Hola, hola!!!! ¿Qué tal muchachas? Espero que todo
bien y hayan podido disfrutar de su día, recargar pilas y renovarse para
empezar la semana con todo!!!! Así estemos sin ganas, cansadas o reacias, dale
dale que le metemos punche y la remamos para hacer el “no hay tal crisis” y que
se pase rápido y de la mejor manera posible ;) Gracias por estar siempre ahí,
en serio son lo mejor!!!! Un beso y mañana nos leemos de nuevo!
P.D.: Como yo también quiero que Peter vuelva, hoy es
domingo y bueno nada, me pueden, capítulo larguito :P jajajaja
Twitter:
@Caparatodos
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—Ehh...
—Euge miró por la ventana. La calle estaba desierta—. Más o menos.
Lali
sintió que pisaba terreno resbaladizo.
—Euge —preguntó con cuidado— ¿has
estado alguna vez en uno de esos bares que dices?
Capítulo 63:
—Bueno...
dentro, dentro no —explicó Euge con sinceridad—. A ver, cuando mamá enfermó
solíamos ir a un bar que uno de nuestros amigos conocía, de camino al hospital.
Eran tan… tan increíble. El hospital era horrible, y después volvíamos a casa
en silencio y, cuando llegábamos, la cafetería estaba cerrada y llena de polvo
y sucia y todo era tan... deprimente. Una semana después teníamos que volver al
hospital para que le hicieran la quimioterapia, que era totalmente horrible, y
pasábamos delante de ese sitio maravilloso llamado La Trattoria, que era fresco
y limpio y... y hermoso. Allí todo el mundo parecía pasarla genial... —Euge se
mordió el labio y se encogió de hombros—... No sé. Todo el mundo parecía feliz.
—Euge volvió a encogerse de hombros y apartó la mirada.
—Entiendo
—dijo Lali. Y era verdad.
Bueno,
entonces si Euge quería un bar con helechos, iba a hacer lo que fuera necesario
para que lo tuviera.
—Perfecto.
—Lali trató de no perder la voz—. Bien, pues vamos a poner un par de ideas
encima de la mesa, ¿no? A ver, podríamos poner la barra entrando a la
izquierda. —Se detuvo y entrecerró los ojos mientras pensaba en algo—. Euge,
¿puedes conseguir los papeles necesarios para vender alcohol?
Euge
se levantó indignada.
—Tengo
veinticinco años —dijo con dignidad—, ¡claro que puedo conseguirlos! Además, mi
primo Alfonso es alcalde y Peter está a cargo del municipio. Alfonso y Peter se
reúnen un par de veces al año para tratar los asuntos del pueblo y luego se van
a El Puesto a tomar unos tragos. No se me había ocurrido nunca, pero si pudiera
vender alcohol aquí se ahorrarían el viaje.
—No
hay nada como los amigos —dijo Lali secamente—. De acuerdo, la barra podría
estar aquí, entonces. Eso no es difícil de construir; basta con un muro de
ladrillo con mayólicas en los lados y una cubierta de madera como encimera. Ahí
es donde esperan los clientes hasta que su mesa esté lista, y es donde
normalmente algunos se emborrachan y los obsesos de la salud se enjuagan el
riñón con litros y litros de agua con limón. Nosotros tendremos hombres rudos y
cerveza, pero no pasa nada. —El lápiz de Lali volaba mientras hablaba. Pasó la
página—. Ahora, en la zona central podemos poner las mesas. Cualquier tipo de
mesa funcionará, pero tiene que ser redonda; da igual que sean de plástico
barato, porque podemos coserles unas fundas de tela para tapar las patas.
Podemos pintar las paredes de azul claro y crema o de melocotón y crema. Y
podemos hacer que las puertas se vean como si fueran de mármol. Necesitamos
macetas grandes, algo como... —Lali sacó la lengua mientras dibujaba—... esto.
Ya que queremos helechos, las macetas tienen que ser grandes y profundas.
—Levantó la mirada al ver que una sombra atravesaba la mesa—. Hola, Pablo.
—Hola
chicas. —Pablo asintió con la cabeza—.Hey, campeón. —Pablo apoyó la mano en el
hombro de Rafael.
—¡Papá!
—La sonrisa de Rafael mostraba lo feliz que estaba y buena parte del último
trozo de torta que se había metido a la boca—. La señorita Rinaldi me invitó un
poco de torta.
—Así
veo —dijo Pablo con cariño, alborotándole el pelo al niño—. De hecho, lo veo
demasiado bien. ¿Te acuerdas lo que te dije sobre masticar con la boca abierta
y hablar con la boca llena?
