Capítulo 13

Buenas!!!! ¿Qué tal las trata el día? Ojalá que todo bien y ya dando los últimos toques para terminar la semana! :D Gracias por leer, comentar y regalarme un pelín de su tiempo!!! Las leo mañana! Besos

Twitter: @Caparatodos

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—Si lo que estás buscando es una amiga, Peter, estoy segura de que tienes cientos de mujeres entre las cuales escoger. Mujeres a las que conozcas mejor, en las que confíes, mujeres que quieran lo que me estás proponiendo.

Peter se quedó mirándola un momento.

Capítulo 13:

—Pero es que es a ti a quien quiero como compañera. La verdad es que no hay otra mujer a la que conozca mejor. Al menos en cuanto a prioridades y valores. Además, cuando nos conocimos no te movían motivos ocultos, ni sabías quién era, ni si tenía dinero o no, y tampoco lo que yo quería. De hecho, desde el principio, lo que más me llamó la atención de ti fue lo sincera que fuiste, aun sabiendo que tenías muchas posibilidades de perder. Anoche me hablaste mucho de ti, y me gusta lo que descubrí, Lali: eres  independiente,  inteligente,  tienes  sentido  del  humor,  una  conversación  interesante,  eres auténtica... —le explicó—. Es verdad que hay cosas de ti que para mí aún son un misterio, pero me gustan las cosas que sí sé, como qué es lo que quieres de la vida, quién eres, y que nos llevamos bien.

Lali tragó saliva.

—Pero todo eso lo dices por las horas que pasamos juntos anoche.

No le parecía que eso fuera suficiente.

—Anoche, esta mañana, ahora mismo... me gusta lo que veo delante de mí.

—Sí, pero... aunque sea la clase de mujer que estabas buscando, ¿qué te hace pensar que eres el hombre adecuado para mí?

—Cuidaré de ti.

—Sé cuidar de mí misma.

—Lo sé. Es una de las muchas cosas que me gustan de ti, que eres fuerte e independiente, que tu felicidad no dependerá de la atención que pueda dedicarte en una semana o a la siguiente. Pero, a pesar de eso, con mi apoyo no tendrías que ser una madre soltera trabajando por llegar a fin de mes —contestó él—. Si te casas conmigo podrás dedicarte completamente a nuestros hijos en lugar de trabajar a tiempo completo. O puedes seguir trabajando, si es lo que quieres. Será lo que tú elijas. Además, tengo personas trabajando en casa, así que tampoco tendrías que ocuparte de las labores de la casa —añadió—. Por mi trabajo me veo obligado a viajar de vez en cuando, pero nuestros hijos y tú podrían acompañarme; podrías conocer el mundo, interactuar con gente nueva... Y no habría nada que te atara más allá de las pocas cosas que espero de una esposa.

Ella se tensó.

—¿Que son?

—Mis negocios tienen un fuerte componente social, así que necesito una esposa que sea capaz de mantener el equilibrio en una conversación, que haga de anfitriona y me acompañe a los eventos a los que tenga que ir: cenas, fiestas, actos benéficos... No sería más de un par de veces por semana. Y los niños, tantos como tú quieras tener, serán siempre lo primero. Y por último espero respeto hacia mí y a nuestros votos matrimoniales.

Lali entendió de inmediato.

—Fidelidad.

—Fidelidad —confirmó Peter asintiendo—. Conmigo no te sentirás sola, Lali. Sé que lo que te estoy proponiendo se sale de lo normal; no habrá enamoramiento ni promesas de amor eterno. Pero no somos gente tradicional —tomó su mano—. Creo que tenemos una posibilidad de hacer que esto funcione; lo único que te pido es una oportunidad.

Una  oportunidad...  Lali  tenía  la  sensación  de  que  sí  podría  funcionar,  y  eso  era  parte  del problema, porque cuando había algo bueno luego dolía perderlo. Ya le había pasado demasiadas veces, y por eso había tomado la decisión que había tomado.

Claro que con Peter el amor no era parte de la ecuación; solamente quería una «socia», alguien que entendiera sus prioridades, una madre para sus hijos, tantos como ella quisiera.

Siempre había soñado con una casa llena de niños, pero... ¿y si se encariñaba con él, y si llegaba a creer que eran una familia de verdad y un día él cambiaba de idea y la dejaba? No podría soportarlo.

—Necesito pensarlo —se levantó y fue hasta las puertas de la terraza.

Peter fue detrás de ella, le puso las manos en los hombros, y se los masajeó suavemente. Una parte de ella quería alejarlo, pero otra se daba cuenta de que solo quería mostrarle la clase de apoyo que estaba ofreciéndole, recordarle que no estaría sola, que habría alguien detrás de ella, respaldándola.

—Lo entiendo, Lali. No recuerdas nada de anoche y te asusta aceptar mi palabra sobre algo de esta magnitud —Peter se apretó contra su espalda y apoyó la barbilla en su cabeza mientras seguía masajeándole los hombros.

Lali sintió que la tensión la abandonaba, y no podía pensar en otra cosa más que en lo agradable que era aquella sensación.

—No te estoy pidiendo que me creas —añadió él—, solo que creas en ti misma.

Lali se giró y puso las manos en su pecho como si fuera lo más natural del mundo.

—¿Que crea en mí?

Peter le acomodó un mechón de la frente.

—Anoche aceptaste casarte conmigo; ¿no quieres averiguar por qué?

Continuará…