Hola, hola!!!! ¿Qué tal empezaron el día? Espero que
todo bien. Gracias por leer y ser tan copadas, como dicen en Argentina!!!
Gracias, Gracias! Hoy nos leemos doble! Así que capítulos dedicados a Maria Serrudo que estuvo de cumple…
sorry por el delay del doblete!!!!! Y este primero larguito porque sé que nos
les gusta mucho leer al par de tontos! Besos y hasta más tarde ;)
Hay nove en fansdelaliypeterforever.blogspot.com si
pueden pasen!!!! :D
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@Caparatodos
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—Me
parece buenísimo, porque yo también estoy loco por ti.
—Como
amigos —añadió rápidamente.
—Dale
—aceptó Peter meneando la cabeza.
—Por
las dudas… —agregó Lali abriendo la primera cajita.
Capítulo 59:
—La
llama Lalita —dijo Melisa cuando Benjamín descolgó el teléfono—. Y le regaló su
gorro.
—Bueno,
cuando le dé su anillo de compromiso, me avisas. ¿Puedo pasar un domingo en
paz?
—No
sé Benjamín. ¿Quieres pasar alguno con Lali? —preguntó con voz amenazadora.
—Sí,
pero no le gustó nada la comida y no contesta mis llamadas. Mira, Peter siempre
deja a sus novias después de dos meses. Creo que lo más inteligente es esperar
a que la abandone y luego consolarla.
—¿Y
no te importa que se acueste con ella durante esos dos meses?
—¡Eh!
Eso...
—No
tienes ni idea de lo que un hombre puede hacerle a una mujer en la cama. ¿Qué
te hace pensar que podrás complacerla una vez que se haya acostado con él?
—Me
porto bien en la cama —se defendió Benjamín escandalizado.
—Peter
lo hace mejor que bien. Yo en tu lugar no esperaría a que ella descubriera más
cosas.
—Eso
es asqueroso, Melisa.
—Bueno...
Deja que gane —dijo con un tono de voz similar al de una uña arañando una
pizarra.
—No
se trata de eso —protestó Benjamín y pensó: «El muy idiota va a ganar».
Iba
a perder a Lali. En realidad era por culpa de ella. Era el tipo de mujer que
pedía que se le valorara y ahora que Juan Pedro Lanzani la llenaba de atención
para ganar una apuesta, se sentía halagada. Pensó en lo agradecida que le
estaría si volvía con ella y le prestaba atención. Era una mujer sencilla. Por
eso la impresionaba Peter. Lo que significaba que su deber era detenerlo y
salvarla.
—¿Benjamín?
¿Quieres que vuelva contigo?
—Sí.
—Entonces
anda a buscarla y deslúmbrala. Dile lo importante que es para ti. Llévale un
regalo. Le gustan las bolas de nieve, regálale una. Dale una alegría, ¡Pero por
Dios, ACTIVA!
—Bola
de nieve —repitió Benjamín acordándose de haberlas visto en la repisa de la
chimenea de Lali.
—Y
si se niega, olvídate algo allí para poder volver a intentarlo al día
siguiente. La corbata o algo así.
—¿Para
qué iba a quitármela?
Se
produjo un momentáneo silencio.
—¡Tú
hazlo! No tengo tiempo para darte clases de seducción.
—Está
bien, iré después de trabajar. La sorprenderé. Le hablaré de matrimonio.
—¿Hablar?
¿Podrías hacer algo más por una vez en tu vida?
—Bueno,
no querrás que me porte con rudeza, ¿no?
—¿Lo
has intentado alguna vez?
—No,
por supuesto que no.
—Entonces,
¿cómo sabes que no funciona?
—Bueno...
Dale. La besaré. Besa muy bien.
—Me
alegro. No lo arruines, Benjamín.
—No
lo haré —contestó, pero Melisa ya había colgado—. Eres una bruja —dijo al
auricular.
El
lunes por la mañana, María José llamó a Lali para saber qué tal había estado la
cena en casa de los Lanzani.
—Estoy
trabajando —dijo Lali.
—Sí,
pero tu padre no te va a despedir. Nunca te acusaría.
—¡Mamá!
—¿Cómo
era la casa? ¿Le caíste bien a su mamá?
