jueves, 8 de mayo de 2014

Capítulo 6


Hola, hola!!!! ¿Cómo les va? Ojalá hayan tenido un buen día!!!! Y sí no a buscar la manera de por lo menos acabarlo con una sonrisa… o un atisbo de esta que es gratis y alegra hasta el alma ;) Gracias por leer!!!! Bueno, empiecen bien el viernes y a disfrutar de los días de descanso! (yo espero el domingo con los brazos más que abiertos, necesito un respiro jajajajaja) Besos y nos leemos mañana!

Twitter: @Caparatodos
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Permanecieron así un momento, mirándose a los ojos, hasta que Lali murmuró distraída:
—Estoy hambrienta.
Él también estaba hambriento, aunque no precisamente de comida. Se aclaró la garganta y asintió.

—Pues entonces soy el hombre que necesitas

Capítulo 6:

Flashback: Hace siete horas…

Hasta ese momento, Peter había pensado que Lali no podía ser más adorable que cuando se reía. Sin embargo, tuvo que admitir que también le gustaba oír sus grititos de placer y verla hacer una especie de baile de la victoria cuando las luces de la máquina en la que estaba jugando se volvieron locas, anunciando que había ganado.
Estaban comiendo algo en el casino que les había recomendado un empleado, cuando Lali había decidido probar su suerte con una de esas máquinas.

Lo había sorprendido... otra vez. Hacía un rato, en medio de una conversación intrascendente, se había abierto a él, contándole más acerca de sí misma. Era una romántica en proceso de curación después de que le rompieran el corazón, una mujer que había creído en el amor pero que había descubierto  que  eso  era  algo  que  parecía  estar  fuera  de  su  alcance.  Le confesó que lo  había  aceptado porque estaba cansada de perseguir algo inalcanzable.

Era una chica guapa y con neuronas: una programadora informática freelance con confianza en sí misma pero a la vez modesta, lo que la hacía aún más atractiva, independiente y sin miedo a desafiar los convencionalismos para conseguir lo que quería. Y además era simpática, divertida y sexy.

Peter, dejándose llevar por un repentino impulso posesivo, se quitó la casaca, y se la puso a Lali sobre los hombros. Era absurdo, pero lo volvía loco el solo hecho de pensar que algún otro hombre pudiera ver ese cuerpo tan bonito que tenía.

—Toma, ponte mi casaca; con el aire acondicionado aquí hace un poco de frío —le dijo.

—¡No puedo creerlo! —exclamó Lali dándose la vuelta para mirarlo—. Nunca había ganado nada.

Peter  sonrió  mientras  la  ayudaba  a  meter  los  brazos  en  las  mangas.  La ayudó a acomodarse, autoconvenciéndose de que estaba haciendo aquello solo porque no quería que Lali se enfriara. Luego, en vez de dejar que sus manos permanecieran tan cerca del tentador escote en “V”, se dispuso a doblarle los puños  para  que  las  mangas  no  le  quedaran  tan  largas,  y  no  pudo  evitar  quedarse admirando sus muñecas.

—Percy... —murmuró ella, observando cómo le acariciaba suavemente con el pulgar la cara interna de la muñeca.

—Peter —la corrigió él, sin saber qué estaba haciendo.
Lali levantó lentamente la mirada hasta sus labios, y se quedó mirándolos como si quisiera devorarlos.
Peter se preguntó si tendría idea de lo seductora que era. Sus ojos se encontraron.

—Peter —repitió ella en otro murmullo.

Dios... Le encantaba cómo decía su nombre. Sobre todo cuando no se equivocaba y lo llamaba Percy. Se le estaba ocurriendo una idea maravillosa para ayudarla a recordarlo: repetición acompañada de refuerzo positivo, del tipo que la dejaría sin aliento y la haría jadear y suplicar. Durante horas.

Podría llevar las cosas un poco más allá. Había estado coqueteando con ella, pero a pesar de cada cumplido había mantenido las distancias, y había evitado el contacto visual cada vez que le había dicho algo sugerente. Y lo había hecho porque tenía la intuición que podían saltar chispas entre ellos. Sin embargo, no podía negar que quería más.

Un rato después estaban fuera del casino, rodeados por las brillantes luces de la ciudad.

—Mírate, decías que no tenías suerte y has dejado secas dos máquinas de esas, una detrás de otra —le dijo Peter a Lali—. Deberíamos volver a entrar para que probaras con otra cosa, como la ruleta.
Ella dejó escapar un suspiro.

