Capítulo 70

Hola, hola!  Cómo les va??? Espero que todo bien y estén pasando un buen sábado ya preparandose para el fin de año! ;) Besos y muchas gracias por estar siempre ahí del otro lado, apoyandome y diciendo cosas lindas! Son lo más y me encanta leerlas!!! Las quiero y que terminen bien el día! Disfruten, nosotras nos leemos mañana ;)

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—¿Qué? —lo acució ella.

—Hay rencores muy profundos entre mi mujer y tú.

Capítulo 70:

—Eso no es ninguna novedad. Lo que no entiendo es por qué. No es sólo por lo que sucedió en Ce’bella, ¿verdad?

El señor Lanzani negó con la cabeza. Parecía estar sopesando las consecuencias de ofrecerle una explicación completa, de modo que Lali se limitó a esperar.

—Ya sabes que mi hijo y yo hemos tenido nuestras diferencias por sus planes de futuro —dijo él finalmente.

—Algo así me contó—admitió ella.

—No es que yo quiera controlarlo ni que me importe el estatus social o ese tipo de cosas.

—Pero a su mujer sí le importan.

Él la miró tristemente.

—Para ti significa tan poco como para mi hijo, pero ninguno de los dos entienden lo importante que es el estatus social en determinados círculos. Claudia procede de una familia prestigiosa y adinerada, no como yo. Mi familia tenía dinero y era muy respetada, sí, pero mi padre despilfarró toda su fortuna y dejó la reputación familiar por los suelos. Se equivocó con sus negocios, se dedicó a jugar y a tener aventuras. Muchos hombres lo hacen, pero suelen ser más discretos de lo que fue mi padre. Todo el mundo lo sabía. Humilló a mi madre y nos dejó a mi hermano y a mí la enorme tarea de salvar el poco patrimonio que nos quedaba.

—Debió de ser muy duro —dijo Lali. Estaba empezando a entender la situación.

—No puedes imaginarte cuanto hasta que pasas por ello. Allí estaba yo, un joven con buenos contactos pero sin un centavo, cuando conocí a una mujer increíble que podría tener a cualquier hombre. Los padres de Claudia conocían la situación económica de mi familia y las historias sobre mi padre, y lógicamente se opusieron a nuestra relación —su expresión se cubrió de nostalgia—. Pero Claudia era una mujer extraordinario y se negó a obedecerlos. Me amaba y creía en mí. Veía el futuro que podíamos tener juntos a pesar de que yo no estaba tan seguro. Sus padres se mantuvieron firmes en su rechazo, por eso decidimos fugamos y nos casamos en secreto, tal era la fe que tenía en mí —miró a Lali a los ojos—. Podrás entender por qué estoy dispuesto a hacer lo que sea por ella.

—Creo que puedo entenderlo —dijo ella—. Y también entiendo por qué me considera una amenaza para su familia. Quiere que Peter se case con alguien que no le dé problemas, alguien que encaje en su mundo y no necesite que la defienda contra todos.

—Es muy generoso de tu parte intentar ponerte en su lugar, sobre todo después de lo mal que nos hemos portado contigo —dijo él en un ligero tono de admiración—. Lo siento mucho.

Sus disculpas parecían sinceras y Lali le creyó.

—¿Ha hablado alguna vez de esto con Peter?

—No. Cuando él y sus hermanas eran pequeños no queríamos preocuparlos. Queríamos darles la infancia que se merecían como miembros de la familia Lanzani.

—Tal vez estaría bueno que Peter lo supiera.

—Puede que tengas razón. A Claudia y a mí nos gusta pensar que hemos dejado atrás esa parte de nuestras vidas, pero parece que no lo hemos conseguido del todo. El pasado aún puede influirnos.

—Dígaselo —le volvió a aconsejar Lali.

—Lo haré si tú haces una cosa por mí —le propuso él.

—No voy a romper con su hijo —advirtió ella.

El señor Lanzani sonrió.

—Claro que no. Lo único que te pido es que le des tiempo a mi mujer para que se acostumbre a la idea. Creo que cuando te conozca podrá apreciar que eres la mujer ideal para nuestro hijo. Eres una persona honrada, y ése es un rasgo que mi mujer valora por encima de todo.

—Gracias por decírmelo.

Él la miró esperanzado.

—¿Podemos olvidarnos de esta visita?

—No creo que quiera olvidarla —dijo ella—. Me ha ofrecido una nueva perspectiva. La que necesitaba tener.

—Entonces, ¿sirvió de algo?

Ella sonrió.

—Eso parece.

—Genial. ¿Vas a venir con él a la cena? Su presencia es muy importante, y mi mujer cree que no vendrá a menos que tú lo acompañes.

Lali no quería admitir que Peter no le había comentado nada de una cena, así que asintió simplemente.

—Si él quiere que vaya…

El señor Lanzani sacudió la cabeza y una sonrisa fugaz asomó a sus labios.

—Me haces acordar a alguien.

—¿Ah, sí?

—Resulta irónico, pero te pareces mucho a Claudia —dijo, y se comenzó a reír cuando la vio fruncir el ceño—. No, de verdad. Las dos son igual de porfiadas. Y cuando aman, lo hacen con todo su ser, sin importarles las consecuencias. No me extraña que mi hijo esté tan enamorado de ti. Casi siento lástima por él.

—¿Cómo dice?

—Te lo dice un hombre que lleva casado con una mujer así cuarenta años. Es un desafío constante, pero no la cambiaría por nada del mundo.

Salió de la oficina y dejó a Lali con la boca abierta. Aquel encuentro no habría podido ser más significativo. Si alguien le hubiera dicho una hora antes que podría caerle bien un hombre que intentara sobornarla, no hubiera podido evitar reír. Pero el señor Lanzani la había conquistado con su franqueza y al parecer ella se había ganado su respeto. Lo único que quedaba por ver era si aquello supondría alguna diferencia de ahora en adelante.

Continuará…