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—Sí,
y ahora vamos a cenar con tu familia.
—¡Qué
Dios nos ayude!
Capítulo 75:
Más
tarde, cuando recordó la cena, a Lali se le hizo difícil pensar en algún
momento en el que aquella celebración no hubiera estado animada.
Cuando
María José los vio entrar se quedó tan sorprendida por el vestido de Lali que
sólo consiguió decir: «Llegas tarde» y lanzarle una mirada furiosa mientras
ella se preparaba para lo peor.
Pero
entonces Peter le dio una palmadita en la espalda y el padrino de Javier
exclamó: «¡Wow!» asintiendo con la cabeza.
—Gracias
—dijo Lali.
—Te
lo dije, aléjate de él —le advirtió Peter al oído.
También
estaba el momento en el que Lali vio que Javier había decidido hacerse un corte
de pelo tipo César el día anterior a su boda y parecía más tonto si era
posible.
—No
hagas jamás una cosa así —le suplicó a Peter.
—No
creo que lo haga —contestó él.
Recordó
el momento en el que Victorio y Agustín estaban sirviendo las ensaladas y Ana
sonrió y dijo: «Qué mozos más guapos» y Victorio casi le tira una encima de
Javier.
—¡Ten
cuidado! —lo regañó y a Ana se le borró la sonrisa.
—Muy
guapos —afirmó Lali y frunció el entrecejo en dirección a Javier sin que éste
se diera cuenta de nada.
O
cuando la madre de Javier dijo:
—Este
pollo está delicioso. ¿Quién dijeron que lo había preparado? —preguntó, y todos
los ojos se enfocaron en Javier.
Lali
dejó que se quedara mudo un rato antes de salvarlo.
—Emilio's,
¿no?
Javier
se aferró al cable que le había tirado con tanta gratitud que casi le dio pena.
A
aquello le siguió la intervención de María José.
—Esto
lleva mantequilla.
—Sí
—confirmó Lali sin dejar de comer y Peter le dio una palmadita en la espalda.
Aunque
seguramente el peor momento de todos fue casi al final de la cena, cuando sonó
el celular de Lali, miró a Ana y se estremeció, pues era la única que la podía
estar llamando y después se acordó del trío que había en la cocina.
—Ahora
vuelvo —dijo alejándose para contestar—. ¿Aló?
—Lali
—escuchó que decía la voz de Benjamín—. Llevo todo el día buscándote.
—¿Por
qué? Da igual, no me importa. Estoy en la cena de mi hermana. Déjame en paz.
—Se
trata de Peter —dijo Benjamín, y Lali se quedó parada—. Todavía me preocupas y
debes saber algo de Juan Pedro Lanzani.
—Dilo.
—¿Te
acuerdas de la noche que habló contigo? Lo hizo porque apostó que podía
acostarse contigo en menos de un mes.
—¿Sí?
—preguntó pensando: «¡Qué estúpido eres!».
—Bueno
el plazo acaba el miércoles que viene. Y Peter Lanzani no pierde nunca. Hará
todo lo que pueda por ganar la apuesta. Pensé que debías saberlo. No quiero que
te haga daño.
—¡Ah,
bueno! Gracias.
—No
pareces enojada.
—Ya
se sabe, son como niños.
—Creía
que te escandalizarías —dijo, pareciendo escandalizado él mismo.
—Ya
lo sabía. Los escuché. Por eso sé que Peter no hizo esa apuesta, sino tú. Fue
idea tuya, lo que te convierte en el idiota de esta historia.
—No,
estaba furioso porque habíamos terminado.
—Me
dejaste tú. ¿Por qué estabas enojado?
—Me
arrepentí mil veces de esa apuesta, pero Peter no ha querido cancelarla.
—¿Le
preguntaste? —preguntó Lali, que no le creía.
—Una
y otra vez.
—Benjamín.
—¿Sí?
—¡Púdrete
en el infierno! —le deseó antes de colgar.
Se
quedó en la puerta y miró hacia el río que había cerca. Todo aquello era una
mierda. Creía en Peter, sin reservas, pero aquella apuesta...
«Hablaré
con él después de la boda», se dijo. Cuando se quitara aquel horrible corsé y
estuvieran solos, cuando pudieran hablar sin que Ana le estuviera pidiendo
ayuda, hablaría con él.
«Mañana
por la noche», se recordó y volvió a entrar a tiempo para presenciar el mejor
momento de toda la velada, la cara de María José cuando vio la torta Manolo.
—¡Hey!
—dijo Benjamín cuando Melisa contestó el teléfono el domingo por la tarde—.
Hace tiempo que no sé de ti. ¿Qué...?