—No creo que sea buena idea; sería tentar a la suerte. Me contentaré con lo ganado.

—Bueno, ¿qué quieres hacer ahora?, ¿quieres ir a otro sitio? —le preguntó Peter, aunque intuía que había llegado el momento de la despedida.

No quería que la noche terminara, pero Lali tenía sus planes, después de todo, y la respetaba por ello. Admiraba que tuviera claras sus prioridades, y probablemente eso era en buena parte lo que hacía que se sintiera tan atraído por ella.
Lali bajó la mirada.

—La pasé muy bien —murmuró jugueteando con los botones de su casaca, que ya le había devuelto—, pero debería volver a mi hotel.

—Yo también la pasé muy bien, pero estamos en Las Vegas, la ciudad que nunca duerme; la noche es joven.
Ella volvió a mirarlo a los ojos.

—Para mí ya es muy tarde —dijo irguiendo los hombros—, y mañana tengo un día muy largo por delante.

—La boda de tu prima.

—Sí. Y tengo que inventarme unas cuantas mentiras sobre nuestra noche juntos —respondió ella con  una  sonrisa  traviesa—;  tengo  que  darles  a  Jimena  y  a  Talía  algo  jugoso  para  mantenerlas entretenidas.

—¡Wow!, ¿vas a mentirles sobre mí? —Peter le puso una mano en el hueco de la espalda para guiarla al borde de la vereda y parar un taxi—. Me siento halagado.
Lali esbozó una media sonrisa.

—En realidad, probablemente no lo haga. Querría poder hacerlo, y sería genial ver sus caras, pero soy incapaz de mentir.

—¿Así que eres de esas personas que siempre actúan honradamente? —quiso saber él.

—Supongo  que  sí  —Lali  se  mordió  el  labio  inferior  y  añadió—.  No  siempre  es  lo  más conveniente, pero la mayoría de las veces me evita problemas.
Pues si no dejaba de morderse el labio no podría hacer nada para evitar lo que se le estaba pasando a él por la mente, pensó Peter.
Lali vio cómo estaba mirándola y alejó la mirada.

—Con mujeres como esa tal Talía y esa tal Jimena, yo creo que no decirles nada sería tan efectivo como decirles que soy un Dios griego... lo cual, dicho sea de paso, es la verdad. Deja que las devore la curiosidad y que especulen.

—¡Oooh...! ¡Eso las volvería locas! —exclamó Lali llevándose una mano a la boca y dando saltitos de emoción—. Estoy segura de que tienen una imaginación mucho más productiva que la mía.

—Si necesitas dar rienda suelta a la tuya, en eso podría ayudarte —se ofreció él con una sonrisa lobuna.

Continuará…

16 comentarios:

  1. Jajaja es un cretino!! Me encanta!
    Quiero más!
    Lore

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  2. jaja me mato lo posesivo que es jaj

    masssssssss

    @x_Ferreyer07

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  3. jajaja me encanta!!
    a pesar que el gesto de la casaca fue posesivo
    fue un lindo gesto, muy tierno
    besos

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  4. La casaca jajaja
    Me encanta!! Segui!!
    @gbv_17

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  5. jajjaja muy buena!
    Espero la siguiente :)

    @ligiaelenaCM

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  6. Quiero más porfis me encanta
    Ya quiero saber que más pasó para que
    Estén los dos en el baño y lali bomitando

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  7. Me encanta la novela y pues Peter le tiene altas ganas a Lali y quien como ella que probó al Dios griego jaja
    Amiga sorry por no firmar ya sabes que tuve dos dias de mierda y que mi bebe se golpeo gracias a Dios está bien claro que los q la ven dicen Dios mio q le paso y ella responde po no ve me cai jaja
    Mañana no te firmo xq me voy al cole de.mi bb x la noche no habrá actuación por día madre si no fiesta pensaron en las madres divertidas jaja
    Besos siendo las 12.27 am me voy a memer.
    @Masi_ruth

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  8. Lina (@Lina_AR12)9 de mayo de 2014, 4:25

    Es genial,me gusta el ritmo q lleva la historia!Aqui poniendome al dia! JaJa mi semana tambien ha sido de locos y q bien viene esta "distraccion"
    Muy linda historia.Lo has hecho una vez más #buena eleccion! Grax!

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  9. Me encantó .
    Se llevan fenomenal ,en estos momentos.

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