Capítulo 33

Hola, hola muchachas!!!! Gracias por sus mensajes! :) Son unas tiernas totales!!! Disfruté mucho del viaje y me sirvió para empezar clases con todo hoy! Aunque les cuento que muy nerviosa porque me cambié de universidad y no conozco ni el método ni a la gente… pero todo es cuestión de adaptarse y acostumbrarse a lo nuevo que nos da la vida ;) jajajaja Ustedes, cómo empezaron la semana?! Espero que bien y con ganas así se pasa más rápido! Besos a todas y nos leemos mañana!!! Voy a tratar de organizarme y amoldar mis tiempos para ver si pronto les hago maratón!

P.D.: Voy acomodándome de a pocos, así que en estos días me pongo al día con las noves que leía y los capis que me atrasé!

Twitter: @Caparatodos

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—Nada importante. Recuerdo que fui a ver cómo dormía Jimena y me pareció extraño que Erika no estuviera con ella. Nunca planeábamos nada, pero siempre parecían encontrar la manera de estar juntas. Ojalá lo hubieran estado aquella noche.

Capítulo 33:

Lali estaba sentada en su terraza disfrutando de la noche. La entrevista en casa de los Lavalle había sido tan oscura como la noche sobre Arcadia. Se preguntó si no estaban pasando por alto algo obvio o si una niña de siete años podía desaparecer por sus propios medios sin dejar ni rastro. Mientras más hablaban con la gente relacionada con el caso más inexplicable se hacía el misterio. Lali frunció el ceño. Si alguien quería incriminar a Peter eso suponía que alguien muy cercano, un amigo o un vecino, era un loco peligroso. ¿No era una amenaza para toda la ciudad?

El sonido de unos pasos en la oscuridad hizo que el corazón le diera un vuelco. La silueta de un hombre apareció en la negrura de la noche. Al acercarse pudo ver que se trataba de Peter y respiró aliviada. Su cuerpo se relajó, pero su corazón comenzó a latir aún más deprisa.

—¿Te molestaría decirme qué haces sentada aquí a oscuras? Es una noche de lo más negra. Ni siquiera se ven las estrellas.

Peter tenía una voz rica en matices y profunda. Sin embargo, a Lali le gustaba más la de antes cuando todavía conservaba el acento del interior. Se preguntó si la falta de este se debía a que consideraba Arcadia como un mal recuerdo y si eso la incluía a ella.

—Sólo estaba pensando.

—¿En mí? —preguntó él, sentándose a su lado y rozándole el muslo con la pierna.

Lali sintió escalofríos. Se abrazó a sí misma aunque hacía calor. Deseó haber llevado encima algo más que un short y una blusa.

Asintió para que no supiera hasta qué punto le afectaba su proximidad.

—En ti, en Erika y en que las piezas no cuadran. Sigo creyendo que hay una pista clave para todas las respuestas. Pero, por ahora, no damos con ella.

Peter guardó un desalentador silencio. ¿Cuándo había comenzado todo aquello? ¿Cuándo se había vuelto Lali tan seria, tan introspectiva? ¿Cuándo había dejado de hablarle de sus pinturas y de sus sueños para empezar a hablar sobre secuestros y misterios? ¿Y cuándo había empezado él a soñar despierto?

—Jimena dijo que Erika hablaba mucho de escaparse.

Lali asintió.

—Era una niña con espíritu aventurero que pensaba que el mundo debía ser algo más que Arcadia. Quería viajar y conocerlo.

Se calló pensando en que ella había sido igual, pero no había cumplido sus sueños. Se preguntó si a Erika le había sucedido lo mismo.

—Tal vez no la secuestraran delante de su casa —apuntó Peter—. ¿Y si decidió escaparse aquella noche? Pudo haberle dicho a Martha que iba a dormir con su prima, esconderse y aprovechar la noche para desaparecer sin ser vista.

—¿Y después qué? Una niña de siete años no puede llegar muy lejos antes de aprender que escaparse no es tan fácil como parece.

—Es posible que procurara no llamar la atención.

—Muy bien. Supongámoslo. Pero no cambia nada el hecho de que no pudo llegar muy lejos por sus propios medios, de modo que el secuestrador sigue siendo alguien de Arcadia. Y eso nos lleva otra vez al principio.

—Es una pesadilla, Lali. Por alguna razón que no logro entender, soy el vínculo entre el secuestro de dos niñas inocentes. Incluso aunque no tuviera nada que ver, me siento responsable. Me estaba volviendo loco pensándolo en casa de mi madre y decidí unirme a la búsqueda de Luz Fonsi. Cuando estaba en el bosque me encontré con Benjamín y Gabriel Flores. Me di cuenta de que no buscaban a Luz, me miraban preguntándose qué hacía yo allí. No se les ocurrió que la buscaba como todo el mundo. Pensaron que estaba borrando las pistas.

—No puedes estar tan seguro, Peter —protestó ella.

—Claro que estoy seguro. La gente de Arcadia no confía en mí y yo no confío en ellos. ¡Por Dios, Lali! Ni siquiera confío completamente en ti y tú eres la única persona que me cree.

—Martha también te cree. Y Claudia creía en ti.

—¡Ah,Claudia! —exclamó él, saboreando el nombre de su madre—. Es gracioso. Sólo la veía un par de veces al año, pero la extrañaba siempre. Nunca me había dado cuenta de lo importante que era para mí. Cuando la llamaba por teléfono me daba la impresión de que hablar conmigo era su tarea más importante. Era una mujer muy fuerte y segura de sí misma.

—Crió un hijo muy fuerte.

Peter rió, aunque lo que había dicho Lali no tenía ninguna gracia.

—¿Y por qué me afecta todo el chismorreo pueblerino? ¿Y por qué tengo ganas de golpear a Joaquín y a los Flores?

—No seas tan duro contigo mismo, Peter. Hace años te hubieras peleado. Ahora eres un hombre maduro. En ese entonces eras muy impulsivo, hacías lo que querías sin que te importaran las consecuencias.

Peter pensó que acertaba y se equivocaba al mismo tiempo. Había madurado, pero el niño que había en su interior seguía viviendo y había algunos impulsos que no podía controlar. Unos impulsos que se encendían con el deseo que creía ver en sus ojos, con la suavidad del cuerpo que tenía a su lado.

—¿Quieres decir que hace años te habría besado de haberlo querido hacer?

Peter le puso una mano en el hombro y la hizo mirarlo. Lali lo contempló sin hablar y él no vio ningún impedimento para besarla.

Continuará…