—Se
acabó —dijo ésta con voz como de haber estado llorando—. Están en la fase
encaprichamiento. Pueden pasar años hasta que entre en razón. Hemos perdido,
Benjamín.
—No,
yo no pierdo.
—Peter
la quiere. Es sincero con ella. No podemos hacer nada.
—No
es verdad —respondió Benjamín, molesto por oír mencionar a Peter—. Va detrás de
ella solamente para ganar la maldita apuesta.
—¿Qué?
—Esto...
—comenzó a decir intentando pensar en una explicación que no le hiciera quedar
como un idiota.
—Dime
—le exigió Melisa con voz que no admitía tonterías.
—Aquella
noche estaba enojado, dolido y...
—Benjamín,
tú me importas un comino. Cuéntame lo de la apuesta.
—Aposté
con Peter que no sería capaz de acostarse con Lali en un mes.
—Peter
no habría hecho una apuesta así —dijo Melisa muy segura.
—¿Porque
es muy bueno...?
—Te
dijo alguna otra cosa.
—Apostó
a que la invitaba a cenar.
—¿Se
fue con él porque hiciste una apuesta? —preguntó furiosa.
—Yo
no tengo la culpa.
—Eso
ya no tiene importancia —aseguró Melisa con tono lastimero otra vez—. Aunque se
lo contaras a ella, se aseguraría preguntándole a Peter.
—Ya
lo sabía —agregó Benjamín resentido—. La llamé ayer para contárselo y me dijo
que nos había escuchado.
Melisa
no dijo nada.
—Creo
que se fue a cenar con él para provocarme. Peter comentó que había sido muy
insolente, así que imagino que lo hizo pagar.
—¿Lo
sabe él? —preguntó Melisa con voz tensa—. ¿Sabe que salió con él para hacerlo
pagar?
—No
creo. No me ha llamado para decirme que cancela la apuesta y ahora que sabe que
ella está al tanto, la apuesta ya no sigue en pie.
Silencio.
—¿Melisa?
—¿Sabes
dónde está Peter en este momento?
—No,
pero esta noche estará en el matrimonio de Ana. ¿Qué diferencia...?
—Sé
cómo separarlos —dijo Melisa con voz contundente.
—¿Qué?
—Llévame
al matrimonio. Si todavía no se ha acostado con ella, estará muy frustrado. Los
observaré y si algo lo pone tenso, si lo vuelve a rechazar, si algo sale mal...
—Melisa hizo una pausa y respiró con fuerza—. Te avisaré para que vayas a
decirle que Lali se ha estado burlando de él todo el tiempo y que todo el mundo
piensa que es tonto.
—¿Bastará
eso para que rompan?
—Eso
será suficiente para que Peter tenga pesadillas durante muchos años —aseguró
con voz abatida—. No tiene ninguna lógica, pero ha sido el desencadenante desde
que era niño. Si le aprietas ese botón explota. Si lo hace delante de la
familia y amigos de Lali...
—¡Wow!
—exclamó Benjamín impresionado por su voz.
—¿A
qué hora es la boda?
—A
las siete. Ana quería que fuese al atardecer por no sé qué basura de cuentos de
hadas.
—Recógeme
a las seis —le pidió antes de colgar
Continuará…
No se ca a cansar la yegua esta de Josef ls vida? Más me encanta!
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas.. =D
ResponderEliminarMaaas!
ResponderEliminarSONN INSOPORTABLES LOS DOS creo que no sirven ni para estar juntos me sacan de quicio
ResponderEliminarespero mass
Exactamente lo mismo Inma
Eliminaralguien q me haga el favor y le pegue una patada a estos dos en eltraste y los mande alaska GRACIAS
ResponderEliminarQue cena familiar!
ResponderEliminarComo rayos se van a ir a la boda sino no son nada y mucho menos están invitados? El colmo!
Lali me da rabia! Por qué sigue posponiendo el hablar con Peter???
Ahora Melisa va a conseguir sepáralos a este paso.
Besos,me encanto el capítulo
Estos dos siempre igual,no cambian.
ResponderEliminarEspero k Peter ni tome en cuenta lo k diga Melisa ,y crea en Lali.
Lali se está jugando todo el tiempo x él ,y no habría llegado al extremo d involucrar a su familia ,solo x hacerlo pasar x tonto.
naaaaaaaaaaa no me lo podes dejar ahii ..
ResponderEliminar+++++++
@x_ferreyra7
Uii detesto a esa mujer!! Otrooooo :)
ResponderEliminarEspero q Peter no explote tal como piensa Melias.
ResponderEliminarY el "vete al Infierno" a B fue lo más! JAJA
a no todo esto se fue al mismísimo carajo como puede ser tan perra la yegua esa de melisa la detesto ...........MASmasMAS
ResponderEliminarMASSSSS!
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