—Era
muy bonita y su madre me odia.
—Lali,
si va a ser tu suegra...
—No
va a serlo.
—...la
necesitarás cuando lleguen los malos tiempos. No es que tu abuela me ayudara en
lo más mínimo...
—¿Cuándo
necesitaste ayuda con mi padre?
—Ahora
—dijo María José, que se sintió provocada.
—Bueno,
ya está muerta. Ya no puede hacer nada por ti. ¿Qué pasa?
—Tiene
un rollo —aseguró con gran dramatismo tras una larga pausa.
—¡Imposible!
La verdad, mamá, ¿cuándo iba a hacer nada? Sabes dónde está a todas horas del
día.
—Son
esas comidas —dijo con tono enigmático.
—Come
con Isabel, que adora a su marido, y a la que no le gustaría tener que trabajar
durante la comida. No tiene rollos con ella.
—Qué
ingenua eres.
—Y
tú estás paranoica. ¿Qué te hace pensar que te está engañando?
—Ya
no es el mismo. Casi no hablamos.
—De
lo único que hablas tú es de ropa, del casamiento y de mi peso. No creo que eso
le interese. Inténtalo con el golf y enseguida empezarán a hablar sin parar.
—Debería
haber imaginado que no me entenderías. Al fin y al cabo, tú tienes a Peter.
—Yo
no tengo a Peter —replicó buscando un clip en el cajón—. ¡Ay! —exclamó al
pincharse con una grapa.
—No
tienes tiempo para pensar en tu madre.
—¡Por
Dios! Vuelve a pensar en el casamiento y no hagas ninguna tontería como dejar a
papá, porque no está haciendo nada. Pongo a Dios por testigo de que ese hombre
es inocente.
—Las
hijas siempre son las últimas en enterarse.
—Estás
loca —dijo Lali antes de colgar y manchar una hoja de papel usado con su huella
dactilar.
El
teléfono volvió a sonar casi inmediatamente.
—Hola
—dijo Ana con voz vacilante.
—¿Qué
te pasa? —preguntó manchando más el papel con la sangre.
—Estoy
un poco depre. ¿Quieres que hagamos algo juntas?
—Claro.
¿Esta noche?
—No
puedo. Tengo que ir a comer con los papás de Javier. ¿Cómo te fue en casa de
Peter?
—Muy
mal. ¿Mañana por la noche?
—Tampoco.
Susana y Karina me han preparado una fiesta con juguetes sexuales de regalo.
—Qué
pena perdérmela —mintió Lali intentando no imaginarse a Calentorra con un
vibrador en la mano.
—¿Qué
te parece el miércoles? Sé que esa noche sueles salir con Melosa y Vendona,
¿puedo ir yo también?
—Sí
—dijo Lali intentando no reírse—. Pero si prometes no llamarlas así.
—María
me mataría —comentó Ana con voz más alegre.
—Pasa
antes por aquí. Saldremos y después puedes quedarte a dormir en casa. Será como
en los viejos tiempos, excepto que tendremos que armar las cajas de la torta,
acabo de enterarme.
—Dale.
Ya me siento mejor. Creo que son los nervios antes de la boda.
—Buenísimo.
¿No habrás hablado con mamá hace poco?
—Y
sí, vivo con ella.
—Me
refiero a hablar. Acaba de llamarme para decirme que papá la está engañando.
—¡Ah!
No, no me comentó nada —aseguró desconcertada.
—Me
alegro —dijo Lali antes de convencer a su hermana de que su padre no se
acostaba con la secretaria—. No le daría tiempo a comer, ¿te imaginas? —comentó
antes de colgar tras prometerse que el miércoles lo pasarían bien.
Después
se quedó mirando el teléfono, esperando a que volviera a sonar. Le había dicho
a Peter que no la llamara, que quería tener el lunes para ella, pero Peter no
era muy bueno en lo de aceptar órdenes, así que a lo mejor... A las cinco le
había quedado claro que el muy tonto sí que había aprendido a aceptarlas.
Volvió a casa y antes de abrir la puerta oyó a Elvis. Cuando entró, vio al gato
echado en el respaldo del sillón con las orejas pegadas a un altavoz.