Rafael
cerró la boca obedientemente y continuó masticando.
Pablo
se quedó con la sonrisa y se giró hacia Lali.
—Gracias,
Daniela. ¿Qué tal estuvo la clase?
—Bien
—dijo Lali sonriendo y cruzando los dedos por debajo de la mesa. El niño apenas
había abierto los libros antes de salir disparado a jugar con Frodo en el patio
de atrás—. Y además logramos peinar a Frodo.
—Me
alegro. —Pablo vaciló unos segundos, pasando su peso de un pie al otro—. Y...
¿qué tal le va en el colegio? —preguntó por fin—. Dijiste que había estado
teniendo problemas y me gustaría saber si... las cosas iban mejor ahora. —Pablo
miró a su hijo, pero Rafael estaba ocupado recogiendo las migas del plato con
el tenedor—. ¿Y? ¿Va mejorando?
Lali
miró el rostro tenso de Pablo. Había dejado de juguetear con los dedos y estaba
de pie, recto, frente a ella, como esperando de que lo registraran. Lali se
preguntó si habría estado en las fuerzas armadas, como Peter. De ser así,
podría haber pasado revista en aquellos momentos. Estaba recién afeitado y la
ropa que llevaba, pese a estar destrozada, estaba limpia y planchada. El blanco
de los ojos era traslúcido, no quedaba ni rastro del rojo del día que le
conoció. —Rafael va bien, Pablo —dijo con amabilidad—. No creo que tengas que
seguir preocupándote. Sus notas han mejorado y parece estar adaptándose bien...
—Lali vaciló. ¿Cómo se hablaba con delicadeza de una madre que largó?—... a la
nueva situación —concluyó brevemente.
Pablo
soltó un suspiro.
—Me
alegro; me alegro mucho. —Se giró para mirar a su hijo—: ¿Por qué no me esperas
en la camioneta, Rafa? Voy en un minuto.
—Dale,
Pa.
Pablo
esperó a que Rafael se hubiera ido y se volteó hacia Lali.
—¿Estás...
segura de que está bien?
—Caray…
—sonrió Lali—, no soy psicóloga infantil, y aún es pronto para saber si se
convertirá en Jack el destripador o en director de la mayor empresa
contaminante. Pero, por el momento, ha vuelto a la normalidad de un niño de
siete años.
Pablo
soltó un suspiro de alivio.
—Yo
también he vuelto a ser yo. Han sido unos días muy... difíciles.
—Me
lo imagino. —La voz de Lali era firme. Se acordó del despojo de hombre que
había conocido, nada que ver con el hombre sobrio y trabajador que tenía en
frente.
—Creo
que ya podemos dejar de molestarte.
—Ah...
—Lali movió la mano. La verdad era que, ahora que Peter no estaba, Rafael le
hacía compañía y mantenía la oscuridad a raya. Cuando Pablo venía a buscar a
Rafael, se quedaba con la sola compañía de Frodo—. Rafael no me molesta. Para
nada...
—De
todas formas, tiene que ponerse al día con sus tareas. Ya va siendo hora de que
nos adaptemos a nuestra nueva rutina. De que recuperemos nuestras vidas. Claro
que no podría haberlo hecho sin tu ayuda; nunca podré agradecerte lo
suficiente. —Los ojos de Pablo la miraron fijamente—. Te lo debo. Rafael lo es
todo para mí. Me avergüenzo de haberle fallado así; si no hubieras recogido los
trozos rotos, no sé qué habría pasado.
—¡Ay,
Pablo! —Pablo estaba siendo demasiado duro consigo mismo—. No habría pasado
nada. Rafael es muy buen chico, y está claro que eres un padre muy atento. No
ha sido más que una mala época, pero todo ha salido bien.
—Gracias
a ti —insistió Pablo—. De verdad, no puedo agradecértelo lo suficiente. —Se pasó
la mano por el pelo—. Si algún día necesitas algo, lo que sea, sólo tienes que
pedírmelo. Muchas gracias de nuevo y... —Se detuvo al darse cuenta, de repente,
del dibujo que había sobre la mesa—... ¿qué es eso?
—Nada
—dijo Lali rápidamente.
—¿Cómo
que nada? —preguntó Eugenia indignada. Le dio la vuelta al papel para que Pablo
pudiera verlo bien—. A Lali se le han ocurrido un par de ideas para redecorar
la cafetería, ¿no es genial? Vamos a convertirla en un sitio de moda.
