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@Caparatodos
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—Bueno...
—Ése
es mi plan. Y voy a atenerme a él.
Capítulo 54:
—El
tío Peter quiere saber si vienes a comer —le comunicó Tomás cuando terminó el
partido.
—Bueno...
—contestó, y pensó: «Juan Pedro, explotador de sobrinos». Con todo, comer con
él no podía ser muy malo. No pasaba nada por comer con un amigo, con su sobrino
de compañía.
—¡Aja!
—exclamó María a pesar de que Lali no había dicho nada.
Lali
le pidió a Peter que los llevara a un restaurante retro, en el que ella y Tomás
imitaron a Elvis durante toda la comida. Una nueva experiencia para éste, al
que habían educado con Chopin. A Peter no pareció importarle.
—Hasta
mañana, Lali —se despidió Tomás cuando la dejaron en casa.
—Sí,
en la cena de la abuelita —dijo Lali.
—Tomás,
si mañana llamas a la abuela así te daré cincuenta pesos—le propuso Peter al
ver la cara de extrañeza que había puesto.
—No
creo que lo haga —contestó éste y Lali salió del auto pensando que al día
siguiente iba a entender muchas cosas de Juan Pedro Lanzani, si es que
sobrevivía a la cena con sus padres.
—Quédate
el gorro, Lalita —le dijo Peter cuando ésta intentó devolvérselo por la
ventana—. Te queda muy bien. Paso por ti a las ocho.
Después
desapareció y Lali se sintió ridiculamente feliz, lo que no podía ser bueno.
«Eres
un desastre», se dijo y fue a prepararse para la cena con su madre.
Aquella
noche, Peter pasó a recogerla en su viejo Mercedes. Cuando llegó, estaba
sentada en el último escalón, vestida con un sencillo vestido negro, que se
había subido hasta las rodillas. Parecía una monja excéntrica.
—¿Qué
haces aquí? —le preguntó al salir del auto.
—Vas
a tener que aguantar a mis padres y no me parecía justo hacerte subir todas las
escaleras.
—No
me importa hacerlo si arriba estás tú —miró sus pies. Llevaba unos sencillos
zapatos negros sin taco, que no dejan ver los dedos—. ¿Por qué te pusiste esos
zapatos tan feos?
—No
lo son. Son clásicos, como tu auto, que es muy bonito, pero no imaginaba que
tuvieras uno.
—Un
regalo de graduación. A auto regalado no le mires el capó. Sube, Lali que vamos
a llegar tarde —le pidió abriendo la puerta.
—¿Por
el máster en administración de empresas? —preguntó una vez sentada en el
asiento del acompañante.
—¿Qué?
—El
auto. Que si fue un regalo por licenciarte. A mí me regalaron un maletín, sólo
estaba intentando ver las cosas en su justa medida.
—No,
fue al terminar el colegio.
—¿Sí?
¿Y qué te dieron al licenciarte? ¿Un yate?
—Un
puesto en la empresa de mi padre.
—Pero...
—Rechacé
el regalo. ¿Cómo está Elvis?
—Muy
sano —contestó con tono de estar desconcertada—. Lo llevé al veterinario y me
dijo que está bien. Lo que no deja de ser raro.
—Como
muchas cosas en mi vida últimamente. Por cierto, ¿hay algo de tu familia que
deba saber antes de llegar?
—No
tienes por qué venir.
—Mariana,
voy a ir. Prepárame antes de conocerlos, ¿puedes?
—La
verdad es que no hay nada que saber. Mi madre siempre es muy educada y mi padre
no habla nada, a menos que metas el dedo en la llaga. Procura no hacerlo.
—Perfecto.
¿Me haces un listado de llagas?
—Fraude
en seguros, jóvenes que quieren quitarle su puesto de trabajo, música después
de mil novecientos setenta y sexo con sus hijas.
—Sexo
con sus hijas —repitió.
—Sí,
mi padre supondrá que intentas seducirme.
—Tu
padre tiene buen ojo para la gente. ¿Qué me dices de tu madre?
—Bueno,
en otras circunstancias te estudiaría como potencial hijo político. En los
postres te haría un test.
—¿Escrito
u oral?
—Oral.
—Genial,
en lo oral soy muy bueno —se quedaron en silencio hasta que agregó—: No me
refería a eso.
—No
pasa nada. No habrá test. Mi madre tiene otras cosas en mente ahora.
—¿Alguna
otra cuestión que deba saber de ella?
—Sí,
pero todas tienen que ver conmigo.
—No
me importa. Hazme el listado también.