—Lo
volviste a prender, ¿no? —le preguntó al tiempo que se acercaba para acariciarlo
y compensarlo por haberlo dejado solo todo el día, algo que no parecía
molestarle mucho. Después se preparó unos fideos y dio comienzo a la tranquila
velada que había planeado pasar con su gato, atenta por si tocaban la puerta.
Cuando alguien tocó se sintió enojada y alegre al mismo tiempo. Ok, Peter no
era muy bueno en lo de hacer caso, eso no le parecía bien, pero se alegraba de
que hubiera ido a verla.
Pero
cuando abrió no fue a Peter al que vio, sino a Benjamín, y sus sentimientos se
redujeron a uno sólo, enojo.
—¿Qué
haces aquí?
—Necesito
hablar contigo —entró y se quedó parado al ver lo que había en un extremo del
sillón—. ¡Dios mío! ¿Qué es eso?
—Es
Elvis —dijo cerrando la puerta—. Es mi gato. Me encanta. Si dices algo malo de
él, eres hombre muerto.
—He
estado pensando en nosotros —dijo sentándose en el sillón tan lejos de Elvis
como pudo y aflojándose la corbata.
—No
existe un nosotros ni nunca existió. Lo mejor que hiciste fue dejarme. Te
estaría muy agradecida, si no fuera porque todavía estoy molesta.
—Lo
sé, lo sé y lo merezco —Benjamín se soltó el nudo de la corbata y se quedó más
relajado de lo que recordaba haberlo visto jamás. Dio una palmadita en el
sillón—. Ven aquí y deja que te cuente.
—Que
sea rápido —le pidió sentándose a su lado—. Elvis y yo tenemos una larga velada
por delante —el gato se levantó al oír su nombre, fue a sentarse junto a ella
bufando suavemente y Lali le acarició detrás de las orejas—. Tranquilo, tigre,
ya se va.
—Quiero
casarme contigo —declaró Benjamín acercándose a ella sin quitarle el ojo al
gato.
Elvis
le clavó una uña en la manga.
—¡Auchh!
¿Por qué hizo eso? —preguntó retrocediendo.
—Elvis
no quiere casarse. Creo que Priscila le rompió el corazón. Siempre la quiso, ya
sabes.
—No
tiene ninguna gracia.
—¿Y
quién se está riendo?
—Mira,
hablo en serio —Buscó en el bolsillo y sacó un paquete—. Para que veas lo serio
que hablo.
—No
es un anillo, ¿no?
—No
—dijo quitándole el papel. Dentro había una cara bola de nieve de unos siete
centímetros con la torre Eiffel dentro.
—¿La
torre Eiffel? —«este hombre no me conoce nada».
—Es
donde pasaremos la luna de miel —aseguró acercándose—. En París. Tendremos una
vida maravillosa. Y no me refiero a tener familia enseguida, podemos...
—No
quiero tener hijos —dijo Lali mirando la bola—. Benjamín, no es el tipo de...
—Por
supuesto que quieres tener hijos. Naciste para ser madre.
Lali
dejó la bola en la mesa y miró al gato.
—Elvis,
hay dos tipos de hombre. Uno te dice que eres un ángel depravado y el otro que
naciste para ser madre. ¿A cuál elegirías?
—Bueno,
eres mucho más que eso —empezó a decir, pero se calló cuando el gato saltó
sobre él para frotarse contra su manga y dejarle un rastro de pelos—. Me está
ensuciando.
—Me
parece justo. Ese terno tan caro sólo tiene pelusas de lujo.
—Sé
que estás saliendo con Peter Lanzani.
—¿Sí?
—preguntó pensando: «Miserable hijo de puta, todavía sigues queriendo ganar la
apuesta». Para ajustarle las cuentas sólo tendría que acostarse con Peter.
Aquel pensamiento la excitó mucho más de lo que esperaba.
—No
deberías volver a verlo nunca más —dijo muy serio.
El
gato saltó encima de la mesa y empujó con la nariz la bola con la suficiente
fuerza como para que cayera al suelo de piedra de la chimenea y se rompiera.
—¡Elvis!
—exclamó Lali levantándose del sillón para espantarlo—. No te acerques ahí que
está lleno de cristales.
