Hola, hola!!!!! ¿Cómo les va? Espero que todo bien por
ese lado de la pantalla y casi, casi terminando la semana o preparándose para
descansar un ratito los días que vienen!!!! Yo lo necesito ajajajaja Gracias
por leer :D Hasta mañana!!! Besos
Bienvenida Rory!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Gracias por leer!!!!!
Twitter:
@Caparatodos
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—A
las siete. Ana quería que fuese al atardecer por no sé qué basura de cuentos de
hadas.
—Recógeme
a las seis —le pidió antes de colgar
Capítulo 76:
Lali
pasó la noche con Ana, que estaba tan frenética que se quedó poniendo lazos en
las cajas para la torta, hasta que Lali se dio por vencida y se fue a dormir
sin siquiera extrañar a Peter. Sin embargo, al día siguiente, Ana estaba muy
tranquila, tensa pero no frenética y llena de energía.
—No
dormí mucho —le confesó a Lali.
Cuando
fueron al vestidor de la capilla, Salida, Calentona y María José estaban
esperando y Lali esquivó a su madre y sus peinetas («¡Lali estás horrible con
el pelo así!»), llevó las cajas de la torta al salón del buffet y se fue al
baño de la capilla para ponerse el vestido. No iba a estar peleándose con
aquella maldita cosa mientras su madre hacía comentarios y Calentona sonreía
satisfecha.
Algo
no iba bien, pensó mientras intentaba atarse el corsé. Era algo aparte de la
loca de su madre y la idiota y sosa de la dama de honor vestida de verde, algo
que iba más allá de la torta que Candela intentaba decorar con orquídeas y
perlas, algo, estaba segura, que tenía que ver con el novio. «Tengo que hablar
con Ana», pensó, pero ¿qué le iba a decir? ¿Estás tiste, tu novio es un idiota
y creo que deberíamos comernos la torta e irnos a casa?
—¡Al
diablo! —exclamó saliendo del baño para ir a buscar a su hermana.
—Llegas
tarde —dijo Calentona, arreglándose el elaborado moño cuando Lali entró a la
habitación.
—¡Jódete!
—respondió y fue donde estaba su hermana—. ¿Qué te pasa, linda?
—Nada.
Me... alegro de que estés aquí.
—Sí,
en todo mi esplendor —dijo estirando los brazos para que viera cómo se le abría
el escote del corsé.
—No
lo llevas lo suficientemente apretado —comentó María José dándole la vuelta—.
La verdad, Lali —dijo mientras desataba el lazo del cuello y empezaba a apretar
las cuerdas desde la parte de abajo.
—¡Ay!
—exclamó al notar que le comprimía los pulmones—. ¡Mamá! —se sujetó al respaldo
de la silla de Ana para no perder el equilibrio mientras María José tiraba de
las cintas—. Tengo que poder... hablar... durante... la ceremonia.
María
José dio un último y atroz tirón, ató las cintas con un nudo que habría dejado
con la boca abierta a un boy scout y se apartó para contemplar su obra.
—Bueno,
es todo lo que puedo hacer —reconoció y Lali pensó: «Eso resume a la perfección
nuestra relación» y se alejó de ella, con la mano en el costado intentando
respirar y ver a Ana a la vez.
—¿Ana?
—preguntó al ver que ésta no decía nada. Se inclinó para mirarla a la cara y
sintió que se le comprimían aún más los pulmones.
Ana
se estaba mirando en el espejo, con los ojos como platos y apretando los
dientes, y se olvidó de que no podía respirar.
—¿Estás
bien?
—Sí
—contestó con voz apagada sin apartar la mirada del espejo.
—Estás
muy guapa —a ella, hasta el corsé le quedaba bien—. Como un cisne —añadió
esperando conseguir un parpadeo.
—Son
los nervios anteriores al casamiento —comentó Salida mientras se arreglaba la
corona de hiedra y orquídeas blancas en su liso y rubio pelo. Tenía un aspecto
deprimente.
—Ve
a ponerte la tuya —le indicó Calentona dándole un codazo, con su corona de orquídeas
perfectamente centrada y colocada sobre el moño.
—¡Lali,
tu corona! —exclamó María José.
Cogió
su corona de lavanda y orquídeas y se la colocó en la cabeza. Al menos olía
bien. Puso un par de horquillas para sujetarla sin dejar de mirar a Ana en el
espejo.
—Me
dejan sola un ratito —pidió ésta al darse cuenta de que la estaba mirando.
—Dale.
—No,
tú no. Todos menos tú.
—¿Qué?
