Capítulo 35

Hola!!! Qué tal pasaron su domingo?! Bien??? Espero que así haya sido, pero sobre todo que lo terminen mejor así arrancan con todo la semana ;) Vieron que a diferencia de Lali y Peter, el blog ya tiene espíritu navideño :P jajajaja Muchas gracias por sus comentarios, son LO MÁS!!! Besos ;)

Twitter: @Caparatodos

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—¿Entonces de qué se trataba?

—Me preguntaba si no estarías empezando a importarme demasiado —admitió él mientras una ola de calor lo recorría. Aquél era el problema. Una mirada de Lali bastaba para dejarlo fuera de combate. Pero por mucho que odiara aquella sensación, no quería dejar de sentirla—. ¿Podemos hablar en otro sitio?

Capítulo 35:

—Estoy en un partido de fútbol con mis amigos —dijo ella.

—Ni siquiera sabes cómo va el marcador —señaló él, intentando no reírse. Lali tendría que esforzarse más para rechazarlo, porque Peter confiaba en que la atracción era mutua y sabía que ella acabaría cayendo, igual que él.

—Claro que sé —lo contradijo ella—. Pero no quería decírtelo. No sabía si quería hablar contigo.

—¿Y ahora lo sabes?

—Casi te has salvado por completo al decir que te importo demasiado.

—¿Casi? ¿Qué más necesitas escuchar?

—Que a tu mamá la han deportado a Alaska.

Peter volvió a sonreír.

—No ha hecho falta tanto, pero sí le dije que no escucharía ni una palabra más en tu contra.

Lali pareció sorprendida.

—¿En serio?

—Salí del auto y la dejé en el estacionamiento de Delica’s.

—Gracias —dijo ella, repentinamente más animada.

—No hay de qué… Y ahora, ¿podemos hablar en otro lugar?

Un brillo inquietante destelló en los ojos de Lali.

—Por supuesto, pero antes tengo que hacer una cosa.

—¿Qué cosa?

Entonces ella hizo algo tan inesperado como sorprendente. Le puso una mano en la nuca y lo besó con tal pasión en los labios que Peter perdió conciencia de todo lo demás. La sangre le hervía salvajemente en las venas y los latidos de su corazón desbocado se sobrepusieron al griterío del estadio.

Cuando finalmente se separó, Peter se quedó aturdido por unos segundos.

—¿Qué fue eso?

Ella lo miró con una sonrisa de satisfacción.

—Un día de estos te lo explicaré —le prometió con una pícara sonrisa—. O tal vez no.

En ese momento Peter se dio cuenta de que Agustín, Candela y la mitad de los ahí presentes, en las gradas, los estaban mirando con asombro. Teniendo en cuenta cómo se expandían los rumores en Monte Grande, todos estarían hablando de aquel beso por la mañana. Aún no podía creer que Lali se hubiera atrevido a hacer algo así en frente de todos.

—Creo que el público está más entretenido con nosotros que con el partido —le dijo.

—Es verdad —afirmó ella—. Ya podemos irnos.

Peter seguía sin saber cuál había sido la intención de Lali, pero no importaba. ¿Por qué buscarle explicación a un beso que lo había sacudido hasta lo más profundo de su ser? Se levantó y empezó a caminar detrás de ella. Lali dejó a Jessica con Agustín al pasar a su lado.

—Buenas noches —les dijo—. Gracias por haberme invitado.

—Nos encanta que hayas podido venir —dijo Agustín con una sonrisa.

Candela se limitó a mirarla, insinuando el interrogatorio que le tendría preparado para el sábado por la mañana.

Peter seguía sin saber qué había pasado allí, pero fuera cual fuera la intención de Lali era mucho más prometedora que todo lo que hubiera dicho o hecho hasta el momento. Hace un tiempo, aquella pequeña victoria habría bastado para complacerlo y curar su ego, pero ahora se moría de impaciencia por ver a dónde los llevaba aquel beso.

Tal vez se hubiera dejado llevar por un impulso equivocado, pero Lali estaba muy satisfecha por la muestra de cariño que había tenido hacia Peter en público. Aquello sería suficiente para convencer a María y evitar cualquier rumor sobre la supuesta homosexualidad de Peter. Era lo menos que Lali podía hacer por un hombre que la había defendido contra su madre.

—¿A dónde te provoca ir? —le preguntó él mientras la llevaba hacia su auto.

—No sé tú, pero yo me muero de hambre.

—¿Delica’s? —sugirió él, pero ella negó con la cabeza.

—Eugenia y Gastón…

—No queremos conocidos —corroboró él—. ¿Qué te parece Rosalina's?

—Mucho mejor. Y si vamos antes de que termine el partido, tendremos el local para nosotros solos.

—Ah, bueno… ¿Estás buscando un lugar íntimo porque quieres volver a besarme?

—No. Porque dijiste que querías hablar.

—Hay cosas más interesantes que hablar…

—Temía darte una idea equivocada.

—¿Una idea equivocada sobre un beso que podría incendiar medio mundo?

Lali intentó esconder la felicidad que le causaba su comentario.

—La idea equivocada es pensar que puede haber más.

Peter suspiró dramáticamente.

—Entonces, ¿por qué me besaste si todo iba a ser consecuencias negativas? ¿Los rumores, mis ideas equivocadas…?

—Es mejor que no hablemos de eso —dijo ella, pensando en la equivocada opinión de María. A Peter seguramente le haría gracia, o tal vez no, y Lali no quería ser la responsable de que se creara una enemistad insalvable entre el secretario local y la presidenta de la Cámara de Comercio. Después de todo, tenían que trabajar juntos.

Llegaron a Rosalina's y, efectivamente, tuvieron el restaurante para ellos solos. A Lali le encantaban los olores a cebolla, tomate y pasta. Le resultaban tan relajantes como algunos de los perfumes del centro de belleza.

—¿Pizza con champiñones, aceitunas y pimientos verdes? —sugirió Peter cuando estuvieron sentados.

—¿Te acuerdas de lo que pedí cuando estuvimos aquí con Cande y Agus? —le preguntó ella, mirándolo sorprendida.

—Siempre presto atención a las cosas importantes, Lali —respondió él seriamente.

—¿Qué más crees saber de mí?

Continuará...