Hola, hola!!!!!!! ¿Cómo les va? Espero que el jueves las haya tratado bien y estén disfrutando, descansando, aprovechando y reflexionando! Gracias por leer, sus comentarios y por estar ahí!!!! Un beso enorme y hasta mañana!!!
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@Caparatodos
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—No
vas a ir a ninguna parte.
—¿Qué?
No entiendo...
—Que
no te vas. Te quedas aquí, conmigo.
Capítulo 74:
Esto
no debería estar pasándole a ella. No debería estar pasándoles a ellos. Ahora
mismo deberían estar en su habitación, follando aún. Siempre era demasiado
frenético la primera vez, pero no le preocupaba demasiado porque sabía que se
calmaría, a su tiempo. Pensaba que tenían todo el tiempo del mundo.
Y
ahora el tiempo se les acababa.
—¿Peter?
La
miró a la cara, pálida y confundida, y vio el futuro que siempre había soñado.
Con Lali se sentía mucho más vivo de lo que se había sentido nunca. Antes de
que llegara se había dejado llevar, se hundía cada vez más en sus oscuros
pensamientos, como un barco a la deriva.
Lali
había cambiado eso; su presencia había sido su bote salvavidas. Lo había
devuelto a la vida. Estaba devolviendo Fiambalá entero a la vida.
¡No
pensaba dejarla escapar!
—Peter,
van a venir a buscarme, tengo que prepararme, recoger mis...
—Chiquita,
escúchame bien; no vas a ninguna parte. Te vas a quedar aquí, conmigo, donde
pueda protegerte.
—Pero...
—Lali miró a su alrededor, como si la policía fuera a presentarse en cualquier
minuto—. Quieren sacarme de aquí, Peter. Se terminó.
—No,
no se terminó. Para nada, La. ¿No lo ves? La policía lo único que va a hacer es
darte una identidad nueva y llevarte a cualquier otro sitio. Pero han irrumpido
su seguridad. Si sucedió una vez, sucederá de nuevo. Así que no digas nada.
Deja que yo me encargue de esto.
Quitó
la mano del auricular.
—Aló
—gruñó.
—Bueno,
señor... eh, Lanzani —empezó a decir Héctor Lavalle.
—Es
jefe mayor Lanzani.
—Ah.
—El otro lado de la línea se quedó callado—. De la marina.
—Las
fuerzas armadas. —Peter nunca trataba de impresionar a nadie con el hecho de
que hubiera sido de las fuerzas armadas, pero en aquellos momentos necesitaba
que Lavalle le prestara atención y la mejor forma de hacerlo era dejarle muy
claro con quién estaba tratando—. Y, para que quede claro, no se va a llevar a
Mariana Espósito a ninguna parte. Se va a quedar aquí, bajo la protección del
oficial Santiago Prado, y mía.
—¡No
hay forma! ¡No he oído nada más absurdo que esto en toda mi vida...!
Peter
puso un tono de voz suave y mortal.
—No
voy a dejar que se la lleve. Obviamente, no con el tipo de protección que le
han estado ofreciendo. Así que deje que nosotros nos hagamos cargo.
—Me
temo que eso es impo...
—Más
le vale hacerlo si no quiere que lleve esto directamente a los altos mandos.
Justo después de hablar con mi buen amigo Rodrigo Madueño, del Clarín. Estoy
seguro de que habrá leído sus artículos; es el que ha escrito todos esos
artículos sus actividades fallidas. Le va a encantar esto: testigos del
gobierno sin protección usados como cebos. Ya estoy viendo los titulares.
—Yo...
eehh... yo que usted no haría eso señor...
—Peter.
Y tengo el número de teléfono de Madueño justo frente a mí. —Peter sonaba tan
convincente que Lali miró asombrada sus manos vacías, esperando ver una agenda.
No necesitaba nada de eso para llamar a Rodrigo—. Madueño trabaja hasta tarde
los domingos. Debe de seguir en su escritorio. Va a hablar con el jefe de
policía de aquí, Santiago Prado, para que todos lleguemos a un acuerdo sobre la
mejor forma de proteger a Mariana Espósito hasta que el juicio se lleve a cabo,
o llamo a Rodrigo y luego a mis contactos. Y cuando digo ahora, me refiero a
que fue para ayer. Rodrigo todavía tiene tiempo para publicar la historia en el
periódico de mañana.
—Mire,
señor Lanzani, estoy seguro de que sabe que no puedo confiar en usted. ¿Cómo sé
quién es? Se queja de que no estamos protegiendo a la señorita Espósito
adecuadamente; pero sería muy poco serio de mi parte si confiara su seguridad
al primer hombre que me llama.
