Capítulo 61

Hola, muchachas!!!!! ¿Cómo les va? Espero que todo bien y remando de la mejor manera para que todo sea no sé si más fácil, porque nada en la vida es fácil, pero sí más feliz y con eso sí que todo es más fácil de llevar! ;) Sonrían y traten de ver, aún en las peores situaciones, el vaso medio lleno, las cosas tirando al blanco! Un beso a todas y bienvenidas las nuevas lectoras!!!! Hasta mañana!!! ;)

http://novesdepeterylali.blogspot.com/ Va a arrancar una nove ;)

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—Dios mío.

Supuso que estaba igual.

Capítulo 61:

Él entró lentamente a la habitación hasta detenerse a un metro de la pintura de tamaño natural. Lali sólo quería huir y esconderse, ¿pero adonde podía ir? Miró la tela, la luz del sol poniente atravesaba las cortinas y se derramaba sobre el piso de madera e iluminaba el retrato con una especie de resplandor. Rogó para que Peter no se reconociera.

—¿Y eso? —preguntó, señalando la pintura—. ¿Se supone que soy yo?

No había esperanza ahora. Estaba atrapada. Podía haber tenido un problema con la proporción de los pies y las manos, pero no había tenido absolutamente ningún problema con el pene de Peter. Sólo había una cosa que podía hacer, aguantar el diluvio hasta el final y disimular la vergüenza lo mejor que pudiera.

—Creo que es muy bueno —dijo ella cruzándose de brazos.

Él la miró por encima del hombro con los ojos un poco vidriosos.

—Estoy en bolas.

—Desnudo.

—Es lo mismo, por favor. —Él se volteó, y Lali se colocó a su lado—. ¿Y dónde están mis manos y mis pies?

Ella ladeó la cabeza.

—Bueno, no tuve tiempo de pintarlos todavía.

—Veo que, sin embargo, tuviste tiempo para pintarme otras cosas.

«¿Qué podía decir sobre eso?»

—Creo que hice un buen trabajo con la forma de los ojos.

—Y también con las pelotas.

Intentó de nuevo desviar su atención hacia más arriba.

—Plasmé la boca perfectamente.

—¿Se supone que ésos son mis labios? Están hinchados —dijo, y ella pensó que al menos debería estar agradecida de que no criticara el tamaño de otras partes—. ¿Y qué es esa gran bola roja? ¿Fuego o algo por el estilo?

—Tu aura.

—Yaaa… —Fijó su atención en las dos pinturas apoyadas contra la pared—. Veo que estuviste ocupada.

Ella se mordió el labio inferior y no dijo nada. Al menos en la pintura de demonio, estaba vestido, en la otra, bueno...

—¿Y no tuviste tiempo para pintar las manos o los pies en ésos?

—Aún no.

—¿Se supone que soy el diablo o algo por el estilo?

—Algo por el estilo.

—¿A qué viene el perro?

—Es un cordero.

—Ah... Parece un chihuahua.

No se parecía en lo más mínimo a un chihuahua, pero Lali no discutió. Primero, porque nunca explicaba su arte a nadie y segundo, porque creía que la falta de tacto de sus comentarios debía perdonarse ante el shock de verse pintado desnudo en los cuadros. Suponía que debía de ser un poco intimidante abrir una puerta y que el retrato desnudo de uno mismo te devolviera la mirada.

—¿Quién es ése? —preguntó, apuntando hacia la pintura de su cabeza con el cuerpo del David.

—¿No lo sabes?

—Yo no soy así.

—Usé la escultura del David de Miguel Ángel como modelo. No sabía que tenías vello en el pecho.

—¿Y no te parece chocante? —preguntó incrédulo, mientras sacudía la cabeza— Nunca fui así. Parece rarito.

Esperaba que rarito quisiera decir extraño, pero lo dudaba.

—Se preparaba para la batalla con Goliath.

—Ok —insultó y apuntó hacia la ingle de David—. Mira eso. No he tenido nada tan chico desde que tenía dos años.

—Tienes un tema con ciertos órganos.

—No. Me parece que el tema lo tienen otros. —Se giró y la señaló con el dedo—. Eres tú la que se dedica a pintarme en cuero.

—Soy artista.

—Sí, claro. Y yo astronauta.

Había estado dispuesta a perdonar su ruda crítica, pero sólo hasta cierto punto y él acababa de traspasar la línea.

—Vete. Ahora.

Él se cruzó de brazos y cambió el peso de pie.

—¿Me estás echando?

—Sí.

Un brillo machista le curvó las comisuras de los labios.

—¿Crees que eres lo suficientemente grande para intentarlo?

—Sí.

Él se rió.

—¿Sin el frasco de laca, señorita mala suerte?

¡Hasta aquí llegamos! ahora estaba furiosa. Le dio un empujón en el pecho y Peter se tambaleó hacia atrás. La siguiente vez que lo empujó, estaba preparado y no se movió.

—No puedes venir a mi casa a intimidarme. No tengo por qué aguantar esto. —Lo empujó otra vez y él la agarró por la muñeca—. Eres un policía infiltrado. No eres mi novio. Jamás tendría un novio como tú.

Su sonrisa se borró como si ella, de alguna forma, lo hubiera insultado. Lo que era imposible. Tendría que tener emociones humanas para sentirse atacado.

—¿Por qué no?

—Estás rodeado de energía negativa —dijo, mientras luchaba para quedar libre de su presa pero no pudo—. Y no me gustas.

La soltó y ella dio un paso atrás.

—Anoche no pensabas lo mismo.

Ella cruzó los brazos y achicó los ojos.

—Anoche hubo luna llena.

—¿Y qué me dices de estos cuadros en los que me pintaste desnudo?

—¿Qué tienen?

—No pintarías detalladamente a un hombre que no te gusta.

—Mi único interés en tu... eh... —No lo podía decir. No podía decir esa palabra que empezaba con P.

—Puedes llamarlo Señor Feliz —la ayudó—. Pene también vale.

—Anatomía masculina —dijo ella—, es porque soy una artista.

—Y dale la burra al trigo. —Enmarcó su cara entre las palmas de las manos—. Estás creándote mal karma. —Le rozó ligeramente la barbilla con el pulgar.

—No miento —mintió.

Se quedó sin respiración al pensar que la besaría. Pero sólo comenzó a reír, dejó caer las manos y caminó hacia la puerta. Ella quedó atrapada entre el alivio y la decepción.

—Soy artista profesional —le aseguró a Peter siguiéndolo a la sala de estar.

—Si tú lo dices...

—¡Lo soy!

—Entonces, déjame decirte... —dijo, cogiendo las llaves y la billetera de la mesita— que la próxima vez que sientas la necesidad de pintarme, no dudes en llamarme. Ponte alguna de esas prendas de ropa interior tan sensuales que tienes y te mostraré mi anatomía. En primer plano y de verdad.

Continuará…