—¿Ah,
sí? —Pablo examinó el dibujo de Lali con cuidado, y luego miró alrededor de la
cafetería, como si la viera por primera vez—. No soy ningún experto —dijo
Pablo—, pero parece que va a ser un sitio agradable.
—Sí,
sí que lo será —dijo Euge con orgullo—. Sólo que todavía no nos decidimos sobre
dónde meter los helechos.
Pablo
se detuvo a pensarlo.
—Peter
tiene un par de recipientes de caballo antiguos. Podríamos arreglarlos,
llenarlos de tierra y clavarlos al suelo. Se los podríamos traer con un camión
cuando quieran. Y en cuanto al trabajo en sí... bueno, yo no soy demasiado
habilidoso con el serrucho y el martillo, pero Peter sí y en nada estará de
vuelta. Así que podemos ayudarlas.
—No
ves que eres lo más, gracias. —Lali observó la cara de alegría de Euge—. Y dale
las gracias a Peter también.
—No
hay de qué. Sé que Peter haría cualquier cosa por ti. Y yo también. —Pablo
levantó la mano en una especia de saludo—. Las veo después.
Se
marchó, dejando a Lali con la cabeza como un bombo.
Euge
no estaba haciéndole caso.
—Dios
mío. —Estudiaba los dibujos de la misma forma en que algunas mujeres observan
el último Vogue—. Son increíbles. —Levantó la mirada y sacudió la cabeza
maravillada—. Tienes verdadero talento.
—No
es más que un boceto —dijo Lali con modestia, volviendo a centrarse en la
decoración. Cuando Pablo mencionó el nombre de Peter, el corazón le había dado
un vuelco—. A ver, estaba pensando en que podríamos poner la zona de la cocina
aquí... —Lali se detuvo pensando en la cocina y en que una cocina era donde se
preparaba comida para el consumo humano, y en que la persona encargada de
preparar esa comida para el consumo humano iba a ser Euge.
Al
parecer, Euge estaba pensando lo mismo.
—La
zona de la cocina —dijo sin ningún entusiasmo.
—¿Sabes,
Euge? —Lali dejó el lápiz y ladeó la cabeza—. Estaba pensando que si tu
cafetería... tu restaurante... sale adelante y la gente empieza a venir desde,
ehh, El Puesto y los alrededores... bueno, a lo mejor te gustaría centrarte en
hacer de anfitriona y no en la cocina.
—Anfitriona.
—Euge esbozó una sonrisa—. Eso me gusta.
—Así
que —continuó Lali—, estaba pensando que a lo mejor querrías contratar a
alguien... a alguien que pudiera... ya sabes, encargarse de ese otro asunto.
—¿Te
refieres a alguien como... un cocinero? —Euge frunció el ceño.
—Bueno,
sí. Estaba pensando que a lo mejor Nadia Castillo pudiera ayudarte con eso. Sus
hijos ya no viven en casa y creo que aceptaría encantada un trabajo a medio
tiempo.
Euge
parpadeó.
—¿Nadia
Castillo?
—Sí.
—¿De
cocinera?
—Ajá.
Euge
le dio vueltas a la idea mentalmente.
—Bueno,
está claro que Nadia Castillo es una gran cocinera. De chiquitos todos nos
peleábamos por llevarnos su torta de chocolate en la feria que organizábamos
para la Iglesia. Pero no lo sé, Lali. —Euge se removió en su asiento, como con
vergüenza—. La cafetería no da tanto dinero; no podría pagar el sueldo de
nadie.
—Bueno,
¿y por qué no tratas de hablar con Nadia del tema? —Lali le señaló el teléfono
con la cabeza—. Llámala y habla con ella. A lo mejor pueden llegar a algún tipo
de acuerdo, como compartir las ganancias o algo así.
—¿Ahora?
—preguntó Euge.
—¿Para
qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy?
Euge
se acercó despacito hasta el teléfono y marcó el número. Lali observó a Euge,
apoyada contra la pared y con el cable del teléfono enrollado en el dedo
índice, como la adolescente que había sido hasta hacía poco, y escuchó la
conversación que le llegaba.
—Hola,
Leonardo. Soy yo, Eugenia. Bien, ¿y tú? ¿Y qué tal Nadia? Oh, siento oír eso.