Tenía
toda la razón. Peter miró a la pared con furia.
—Está
bien —dijo al final—. Esto es lo que va a hacer. Va a llamar al número de
teléfono que le doy. Es el celular de
Joaquín Cabanillas. Puede preguntarle sobre mí. Dígale que Alonso y Salvador
están conmigo y que ninguno de nosotros hemos perdido cualidades. Me quedo a la
espera.
—Ese
tal Joaquín Cabanillas —empezó a decir Lavalle—, ¿no será el General Joaquín
Cabanillas? ¿El director de los Jefes de Estado mayor?
—No.
—Peter miró al techo—. Es Joaquín Cabanillas, el cantante de ópera. ¡Claro que
es el General, imb...! —Peter se mordió la lengua. Quería que el hombre
cooperara con él, no que se pusiera en su contra—. Está perdiendo el tiempo.
Compruebe lo que le digo con Joaquín, y dígale de mi parte que me sigue
debiendo 100 pesos y que espero haya mejorado jugando al póquer.
Peter
se quedó a la espera y se recostó en la silla, preparado a esperar. Lali lo
observaba con el rostro pálido. No hablaron. Se limitó a atraerla hacia él y
abrazarla, apoyando la mejilla sobre su cabeza.
Un
cuarto de hora después, la voz volvió.
—Señor
Lanzani.
—Sí.
—Peter se enderezó y Lali lo miró asustada.
—Esto
es... esto es muy poco normal. —Lavalle soltó aire para librarse de la tensión.
Peter se jugaba la cabeza a que ese tipo estaba sometido a mucha presión. Sus
descuidos casi le cuestan la vida a un testigo.
—Sí.
—Peter no iba a ayudarle ni un poquito. Esperó.
—He...
he hablado con el General Cabanillas, me dio muy buenas referencias sobre
usted, Tejada y Bernal. Y también hemos revisado los antecedentes del Jefe
Pardo.
Todo
eso ya lo sabía, así que no dijo nada.
—Después,
eehh... después de consultarlo con mis colegas, hemos decidido que si su plan
es factible, podemos dejar a la señorita Espósito ahí. Se coordinará con
nuestra oficina.
—Entendido.
—Me
informará sobre la situación con regularidad.
—Sí.
Y quiero que me dé toda la información disponible sobre el caso ahora mismo.
A
Peter se le erizó el pelo de la nuca mientras escuchaba hablar a Lavalle sobre
cómo sospechaban que se había filtrado información. Y de que se decía que el
precio de la cabeza de Mariana Espósito había subido a los dos millones de dólares.
—Así
que... dejo a la señorita Espósito en sus manos y las de su gente. Desde ahora,
su seguridad es responsabilidad suya. ¿Está de acuerdo con eso?
—Totalmente.
—Ok.
Llámeme mañana por la tarde y concretaremos los detalles.
—Eso
haré. Lo llamaré a las trece en punto con un plan de seguridad detallado. Y ya
está arreglando esas fugas, ¿me escuchó?
Peter
le oyó suspirar de nuevo y colgó. Cuando Lali le tocó el nombro con timidez, se
giró para tomarla en brazos, abrazándola con fuerza.
—Ya
está. Te quedas aquí, conmigo —dijo Peter al final—. La única forma que te
atrapen será por encima de mi cadáver.
Lali
respiró con fuerza.
—En
ese caso, Peter —le dijo con voz suave—, a lo mejor convendría que te pusieras
algo de ropa.
Continuará…
Jajajaja dando ordenes desnudo por teléfono jajaja este Peter es todo un galán eh!
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
jajajajaj mataria por ver a Peter hablando de esa manera por telefono encima en bolas jaajja
ResponderEliminarlo amo y amo tu nove
maaaasssssssssssss
@_ferreyra07
El todo irritado, malote hablando por telefono y a lo ultimo q le dice se vista me dio tanta gracia
ResponderEliminarOtroooooo :)
ResponderEliminarArii
Me encanta como cuida a lali
ResponderEliminarQue se la lleve a su casa lali estaría más
Segura ahí pienso yo jaja puede ser
Subí más porfíss
Que lindos son por Dios!!!
ResponderEliminar@laliteronfire
Maratoooooooooooon
ResponderEliminarK seguridad k tiene en si mismo!!!!!.
ResponderEliminarEso es protección y amor!!!
Caballero elegante con poca ropa
ResponderEliminarJajajaj me encantaaa
ResponderEliminarHAY LO AME PETER ES MAS LINDO
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