—Lo
hizo a propósito.
—Si,
Benjamín, el gato está conspirando contra ti —dijo Lali apartando la base de
los cristales rotos para dejarla encima de la mesa. Después fue a buscar el
recogedor.
—Ese
gato...
—¿Sí?
—preguntó Lali.
—Nada.
No sabes lo que busca Peter Lanzani.
—Sí.
Está intentando llevarme a la cama.
—Sí,
pero hay algo más.
—Lo
sé —dijo recogiendo el trozo de cristal más grande y mirando el resto—. Pásame
esa revista que hay en la mesa.
—No
lo conoces. Es capaz de cualquier cosa —le advirtió mientras Lali arrancaba la
portada.
—Esa
es la impresión que dio —dijo Lali poniéndola en el suelo y utilizando el resto
de la revista como escoba. Tiró los vidrios a la basura y después vio que
todavía quedaba un trozo—. Mira, Benjamín, no tienes por qué preocuparte por
mí. No estoy enamorada de Peter... ¡Ay! —exclamó levantando una mano que
empezaba a gotear sangre—. ¡Maldición! —agarró el último vidrio, lo tiró a la
basura y fue a la cocina a limpiarse.
—¿Me
estás escuchando?
—No
—contestó mientras abría el grifo—. Me corté. Lárgate. No quiero casarme
contigo —cerró el caño, se puso una servilleta de papel alrededor y volvió para
librarse de él.
—Lali,
no me tomas en serio.
—Por
supuesto que no —dijo abriendo la puerta de la calle—. Eres simpático. Bueno,
la verdad es que no. ¡Chau!
—No,
me quedo —respondió con voz seria y profunda.
Entonces
la agarró y la besó con furia.
Vamos!!!! Doblete x hoy :) es un estupido una completa marioneta de melisa. Es idiota benjamin
ResponderEliminarEspero mas!!!
Y ahi justo llega peter a no cumplir con lo que le pidio. Elvis un genio! !
ResponderEliminarPero ¿que no entiende la frase largo? Uff que mal me cae , esperare al siguiente capítulo para seguirle odiando ¿pero que se cree?
ResponderEliminardate por vencido benjamin, con peter en carrera no le ganas ni a palos
ResponderEliminarme leo todos los capitulos, pero no comento porque desde el celu no me deja, y como llego tan cansada ni prendo la pc
pero la novela me encantaaaaa!!
buen finde y nos leemos mas tarde
beso
No se puede creer lo insufrible q es este hombre,Bien Elvis por defender el territorio!
ResponderEliminarQue le pegue una patada en el culo!! Jajaja
ResponderEliminarK pocas luces tiene Benjamín.
ResponderEliminarNo entiende ese boludo k ya fue.
Jajjajajajja,bien x Elvis ,es más listo k Benjamín.
benjamin es tremendo imbécil
ResponderEliminarjajajajja genioooo el gatoo ajjajaj
ResponderEliminar+++++
@x_ferreyra7
Elvis es genial!! Ya quiero leer el siguienteee :3 (Espero que llege Peter derrepente, seria genial) y Felicidades Maria
ResponderEliminarMaas nove
ResponderEliminarque no haya estado peter ahi x diossssssssssss
ResponderEliminarquiero mas!!!!!!!!!
ResponderEliminarMaaaaaaaaaaaaaaaaaas nove :D
ResponderEliminargracias por recomendarmee bonitta {:
massssssssss plisss
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarquiero laliterr yaa, que benjamin desaparezca
ResponderEliminarGracias divina!!! Subi!!! ¿De casualidad no sos una escritora oculta vos?
ResponderEliminarMasssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarlaliterrrrrrrrrrrrr
ResponderEliminarmassssssssssssssss
ResponderEliminarmassssssssssssssssss
ResponderEliminarJajajajaja pobre Benjamín, no cuenta con nada a favor y para empeorarlo Lali conoce la apuesta... Aunque bueh el personaje es todo un idiota así que muy merecido.
ResponderEliminarEse beso va terminar mal! Besos ya leo el otro!
Y EL GATO??? Jajajajajajaja Oh por Dios! Es feo, loco, algo miedoso y hace cosas que wtf? Jajaja
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