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—Por favor —susurró Lali—. No puedo hacerlo. —Su voz
no era más que un susurro tembloroso.
Lavalle la miró con gesto sombrío.
—Bienvenida a la vida, Daniela —dijo quedamente,
giró el deslustrado y grasiento pomo de la puerta y salió.
Capítulo 2:
Un
millón de dólares.
El profesional se quedó mirando la pantalla de la
computadora. No habían pasado tantos años desde que el profesional fuera uno de
los mejores hackers informáticos del país. Seguía teniendo ese poder. Y la
información era poder.
La mayoría de la gente piensa que los asesinos son
descerebrados mentales, apenas suficientemente inteligentes como para empuñar
un arma. Pero estaban equivocados. Se trataba de una profesión maravillosa para
una persona ambiciosa y con ansias de llegar lejos. Estableces tus propios
horarios, hay dinero más que de sobra y, sobre todo, se cobra por lo bajo. El
último acto, apretar el gatillo, es el más fácil de todos. Bastaban unas
cuantas horas de práctica para que así fuera.
No, lo difícil era encontrar a la víctima, la caza
en sí. Eso era lo que diferenciaba al profesional del medio millón de dólares
del matón por centavos. Este tipo, sonrió el profesional, o mejor dicho esta «tipa»
era el objetivo perfecto. En cuanto la encontrara, un solo tiro sería más que
suficiente.
Es más, probablemente una cápsula de cianuro
disuelta en una taza de café bastara. No podía ser muy difícil convencerla para
que se tomara una taza de café. Todo el mundo coincidía en que Mariana Espósito
era una persona agradable. Simpática, trabajadora, ratón de biblioteca,
videoaficionada... Se educó en el extranjero, habla tres idiomas, licenciada en
Literatura, trabaja editando libros, le encantan los gatos, odia a los perros.
Su gato se llama Federico.
No le había costado mucho conseguir toda la
información. Era sorprendente todo lo que la gente estaba dispuesta a contarle
a un tipo con terno y con una placa comprada en los chinos.
Un millón de dólares. No estaba nada mal. Junto con
la suma de los trabajos que ya había completado, era más que suficiente para
retirarse en aquella casa cerca del rio; dinero fijo y seguro, y la oficina
Tributaria a miles de kilómetros de distancia. La jubilación a los treinta en
una casa de lujo. Qué trabajo tan maravilloso.
Mariana Espósito debía morir.
Un poco de pena le daba. Todo el mundo hablaba tan
bien de ella, y parecía guapa, a juzgar por la única foto que pudo encontrar:
una copia borrosa del boletín mensual de la empresa. Aun así... un millón de
dólares eran un millón de dólares.
Los secuaces de Fadul estarían dando vueltas ahora
mismo, buscando detrás de los árboles, volviéndose locos y dejando huellas que
hasta un ciego podría seguir.
«No»,
pensó tecleando a ritmo constante en el teclado. Había otras formas mucho más
inteligentes de encontrar a Mariana Espósito.
Un mes después.
Fiambalá, Catamarca
—¡Hey, Dani! —llamó una voz sin aliento—. ¡Espera!
Mariana Espósito siguió caminando por el pasillo del
colegio hasta que, de repente, se detuvo en seco. Dani. Ella era Dani ahora. ¿Podría acostumbrarse algún día
a ese nombre? No se sentía como si se llamara Daniela aunque, si se miraba bien
en el espejo, posiblemente lo pareciera.
Tenía puesta una blusa marrón oscuro, un aburrido
saquito marrón y zapatos planos color marrón. Todo ello a juego con el dichoso
color rubio con el que Héctor Lavalle se había empeñado en que se tiñera el
pelo, cubriendo así su castaña melena, esa de la que Lali se había sentido tan
orgullosa. Por absurdo que pareciera, no se dio cuenta de lo que de verdad
significaba la situación hasta que tuvo que teñirse el pelo. Tuvo que leer las
indicaciones de uso con los ojos empañados; lo cual tal vez explicara la masa
amarilla y sin vida que le cubría la cabeza. Se lo había cortado ella misma, y
a su parecer no se veía muy bien.
Héctor Lavalle no la había dejado llevarse su
antigua ropa. Se había encontrado con dos maletas llenas de ropa esperándola en
la terminal, ropa aburrida, sin forma y pasada de moda... cosas que no se habría
puesto en su vida.
Al principio no le había importado; Pero con los
días, ¡gracias a Dios existían las tiendas! Pero no había contado con el hecho
de que la más cercana fuera un pequeño supermercado.
Una cosa estaba clara: no se sintió ella en ningún
momento. La moda no estaba entre las prioridades de Fiambalá, Catamarca. Lali
se estremeció y apretó el saco contra su cuerpo. Era cuestión de sobrevivir y
entrar en calor.
—Hola Felipe —trató de que su voz sonara algo más
entusiasta al dirigirse al director del colegio. Era bastante simpático e
inofensivo, excepto cuando intentaba enredarla en las inacabables vueltas de
buenas acciones que, sorprendentemente, no tenían ningún sentido. Su último
gran logro había consistido en enviar doscientos kilos de jamón y prendas de
lana a una población que había sido devastada por un terremoto y donde la
temperatura alcanza grados extremos.
—Hola Lali. —Felipe Ponce sonrió y empujó los lentes
hacia arriba con el índice. Llevaba unos pantalones oscuros que le llegaban
hasta los tobillos, una camisa de manga corta, y lentes de carey. «¿A
este hombre quién lo viste?», pensó Lali, apretando los dientes.
—¿Cómo te va? —preguntó Felipe con sonrisa de
bobalicón.
holaa, podrias leer y recomendar mi nove?muchas gracias http://adapptacioneslaliter.blogspot.com.ar/
ResponderEliminarquien sera quien la quiere matar?????
ResponderEliminarchicas algunas de ustedes no saben si ay un blog que este publicando o que haya publicado la novela rosas rojas de jaquie d`alessando ???? porfis
gala
En este blog puedes encontrar la nove:)
Eliminarhttp://ficslaliter.blogspot.mx/
el profesional no sera Peter no? jajaja wow.... la llamo Lali?? el sabe que es lali???
ResponderEliminarespero mass
no me digas q el profesional es peter ?, me encanto el capi y la historia esta super interesante
ResponderEliminarMás me encanta!! Pobre lali todo lo que tuvo que hacer!
ResponderEliminarjodeme que el profesional es Peter? Me gusto el capítulo!!!
ResponderEliminarEspero el proximo!
No me digas que Peter es el sicario., por favor!!!..
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
Le dijo lali! Si no hubiera estado atenta no me hubiera dado cuenta, esta buena me encanta
ResponderEliminarMore
Sor
Acto fallido decir LAli.
ResponderEliminarla ropa del director ,jajajja,y la d ella misma.
K horrible tener k cambiar su vida ,d esa manera tan drástrica.!!!
Que peter no sea el profesionaal
ResponderEliminarmas novee
Jodeme qe Peter es el qe qiiere atraparla!!! Otrooo
ResponderEliminarArii
Lali???Q pasoaca???quien este Felipe????
ResponderEliminarPeter es el que esta intentando atrapar segurisimo
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