—preguntó Salida con las manos en el aire intentando arreglar la corona de Ana.
—¡Ana!
—protestó su madre.
—Es
el momento de las hermanas. Ahora vamos.
—¡Hey,
que soy una dama de honor! —exclamó Calentona, pero se calló al ver la
expresión de Ana.
—¡Chau,
se van! —le ordenó indicando con el dedo hacia la puerta.
—Yo
no me voy. Es el matrimonio de mi hija —dijo María José.
—Entonces
anda a ver si todo está bien. ¿No tenían que estar los bancos decorados con
flores?
—Sí,
por supuesto.
—Será
mejor que lo chequees —le sugirió y María José se fue hacia la capilla.
Salida
cogió su ramo de orquídeas y le dio un beso a Ana en la mejilla.
—Estás
preciosa.
Le
dio el ramo de Calentona, la empujó hasta la puerta y ésta ya no se puso tan
altanera.
Después,
Lali y Ana se quedaron solas.
Lali
se apoyó en la encimera e intentó meterse los dedos por debajo del corsé para
conseguir algo de aire y hablar con ella.
—Mira,
ya está. O me dices lo que te pasa o cancelo la boda.
—Quiero
un churro de Manolo’s —pidió a punto de ponerse a llorar.
—Yo
te lo traeré. Iré y...
—No
puedo comerlos. Cada uno tiene doce gramos de grasa.
—Sí,
pero como es el día de tu boda...
—No
pasa nada.
—Sí
que pasa. Mira, si no quieres seguir adelante con lo de la boda agarraré las
llaves del auto de Peter, nos iremos a casa, tomaremos champagne y nos
comeremos muchos churros.
—¿Si
quiero irme? No, no.
—Ok,
pero si cambias de idea, lo de los churros y el champagne no era broma.
—No
cambiaré de idea. Esta es mi boda de cuento de hadas.
—Entonces
es hora de ir —sugirió esperando que algo de acción estimulara el cerebro de su
hermana.
Ana
se levantó y Lali estiró los brazos para enseñarle el corsé.
—¿Qué
te parece?
—Que
ha sido una idea estúpida —dijo con voz temblorosa—. ¿Por qué te habré metido
en un corsé?
—Para
que tenga cintura.
—Ya
la tienes. No es angosta, pero no le pasa nada —aseguró antes de quedarse
parada mirándola a los ojos, impresionantemente guapa, fría como el hielo.
—Tienes
que decirme qué te pasa.
—Nada.
Todo está bien.
Calentona
tocó a la puerta y asomó la cabeza.
—¿Están
listas? —preguntó con voz más vacilante de lo que Lali le había oído nunca—.
Porque se supone que deberíamos ponernos en fila.
—Ahora
mismo salimos —dijo Lali al ver que Ana no le hacía caso.
—Estás
muy guapa —dijo Calentona abriendo más la puerta.
Ana
cogió su ramo.
—La
corona —le recordó Lali. Ana tomó su corona de orquídeas blancas y rosas y se
la puso en la cabeza, con el velo torcido—. Ya te la...
Pero
Ana había empezado a cruzar la habitación.
—Yo
la arreglaré —se ofreció Calentona lanzándole a Lali su típica mirada de «Eres
una inútil».
—No
creo que puedas —dijo Lali cogiendo su ramo y siguiendo a su hermana.
Son MUY cortos todos los capitulos
ResponderEliminarCoincido con anónimo! Necesito más! Que le pasa a ana?
ResponderEliminarAcabo de leer todo lo que va de la nove y me encanta
ResponderEliminarSubí más porfa
Vale : D
Quiero más laliter
ResponderEliminar: D
Pero q manera de autosacrificarse Ana .Ah y sabe q desde el otro dia muero por un churro,a mi no me importa la grasa,JAJA
ResponderEliminarJajajaja yo me iba a comer uno hoy!! Ya me preguntaba yo que de donde me había salido ese antojo!
EliminarLakshmitole
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Por qué sienten tan cortos estos últimos capítulo que estas subiendo? :(
ResponderEliminarMuy bueno, es obvio que esa boda no debe de suceder, es hora que Ana lo acepte.
Besos! Ya casi finde :*
Es infeliz eso pasa!! Otrooo :)
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D
ResponderEliminarK le pasará a Ana ,bien k esté un poco ansiosa,pero triste.....
ResponderEliminarYa lo dije Ana no se va a casar nobes feliz y yo tambien me comeria 1 churto jaja
ResponderEliminarRuthy
Por qué no lo sé pero Ana no se quiere casar, mas claro agua.
ResponderEliminarespero mas nove
Maaas!
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