domingo, 27 de abril de 2014

Capítulo 85


Hola, hola!!!! ¿Cómo les va?! Espero que todo bien!!!! Ayyy que son lindas, Yai, que sepas que me encantó tu tw y que es recíproco me pasa lo mismo cuando las leo!!! :D Gracias por tanto, las quiero y nos leemos!!!! IGUAL, mañana voy a dejar el capítulo programado porque voy a tener un día complicado y no ve van a dar los tiempos!!!  Ya saben 12 Perú // 14 Argentina // 19 España! Besos!!!!


Twitter: @Caparatodos
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Sonó su celular y, al ver quién era, se quedó helado. Era el número de Lavalle. No podía ser nada bueno.

Capítulo 85:

Lali observó a Peter comer, divertida. Estaba claro que le gustaba la comida, y que no había probado algo tan rico demasiadas veces en su vida. La consideraba una cocinera excelente cuando era verdad que no era mala, aunque nada en comparación con Nadia. Probó un poco de la comida de Nadia y trató de no cerrar los ojos de placer.

Había hecho bien en ir. Lo necesitaba. Sabía que Peter prefería estar con ella, pero él también lo necesitaba. Un tiempo de descanso. Peter necesitaba bajar la guardia un poco; necesitaba relajarse. Aunque no le había dicho nada, sabía que estaba dejando su trabajo de lado. Estaba haciendo malabares tratando de mantener su trabajo y cuidar de ella.
A lo mejor debería ofrecerse a quedarse con él.

Esa idea la hubiera aterrado hace unos días, pero ahora tenía cierto atractivo. Podría ponerse a prueba y decorar la casa de Peter, divertirse merodeando por su cocina de kilómetro y medio, observar cómo ejercitaban esos caballos maravillosos. Pero, sobre todo, podría estar con Peter. Podrían disfrutar de las tardes hechos un bollito delante de la chimenea. Esa casa tenía tantas chimeneas que podían probar a hacer el amor delante de todas ellas.
Lali se metió otro bocado en la boca, fantaseando con las chimeneas y con Peter, y se quedó petrificada.

—¿Qué sucede? —preguntó.

Peter dejó el tenedor y sacó el celular del bolsillo. Al hacerlo, se le levantó la casaca y Lali vio el arma que llevaba escondida. Contestó la llamada y frunció el ceño al ver quién era.

—Aló.
Escuchó, apretando el móvil con fuerza. Lali vio como le cambiaba la cara a medida que escuchaba a su interlocutor.

—Peter —dijo suavemente. Giró la cabeza hacia ella, pero sin verla. Oía el sonido de la voz de alguien al otro lado de la línea, pero no conseguía descifrar lo que decía. Peter cambió el teléfono de mano y sacó una pistola con la derecha.

—¿Peter? —preguntó asustada.
Colgó el teléfono y tensó el rostro.

—Salvador —dijo en voz baja.

—Sí.

—Alonso.

—Aquí.

—Pablo.

—Sí.

—Llamen a Santiago.

—Enseguida, jefe. —Salvador desapareció en la oscuridad. Pablo y Alonso miraron a Peter y se acercaron.

—Pablo. —Peter no levantó la vista—. Saca la escopeta y la pistola de la camioneta. Asegúrate de tener munición suficiente.

—Peter. —Lali tiró de la manga de su casaca. Le temblaba la mano—. Dime qué pasa, por el amor de Dios. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién te llamaba?
Peter se giró para mirarla.

—Era Héctor Lavalle —le dijo con voz fría—. Fadul descubrió dónde estabas hace veinticuatro horas. Lo más seguro es que sus hombres ya estén aquí.


Todo pareció suceder de golpe.

Santiago entró corriendo, sacándose el abrigo y trayendo un verdadero armamento. Pablo y Alonso salieron unos segundos y volvieron con varias armas más. Los dos parecían serios.

Todo estaba sucediendo muy rápido. Lali estiró la mano para tocar a Peter, pero éste ya había atravesado la mitad de la sala y hablaba con Leonardo. Lali lo observó unos segundos como si fuera un extraño. Los hombres la habían rodeado en círculo y estaba dirigiéndose a ellos en voz baja.

—¿Lali? —La voz asustada de Tatiana Olavide hizo que se volteara—. Lali, ¿qué sucede? ¿A qué viene tanto alboroto? —Tatiana se había puesto pálida y temblaba.

