Capítulo 6

Hola, hola!!!! ¿Cómo les va? ¿Qué tal estuvo su día? Espero que todo bien por esos lares y disfrutando del día libre, las que pueden!!! Gracias por leer!!! Besos y mañana nos leemos!!! Que empiecen con todo el domingo y lo aprovechen al máximo! ;)

P.D.: Me había olvidado de comentarles que por si acaso ya subí las dos noves que les debía para descargar: Casados al amanecer y Noche Inesperada!!!!

Twitter: @Caparatodos

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—Sí, estoy saliendo con alguien —le informó apartando el brazo.

Se abrió camino entre ella y Benjamín y fue hacia la barra deseándoles lo peor que se le ocurrió, que se vayan bien lejos.

Capítulo 6:

Lali vio que se dirigía hacia las escaleras. ¡Idiota! ¿Pensaba que podía conquistarla en un mes? que era tan digna de lástima que...

Cuando su cerebro consiguió seguir su línea de pensamientos, se enderezó.

—¿Nos vas a decir qué pasa? —preguntó María.

—Un mes —contestó Lali.

Peter subió los escalones y se abrió paso entre la gente sin hacer caso a las insinuantes miradas de las mujeres que iba dejando atrás.

Iba a hablar con ella.

Suponiendo que lo dejara.

Suponiendo que durante las siguientes tres semanas ella le hiciera pagar dándole falsas esperanzas y después lo llevara al casamiento de Ana. No la abandonaría, tenía que aguantar un mes para ganar la maldita apuesta. Lo único que tenía que hacer era no acostarse con él en tres semanas, llevarlo al matrimonio de su hermana y después dejarlo tirado.

Lali se acomodó en la barra y estudió la idea desde todos los ángulos. Peter se merecía que lo torturaran durante tres semanas. Y en ese tiempo encontraría la forma de que Benjamín también sufriera. El día de la boda, su madre podría presentar a su guapo acompañante a la gente. Era un plan y, en su opinión, perfecto.

—Un ron con Coca—cola light, por favor. Que sea doble —pidió a la camarera cuando ésta se acercó.

—Es el tercero y el cuarto —la regañó María—. El ácido aspártico te va a volver loca. ¿Qué te pasa?

—¿Se ha portado mal contigo? ¿Qué sucedió? —preguntó Candela.

—No he hablado con él —dijo alejándolas con la mano—. Háganse a un lado. Estoy a punto de salir a matar y están interfiriendo en mi plan.

—¿Nos hemos perdido algo? —le preguntó María a Candela.

—Aléjate —le pidió ésta empujándola.

Lali se dio la vuelta para coger la copa que le había traído la camarera, así que cuando El idiota habló a su espalda, levantó la cabeza rápidamente y el impacto la agarró desprevenida: cálidos ojos oscuros, pómulos perfectos y una boca por la que una mujer traicionaría su moral por morderla. El corazón se le subió a la garganta y tragó con fuerza para obligarlo a volver a su sitio.

—Tengo un problema —dijo con voz baja y suave, lo suficientemente cálida como para ser encantadora y lo bastante intensa como para obstruir una arteria.

«Está para darle», pensó y lo miró desconcertada, respirando lentamente.

—¿Un problema?

—Bueno, normalmente pregunto: ¿Te gustaría una copa?, pero ya tienes una —dijo sonriendo y emanando testosterona a través de su ropa.

—Y sí, es un problema —contestó dándose la vuelta.

—Así que he pensado que podríamos irnos a otro sitio e invitarte a cenar —dijo bajando aún más la voz mientras se acercaba a ella, lo que hizo que su corazón palpitara con fuerza.

Cuanto más cerca estaba, más guapo le parecía. Era como los vendedores de autos usados, pensó intentando recuperar la distancia. Jamás se consigue un buen trato; ellos los venden a todas horas y tú sólo compras un par en toda tu vida, así que siempre salen ganando. En términos estadísticos, en cuanto entras en su terreno estás a su merced. Se preguntó cuántas mujeres habría destrozado en toda su vida.

Mientras esperaba una respuesta, la sonrisa desapareció de su rostro y le pareció vulnerable, como si corriera un riesgo al pedirle que saliera con él. Fingía muy bien. «Acuérdate —se dijo—, que este hijo de su mamá lo está haciendo por una apuesta». De hecho, estaba intentando llevársela a la cama por una apuesta. Y una bastante pobre… Tacaño. De repente, no le costó ningún esfuerzo respirar con normalidad.

—¿A cenar?

—Sí —dijo acercándose más—. En algún sitio en el que podamos hablar. Pareces alguien que tiene cosas interesantes que contar. Y a mí me encanta escuchar.

—Es un cliché malísimo. ¿Alguna vez te ha funcionado? —preguntó sonriendo.

Peter se quedó mudo un momento y después pasó de la sinceridad a adoptar una actitud de engreído otra vez.

—Bueno, hasta ahora sí.

—Será por la voz. Lo dices muy bien.

—Gracias. Vamos a empezar otra vez —propuso ofreciéndole la mano—. Me llamo Juan Pedro Lanzani, pero mis amigos me dicen Peter.

—Mariana Espósito —se presentó estrechándosela y soltándola antes de poder sentir su calidez—. Y mis amigas me dicen Lali aunque me llamarían imprudente si saliera de aquí con alguien que no conozco.

—Espera —dijo buscando su billetera y sacando unos billetes—. Esto es lo que cuesta un taxi. Si me propaso, llamas a uno.

María cogería la plata y lo golpearía. Era una idea, pero ella no necesitaba a nadie que la acompañara a un casamiento. ¿Qué más haría ella? Le quitó los billetes de los dedos.

—Si te pasas, te romperé la nariz —dobló los billetes, y los guardó en su bolsillo.

Lali levantó la mirada, vio que estaba viendo hacia abajo y esperó a que hiciera algún comentario, pero él simplemente volvió a sonreír.

—Me parece justo. Vamos a comer algo —sugirió, y Lali se propuso no hacer caso a su hermosa boca, ya que tenía una lengua provocadora… y ni hablar de los lunares que adornaban su cara dándole un aspecto encantador e irresistible a la vez. Lunares que no había notado cuando él estaba en la tarima.

—Antes prométeme que no habrá más frases baratas —le pidió, y vio cómo apretaba los dientes.

—Como quieras.

—Eso es otra frase hecha. Supongo que no puedes remediarlo. En fin, la comida gratis siempre es más rica. Vamos —dijo agarrando su cartera de la barra.

Comenzó a caminar antes de que él pudiera decir nada más. La siguió y pasaron por delante de una confundida María y una alegre Candela para cruzar el local y subir a la tarima. Lo último que vio fue la indignada cara de Benjamín.

La noche se estaba poniendo mucho mejor de lo que había pensado.

Continuará…