—Comer
carbohidratos, llevar ropa interior blanca de algodón, no bajar de peso, no
seguir con mi ex, al que ella adoraba. Pero no creo que nada de eso salga a
flote en la conversación.
—Mi
madre también adora a mi ex. Creo que por comodidad, para no tener que
aprenderse otro nombre. ¿Quién más estará?
—Mi
hermana Ana. Con ella no tienes que preocuparte. Ahora está un poco neurótica
porque se casa la semana que viene, pero es simpática. Si las cosas se ponen
feas siempre puede sentarte a mirarla, es muy guapa.
—Me
alegra saberlo. Tu mamá, tu papá, Ana, tú y yo. Un grupito muy íntimo.
—Y
Javier —añadió Lali intentando que su voz no sonara apagada—. El novio de mi
hermana.
—Ok.
¿El que tenía mala memoria? ¿Cómo va eso?
—Algo
no va bien. No sé lo que es, pero no colabora. No es mal tipo, excepto por
haber dejado a Salida, con todo el derecho del mundo. Además adora a Ana, así
que no sé lo que puede ser. A ver qué te parece a ti.
—¿A
mí?
—Tienes
buen ojo para la gente. Eres intuitivo. Estudia a Javier.
—Hay
pocas posibilidades de que durante la cena me entere de lo que pasa —dijo en el
momento en el que sonaba el celular de Lali.
—Tienes
un teléfono negro. Me mentiste la primera noche, Lalita.
—Algo
que ya sabías —respondió antes de contestar—. ¿Aló? ¿Qué? —escuchó un rato—.
¡Por Dios, Di! ¡Es sábado por la noche! No sé dónde... Es-pera un segundo —se
giró para mirar a Peter—. Javier había prometido llevar el vino.
—Déjame
adivinar.
—No
tendrás una botella o dos en tu departamento, ¿no?
—Emilio
—dijo haciendo un giro con el auto.
—Peter
lo solucionará —dijo Lali al teléfono con un deje de orgullo en la voz que hizo
que Peter sonriera—. Eres un ángel.
—Gracias.
Ahora dime algo desagradable. Me estás confundiendo.
Pararon
a recoger el vino y cuando Peter volvió a entrar en el auto, Lali se fijó en
las etiquetas de las botellas.
—Son
muy caras, ¿no?
—No,
no mucho.
—Bueno,
así aprenderá el idiota de Javier.
Diez
minutos más tarde, después de seguir las indicaciones de Lali, Peter estacionó
delante de una casa grande y nueva.
—Si
quieres, aún estás a tiempo de no entrar. Déjame aquí y ya les diré...
—No.
Espera un ratito —le pidió mientras salía para dar la vuelta al vehículo y
llegar a la puerta del copiloto.
—¿Dónde?
—preguntó accionando el tirador.
—No
puedes bajar de un auto sin ayuda —dijo ofreciéndole la mano y jalándola hasta
que estuvo de pie. Acabaron más cerca el uno del otro de lo que había planeado,
algo que no le molestó en absoluto—. Que salgas sin mi ayuda me hace parecer
débil e incapaz —dijo observando su pelo agitado por la brisa.
—Sí,
seguro... —al retirarse para que Peter cerrara la puerta vio una figura que se
alejaba de una ventana—. Bueno, al menos ganaste puntos con mi madre. Te estuvo
observando.
—Buenísimo,
ahora lo único que nos hace falta es sobrevivir a la cena.
Jajajjaja me encantAa maass
ResponderEliminarSolo con la madre gano puntos? ???
ResponderEliminarMaaaaaaas!
ResponderEliminarjajjaj buen capi estos dos son un amor :D OTRO POR FA
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarA Perter lo van a tener que santificar despues de esta cenajajaja
ResponderEliminarTQ!
son tiernos a su manera etos dos
ResponderEliminar++++
@x_ferretra7
Espero el próximo! Me gusta esta nove!
ResponderEliminarFlor..
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D
ResponderEliminarPeter sabe cada vez más d su familia.
ResponderEliminarEs todo un caballero
Ya quiero leer que pasara en la cena!!!!!!!!!
ResponderEliminarPobre Peter,una prueba tras otra!
ResponderEliminarMuero por ver que pasa en esa cena, otrooooo :D
ResponderEliminarSan Peter va a ser que paciencia va a tener que sacar
ResponderEliminarQue pasara en la cena??!
ResponderEliminarMe encanta!
@ligiaelenaCM
Jajajaja ya quiero el otro!!! Esta genial!
ResponderEliminarMe encanta
Besos, Vami