—Es una historia muy larga, Tatiana, y nada agradable. Siento mucho que te vieras involucrada. —Por encima del hombro de Tatiana, Lali vio a Nadia salir de la cocina secándose las manos en el delantal. Se acercó inmediatamente a Leonardo.

—¿Lali? —Euge había salido de la cocina detrás de Nadia—. ¿Qué pasa?
Lali se volteó a mirar a Euge. Estiró la mano y le palmeó el hombro para tranquilizarla, aunque ella misma no estaba nada tranquila.

—No pasa nada, amiga.

—Sí que pasa —dijo la voz ronca de Peter tras ella—. Euge, vienen uno tipos a Fiambalá. Son asesinos a sueldo y vienen en busca de... —Vaciló un segundo.

—Mariana. —Respiró hondo. ¿Qué sentido tenía seguir guardando el secreto?—. Euge, mi verdadero nombre no es Daniela Rinaldi, sino Mariana Espósito. Y esos hombres vienen detrás de mí.

—¿Ya están en camino? —preguntó Euge con tranquilidad—. Bueno, ¡qué pena, no van a atraparte! Puedes estar segura de eso. —Euge miró a Peter—: ¿Qué quieres que hagamos, Peter?
Peter miró a su alrededor, fijándose en todos los detalles. Estaba tenso, pero su voz sonaba tranquila, como la de Euge.
«Supongo que en Fiambalá no existe el pánico», pensó Lali.

—Está bien —dijo Peter—. Quiero que cierren todas las puertas y que apaguen las luces. Que todo el mundo se ponga en el centro, lejos de las ventanas. Y quiten todo lo que pueda romperse, cualquier cosa de cristal o de cerámica; lo último que queremos es que alguien se corte. Dejaré a Pablo, Salvador y Alonso aquí...

—Y a mí. —Leonardo se levantó de su lugar—. Sé usar un arma, Peter, lo sabes muy bien. Puedes contar conmigo. Estamos juntos en esto.

—Sí —dijo Gustavo.
Peter asintió con la cabeza.

—De acuerdo. Que Santiago les dé un arma. Pónganse en la puerta de atrás, Pablo se quedará en la de adelante. Salvador y Alonso cubrirán las ventanas. Confío en que no haya problemas aquí, supongo que irán a buscar a Lali a su casa, aunque nunca se sabe.

Lali los observó mientras Santiago les daba armas y Leonardo, Pablo, Salvador y Alonso ocuparon sus posiciones. Peter metió unos cuantos objetos que no reconoció en la bolsa de cuero y después, por extraño que parezca, metió dos toallas que había sacado de la cocina.

Miró a su alrededor con un nudo en la garganta. Las mujeres estaban ocupadas retirando los platos y moviendo las mesas; mientras los hombres revisaban sus armas. Nadie le dijo nada.

Era su problema; todo el mundo podría haber decidido salir de allí y que se ocupara ella sólita; Peter se habría quedado con ella, después de todo, era su chica. Y Santiago era la ley. Pero Leonardo, Gustavo, Pablo, Salvador, Alonso, Beatriz, Euge, Nadia... no era su problema, sino el de ella.

Continuará…

14 comentarios:

  1. haaaa que no les pase nada a ningunoo

    massssssssss

    @x_ferreyra07

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  2. Creo q Lali encontro su lugar en el mundo,lindo ver cómo todos se movilizan ´por ella y me encantaran las palabras de Euge!

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  3. Hermosos todos que se van a quedar protegiendola, que no les pase nada pliss
    Mas novee

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  4. Llega la acción más! me encanta!

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  5. Están ahí porque la quieren y son sus amigos de verdad!! Otro :))

    Arii

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  6. espero que no les pase nada a ningunooooooooooooo. me encantaaaaaaaaaaaa esta novelaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  7. Qué amigos que encontró eh!!...una afortunada!
    Quiero más!
    Lore

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  8. Me encanto!

    @ligiaelenaCM

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  9. Todos con ella ,sin importarles el peligro!!!!

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  10. madre mia!!!! te gusta dejarnos con la intriga verdad? pues a mi no! me va a dar un ataque jajajjaja esta muy bueno el cap DIOS!!! que no le pase nada a nadie Besos y gracias!!

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  11. OH POR DIOS!! ESTA MUY BUENA LA NOVE, ADEMS EL SUSPENSO Q ME DEJAS JAJJA ES LO MAS

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  12. Pordios Crro que el/la Asesin@ ya esta Adentro y creo saber quien es! x) yo sabia por el nombre ya no me caia bien -.-

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  13. Siii yo creo q es Tatiana!!!!!!

    @laliteronfire

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