restaurante del que habla todo el mundo. A Serafino. Un amigo con el
que solía salir me ha dicho que el cocinero pretende decir algo con su cocina
—pensó en Benjamín y miró a Peter, tal para cual—. Me imagino que encaja en tu
estilo. ¿Habías pensado en otro sitio?
—Sí
—dijo poniéndole un dedo en la espalda y dándole un suave empujoncito para que
se diera la vuelta. Lali se soltó de él mientras giraba—. A mi restaurante se
va por ahí. Jamás vayas a un sitio en el que el cocinero intenta hablar con la
comida. A menos que quieras...
—No
—dijo Lali empezando a caminar otra vez—. Tengo ganas de comprobar tu gusto en
restaurantes. Me imagino que será como el que tienes en celulares, muy a la
moda.
—Me
gusta la tecnología —dijo volviendo a alcanzarla—. No creo que sea una
demostración de mi verdadero yo.
—Siempre
he querido hacer un estudio sobre la relación entre los celulares y la
personalidad —mintió mientras pasaban por delante del cine—. Con todos esos
modernos estilos de fantasía y fundas diferentes, y todavía hay gente que se
niega a tenerlos. Uno pensaría que...
—El
tuyo es negro. Muy práctico. Cuidado con el vidrio —la previno cogiéndola del
brazo y tirando de ella para esquivar una botella rota, pero Lali se desvió por
su lado y se alejó de él.
Peter
se detuvo y la miró a los pies, seguramente fingiendo preocupación.
—¿Qué
pasa? —preguntó Lali.
—Bonitos
zapatos —dijo, y Lali miró sus zapatos de taco, amarrados con lazos negros de
tela.
—Gracias
—dijo, sorprendida de que se hubiera fijado.
—De
nada —contestó. Metió las manos en los bolsillos y empezó a caminar otra vez,
alargando el paso.
—Te
equivocas —dijo Lali dando un paso más largo para alcanzarlo—. Mi celular no es
negro. Es verde y tiene unas grandes margaritas blancas.
—No
es verdad —Peter iba adelante de ella sin siquiera molestarse en ir a su ritmo
y Lali tuvo que acelerar para alcanzarlo—. Es negro o plateado con funciones
básicas, lo que es una pena porque nunca se sabe cuándo te vas a agarrar
tráfico en algún sitio y necesitar un buen juego para pasar el tiempo.
Cuando
lo miró, estaba tan guapo que se paró para que tuviera que perder el ritmo. La
clave estaba en desconcertarlo, no en mirarlo boquiabierta, sobre todo porque
tenía razón en cuanto a su celular negro.
—Perdón
—dijo tensando la voz y cruzándose de brazos—. Sé perfectamente cómo es mi
teléfono, y tiene margaritas. Y ya sé que me visto medio formal, pero eso no
quiere decir que sea aburrida. Llevo ropa interior de color rojo.
—No
—seguía con las manos en los bolsillos y daba la impresión de ser grande, ancho
y sumamente creído.
—Bueno,
si muestras esa actitud nunca lo descubrirás —lo desafió y siguió caminando
hasta que se dio cuenta de que no la seguía. Se giró y vio que la estaba
mirando—. ¿Cenamos?
—Te
apuesto cien pesos a que tu móvil no tiene margaritas —le dijo Peter acercándose
despacio volviendo a su lado.
—No
hago apuestas —respondió intentando no darse media vuelta para irse.
—Doble
o nada a que tienes puesto un sostén blanco.
—Si
crees que soy tan aburrida, ¿qué estás haciendo conmigo?
—Te
lo vi cuando guardaste la plata del taxi y tienes un gusto muy conservador. Así
que no creo que tengas un teléfono con margaritas. Lo más atrevido que llevas
son los zapatos.
—¡Buenoooo!
—protestó Lali frunciendo el ceño.
—Y
lo que estoy haciendo contigo es intentar llevarte a un buen restaurante que
queda un par de locas más allá, así que si declaramos una tregua hasta que lleguemos
allí... —propuso dando claras muestras de estar al borde de su paciencia. Lali
comenzó a caminar de nuevo— ¿Aceptas la apuesta? —preguntó Peter a su espalda.
—No
—Lali aceleró el paso, pero Peter se puso a su altura sin ningún esfuerzo.
«Tiene las piernas largas», pensó y después se enojó con ella misma por pensar
en una parte de su cuerpo. O en que se hubiera fijado en sus zapatos. Algo que
le pegaba mucho a ese tipo de hombres. «Acuérdate de la apuesta —se ordenó—. Es
un idiota y un jugador».
El
idiota y jugador se detuvo delante de una vitrina pobremente iluminada y tapada
por unas cortinas de terciopelo rojo. Encima de ellas había escrito «Emilio» en
letras doradas.
—¿Este
es el restaurante? —preguntó sorprendida por que no hubiera elegido algo más
lujoso.
—Sí
—dijo abriendo la puerta.
—Espera
—le pidió leyendo el cartel que había en el cristal—. Aquí dice que entre
semana cierra a las diez y ya debe de ser casi esa hora. Tal vez deberíamos...
—Soy
su cliente favorito —dijo manteniendo la puerta abierta—. Al menos, hasta que
te conozca a ti.
—¿Ya
empezamos otra vez? —replicó exasperada.
—No
—contestó con mucha paciencia—. Si sigues dándome la contra durante toda la
noche, Emilio te dará un postre gratis.
—Creía
que eras su cliente favorito.
—Y
lo soy. Eso no quita que disfrute del espectáculo. ¿Entras o no?
—Sí.
Me encanta!!! Mas!!! Me exasperan los dos!!
ResponderEliminar+++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Va por buen camino Peter y espero que le diga la verdad :)
ResponderEliminarRuthy
Jajaja se van a atraer por la velocidad verbal, o no? ajajajaja
ResponderEliminarMe encanta!
Quiero más!
Lore
estos juegos previos son lomejor,ojala se de cuenta pronto q Peter no esta en la apuesta con B
ResponderEliminarMaaas nove
ResponderEliminarMe encanta!!!
ResponderEliminar@ligiaelenaCM
muy muy a la defensiva esta lali
ResponderEliminarbeso
Jjajajajaja,parece k la psicóloga no dio ni una con ellos.Después d sus exposiciones ,aún siguen juntos, y van a cenar.
ResponderEliminarPeter la estudió bien a fondo ,todo un observador!!!
Perdón Cami, me equivoqué en el cumple d Giu!!!
Otrooooo :D
ResponderEliminarkjkjkjkjj esta muy buena me encanto massssssssssssssssss
ResponderEliminarOoo ya quiero leer el proximo capitulo :) #4YearsOfOneDirection #Congratulations1D
ResponderEliminarjajajjaja XD,muy bueno
ResponderEliminarQuien se pelea se ama..decian ajajja! Espero mas y gracias por dedicarme el cap aunque no es mi cumple ajaj. beso!!Giu
ResponderEliminarEse tira y afloja entre estos dos va a ser muy divertido =) quiero masssss beso
ResponderEliminarEse tira y afloja entre estos dos va a ser muy divertido =) quiero masssss beso
ResponderEliminarEse tira y afloja entre estos dos va a ser muy divertido =) quiero masssss beso
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