Capítulo 36

Holillas!!! Cómo les va?! Hoy me tienen temprano por acá, y les parece si nos volvemos a leer a la noche??? No sé cuando pueda hacer maratón, intentaré sea este finde y si no el próximo que tengo más tiempo porque es semana santa! Vamos viendo!!! ;) Pero al menos hoy les dejo dos les va?! Gracias por estar! Un beso enorme a todas y nos leemos en unas horas!!!!

Twitter: @Caparatodos

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—Necesito vestirme —dijo él, saliendo de la cama.

Una lágrima rodó por la mejilla de Lali. Después la siguió otra, y otra…

Capítulo 36:

—Cuéntame todo lo que sepas —le dijo Lali a Ana.

Estaban en la cocina de su hermana tomando café. El cuarto era alegre, pero Lali no estaba de humor para disfrutar de la decoración.

—En serio, Lali, te dije casi todo lo que sabía por teléfono.

Ana tenía un aspecto cuidado y sofisticado. Todo lo contrario a Lali. Se había dado una ducha rápida y se había puesto un polo bastante más grande y un short viejo. Como toque final sus zapatillas ajadas.

—No entiendo por qué viniste corriendo y a las apuradas en esas fachas, no había necesidad —la sermoneó Ana—. Podías haberte arreglado un poco.

—Ana, por favor. Cuéntame lo que pasó. Joaquín tiene que haberte contado todo con puntos y comas.

—¡Obvio! Ya sabes que los hermanos Flores se presentaron como voluntarios para buscar a Luz. Todos los demás se mantenían en una posición más cómoda, así que decidieron ponerse sus botas y buscar por el bosque.

—Me parece bastante lógico.

—Por lo que se ve, hay un camino que sale del Camino Viejo. A lo mejor la conoces. Los Foster comenzaron a buscar por ahí. No llevaban ni una hora cuando tropezaron con los huesos de la pobre Erika. Benjamín comentó que no hubieran podido encontrar nada de no haber sido por la escases de lluvia que ha habido últimamente. El rio se había secado en algunas zonas y el esqueleto era visible en el barro. ¿Lali? ¿Lali, enana, qué te pasa?

Lali se había puesto pálida. El río, el camino. El esqueleto había sido descubierto junto a su lugar secreto, ese donde ella y Peter habían hecho el amor por primera vez. Parecía demasiado cruel para ser cierto. Comenzó a temblar. ¿Acaso sabía el asesino que ellos se veían en ese lugar? ¿Habían dejado el cuerpo de la pequeña allí cerca para inculpar a Peter?

—¿Lali? ¿Lali?  ¡¿Qué te pasa, estás bien?!

El pánico de su hermana la sacó de su pesadilla. Levantó la mirada y vio que el miedo de Ana era real.

—Estoy bien, Ana. Es sólo que lo que me acabas de contar es demasiado horrible. No puedo entender cómo alguien pudo hacer una cosa así.

—Lo sé, yo tampoco entiendo. No dejo de pensar en lo horrible que puede ser que secuestren a Manuel o a Julieta. Creo que no podría soportarlo. Ha sido un golpe de suerte que encontraran los restos de Erika. Joaquín dice que ha tenido que ser alguien que conozca la zona porque incluso con la marea baja el cuerpo quedaba cubierto. Sólo porque este año hay sequía hemos podido encontrarla. Hace años, hubiera sido imposible.

Ana se sentó y las dos hermanas estuvieron un rato en silencio, sumidas en sus propios pensamientos.

—Lali, por favor no me malinterpretes —dijo Ana con una delicadeza que era inusual en ella—. Estoy preocupada por ti y por Peter. ¡No! Déjame terminar. No me costó mucho imaginar dónde estaba cuando Joaquín me dijo que no lograba localizarlo esta mañana. Sé que te ves con él.

Lali cruzó los brazos sobre el pecho y le lanzó una mirada asesina, diciéndole claramente que detestaba el papel de hermana mayor que estaba interpretando, Ana la ignoró por completo.

—Claro que no querrás que hable de estas cosas, pero tengo que hacerlo. Sé que crees en la inocencia de Peter, pero la mayoría de la gente piensa lo contrario. No veo otra cosa que desventajas en tu unión con él, no puede salir nada bueno de todo esto. Si hasta llegaste a decir mentiras para protegerlo.

—Ana, no es ninguna mentira. Estaba con él la noche en que Erika desapareció. ¿Por qué te cuesta tanto o no quieres creerlo?

—Supongo que es precisamente eso, no quiero creerlo.

La sinceridad de Ana era tan absoluta como inesperada. Lali la miró de una manera completamente nueva y vio que estaba profundamente preocupada por ella.

—No quisiera que te metieras en problemas. Tengo el presentimiento de que va a ser un asunto muy feo.

Lali le agarró una mano por encima de la mesa.

—Tengo que involucrarme, Ana. Ya me callé una vez y sólo conseguí que mucha gente sufriera. Tengo el deber de decir lo que sé.

Ana asintió comprensivamente. Lali sintió remordimientos por todas las veces que le había colgado el teléfono o le había dicho que se ocupara de sus propios problemas. Ana estaba muy lejos de ser la hermana perfecta, pero había demostrado que se preocupaba por ella.

— En serio no puedes estar pensando que Peter secuestró a esas niñas, ¿no?

Ana fijó la mirada en el suelo y frunció los labios.

—Eso es lo que me preocupa. No lo sé. De verdad que no lo sé.

Continuará…