—Euge miró a Lali, quien sacudió la cabeza y le dijo en silencio: «Dale». Euge
tomó aire con fuerza y se giró hacia el teléfono—. Bueno, de todas formas,
¿podría hablar con ella un minuto? Ehh, negocios. Creo. Dile... ah, ok,
espero... Hola Nadia; soy Euge. Escucha, estoy aquí con Daniela Rinaldi, ya
sabes, la nueva profesora de primaría. Y, nada, estábamos hablando acerca de
redecorar la cafetería. No, no está decidido aún, por ahora sólo es una idea...
y... y estaba pensando que necesitaría que alguien me ayudara en la cocina. El
problema es que no puedo permitirme... ah. Sí... claro, dale. Hasta dentro de
un rato entonces. —Euge colgó el teléfono con cara de sorpresa y se giró hacia
una sonriente Lali—. Dice que ahora mismo viene.
—¿Viste?
—dijo Lali—. No ha sido tan difícil, ¿o sí? Dale, sigamos con lo nuestro antes
de que llegue Nadia, que luego querrán hablar de negocios sin tenerme a mí de
por medio. —Lali acabó el dibujo de la sala vista desde la pared del fondo y le
añadió un par de recipientes, que llenó de plantas—. Dime —dijo como sin
querer, concentrándose en pintar las hojas de los helechos—, ¿crees que Peter
querrá ayudarnos... ayudarte con esto?
—Sí,
por supuesto. —Euge ladeó la cabeza con curiosidad—. Por favor, si estás por
aquí, Peter también lo estará; no hay duda de eso. Oye, Lali ¿de dónde podemos
sacar todas esas plantas? La floristería más cercana está a varios kilómetros
de acá y, de todas formas, los helechos no son nada baratos.
Lali
terminó el último dibujo y lo admiró en silencio. El Lugar de Mecha nunca se
parecería a eso, pero aun así.
—Euge,
entre Fiambalá y El Puesto hay miles de helechos y árboles.
—¿Estás
insinuando que nos robemos algunos?
—Prefiero
pensar que los estamos recolocando en otro sitio —respondió Lali de inmediato—.
De todas formas, Catamarca tiene toneladas de helechos. Sólo tenemos que
asegurarnos de no cortarles la raíz.
—Robarlos
—dijo Euge con admiración—. Nunca se me habría ocurrido. Tienes una imaginación
desbordante, en serio. ¿Cómo lo haces?
—Con
astucia —dijo Lali con un suspiro.
Continuará…
me encantooooooooo el capitulo, estoy deseando que vuelva peter para estar con ella y protegerla para que no la hagan daño. besos
ResponderEliminarMás me encanta!
ResponderEliminarRobar Helecho jkkkjdds xD Son Lo Mas :D
ResponderEliminarjajaja muy buenoo
ResponderEliminarmasssssss
@x_ferreyra07
Peter VOLVE!!
ResponderEliminarjajaja me encanta Lali y Euge re lindas!!
@gbv_17
yo me imagino a peter con ojeras y todo desalineado pero desalineado mal, no un apenas desalineado que te dan ganas de partirlo en diez, no, uno que te den ganas de salir corriendo a penas lo ves,jajja lo se soy mala,pero es que con los pensamientos que se leen en los caps anteriores que queres,debe estar pensando una y otra vez en "dani", y en que algo le puede pasar,o en que si ella piensa en el y de todo.pobeshito :(
ResponderEliminarME ENCANTO EL CAP! ESPERO EL 64!!!
Jajajaja Lali parece mi madrina, según ella las mejores plantas que "prenden", son las robadas jajaja
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
muy buen capi :D
ResponderEliminarRecolocando...JAJA muy bueno eso!
ResponderEliminarQ vuelva PETERRRRRR LO EXTRAÑOOOO !!!!jajjaja my bueno el cap. Segila !!!!
ResponderEliminarMe encanto el capítulo!!! PETER VOLVE que tanto Lali como nosotras te extrañamos!! jaa
ResponderEliminarEspero el proximo!
Maass
ResponderEliminarHelechos ,un antojo del embarazo d mi hijo Dani.Recuerdos.
ResponderEliminarPablo está muy agradecido.
Va a ser todo un exito el restaurante! Peter vuelve yaa
ResponderEliminarMaaas nove
que amor q es lali
ResponderEliminarsaca adelante a euge, siendo que ella tiene un lio en su cabeza
quiero que peter vuelva
beso
Lali es demasiado buena!!!
ResponderEliminarCuanto queda para que llegue Peter????
@laliteronfire
Que onda Euge y Pablo? Me gusta mucho eh..
ResponderEliminarQue vuelva Peteeeeeeeer!!
Me gusta esta actitud de Lali... ganas de que vuelva Peter y ver como siguen sus encuentros después de este viaje
ResponderEliminarespero mas novee TQ amiga