Capítulo 78

Hola, hola!!!! ¿Cómo les va hoy? ¿Qué tal llevan el sábado? Espero que todo bien y aprovechándolo lo más que puedan! Gracias por leer :D Besos y hasta mañana!!!!! 

Nueva nove en: http://proudoflaliter.blogspot.com/ y por el primer capítulo promete!!!!! :D

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—Tengo que ir a ver a Ana —le dijo Lali a Peter—. Patéale la cabeza.

—Anda —dijo Peter y lo último que vio Lali fue que dejaba caer a Javier en la alfombra para evitar que Carlos le pegara otra vez y Salida lo golpeaba con sus orquídeas.

Capítulo 78:

Peter encontró a Lali en el buffet, ya que Ana había insistido en ir a recibir a quien apareciera por allí. Estaban sentadas en el desértico salón de baile con María y Candela, y una demasiado alegre Salida, mientras Victorio llevaba champagne de un lado a otro y María José intentaba consolar a Ana diciéndole que todos los hombres son unos mentirosos.

—¡Mamá! —dijo Lali, y Peter la agarró de la mano y la sacó del lugar—. Mi mamá está loca.

—¿Y recién te das cuenta? —preguntó Peter intentando no mirarle el escote a punto de reventar—. Eso debe de doler.

—Sí, llevo todo el día como si estuviera en una sesión de sado. Mira a Salida, ahí está riéndose. Y pensar que llegué a tener pena de esa zorra. ¿Me necesitabas para algo?

—Sí —dijo Peter ligeramente aturdido al ver cómo se elevaba y bajaba el escote—. ¿Cuándo podrás quitarte eso?

—Ahora mismo, pero los nudos están tan apretados que no puedo soltarlos —dijo pasándose la mano por la parte superior del corsé y Peter pensó: «Déjame hacerlo a mí»—. Me está matando.

—Espera —dijo Peter sacando su navajita.

La pasó por debajo del lazo y lo cortó. Lali respiró profundamente mientras el resto del corsé empezaba a desatarse por la presión.

—¡Qué maravilla!

—Así está muy bien —dijo Peter observando cómo subía y bajaba el aflojado corsé. Le pasó el dedo por los pechos y sintió que se desataba la necesidad de poseerla que llevaba semanas madurando.

Si no podía sentirla pronto iba a volverse loco.

—¡Qué hacemos! —protestó alejándole la mano.

—No puedo evitarlo, los estás exhibiendo —dijo acercándole los labios.

Su boca se deshizo al contacto con la familiaridad de su calidez, se le aceleró la respiración y su mano se ahuecó en sus tersos senos.

—¡Ah! —exclamó al sentir sus besos en la suave curva de su nuca y Peter notó cómo suspiraba al contacto de su mano—. Me encanta, pero tengo que...

—Ya. No debería de... —comenzó a decir besándola otra vez, deseándola tanto que no podía dejarla ir.

—Sí, sí que deberías, pero Ana...

—Es verdad —se disculpó al acordarse por qué había vuelto—. Uno de los porteros ha metido a Javier en el auto. ¿Quiere verlo Ana antes de que se vaya? Le gustaría disculparse.

—¡No! —exclamó apartándose de él—. ¿Qué le va a decir?

—Soy el cliché más usado de las historias de bodas desastrosas —sugirió Peter, que ya anhelaba su cercanía—. Por si te sirve de consuelo, los porteros también están enojados con él.

—Lo odio —dijo Lali mirando hacia el salón de baile.

—¿Cómo está Ana? —preguntó mirando a su hermana y sintiéndose culpable por tener deseos carnales mientas Ana estaba sufriendo.

—Creo que se siente aliviada. No está contenta y seguro que llora, pero creo que se había dado cuenta de que lo que quería era casarse y no a Javier.

—Muy coherente. ¿Quién iba a querer a Javier?

—Esta noche me voy a quedar con ella —dijo antes de besarlo.

—Ya me lo imaginaba—dijo Peter, a pesar de que no le gustaba la idea. La rodeó con sus brazos y la acercó a él—. Te amo, Lali.

—Mañana por la noche voy a estar libre. Anda a deshacerte de ese imbécil y ven a tomar una copa de champagne.

—Ahora vuelvo —prometió besándola otra vez, sorprendido de que fuera tan fácil, que todo entre ellos fuera así de sencillo. «No puede ser verdad», pensó, pero sonrió de todas formas mientras iba a decirle a los porteros que podían despachar a Javier.

A la vuelta se tropezó con Benjamín.

—Creo que la fiesta se terminó, ya te puedes ir a casa—dijo Peter intentando no gruñir.

—No puedo, tengo que decirte algo.

—¿Qué?

—La apuesta que hicimos, la de que podías acostarte con Lali antes de un mes.

—¿Qué? ¿Qué apuesta? No la hicimos. Fuiste tú, que estabas borracho y te portaste como un idiota.

—Lali lo sabe —le informó, y Peter sintió un escalofrío—. Nos escuchó, por eso se fue contigo, para vengarse de los dos y conseguir un acompañante para esta farsa. Todos lo saben, María, Candela, su hermana, se lo ha contado a todo el mundo. Se han estado riendo de nosotros.

De repente, el lugar le pareció demasiado pequeño, le faltó el aire y hacía mucho frío para la época.

—Tenía que decírtelo porque si ella está al tanto, la apuesta no vale. Ha estado jugando contigo todo el tiempo.

—No —dijo Peter con un nudo en la garganta—. No haría algo así —aseguró sintiendo una vergüenza y un odio a sí mismo que le eran muy familiares. «Qué tonto fuiste», pensó, a pesar de que el sentido común le decía que Benjamín sólo quería meter cizaña y que Lali jamás haría una cosa así.

—Reconócelo. Nos ha estado tomando el pelo. Bueno, a ti más que a mí, porque yo no intentaba acostarme con ella, aunque también me siento como un tonto.

—Al menos empiezas a conocerte —respondió mirándolo con asco. «Lali lo sabía y piensa que soy un idiota».

—No te la agarres conmigo. No soy yo el que ha hecho que quedes como un idiota todo un mes.

Continuará…