Capítulo 21

Hola!!!! Aparezco un ratito para saludarlas y dedicarle el capítulo a Jor!!!!! Mucha fuerza y espero todo salgo bien ;) Besos!!!!

Nos estamos leyendo en unos días!!! :D Lean, disfruten y comenten!!!

Twitter: @Caparatodos

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No, definitivamente no eran sus manos lo que le preocupaban. Y con los pensamientos lujuriosos que estaban cruzando por su mente no estaba segura de poder volver a sentarse en un sillón, y mucho menos en ese.

Capítulo 21:

Se dio la vuelta y obligó a sus pies a moverse en dirección al dormitorio. Entró al baño, se desnudó, se metió en la ducha y giró la perilla hacia el lado del agua fría con la esperanza de que eso disminuyera todas aquellas fantasías sexuales.

 Cuando el agua helada se le clavó en la piel, como un millar de agujas, soltó un gritito, pero tuvo el  efecto  deseado  y  recobró  la  cordura.  ¡Por  Dios!,  había  estado  a  punto  de  acceder  a...  Habría accedido a cualquier cosa. A seguir casada con él, a irse a vivir a otro lugar... Sin embargo, aun con aquella manta de agua fría cayendo sobre ella, no podía pensar en otra cosa más que en los increíbles besos de Peter, que prácticamente la habían consumido.

Un gemido involuntario escapó de sus labios, y levantó la cara hacia la alcachofa de la ducha, obligándose a poner su mente en blanco.

—¡Dios, Lali, no sabes cómo me gusta cuando haces esos ruidos...!

¡El pestillo!, pensó Lali abriendo los ojos de golpe y dando un respingo. Ni siquiera se le había ocurrido sacarlo de ahí. Se giró al tiempo que se enjugaba el agua de la cara con las manos, y a través de la mampara de la ducha vio  a  Peter  apoyado  en  la  pared,  con  esa  media  sonrisa impertinente en sus labios.

—¿Qué estás haciendo ahí dentro, La?

—Intentando aclarar mis pensamientos.

Peter enarcó una ceja y se alejó de la pared, recorriendo su cuerpo desnudo con una mirada depredadora.

No había ningún sitio donde esconderse y el vidrio transparente de la mampara no le tapaba nada, pero extrañamente Lali no se sentía avergonzada. De hecho, casi diría que se sentía cómoda; nunca se había sentido así con ningún otro hombre.

—Umm... Tal vez a mí también me ayudaría una ducha para despejarme.

Entonces fue Lali la que sonrió traviesa. Por supuesto, necesitaba que le enfriaran los ánimos.

—¿Tú crees?

Peter ya estaba terminando de desabrocharse la camisa. Se la quitó, lanzándola a un lado, y le siguieron los pantalones y las medias. Lali se quedó mirándolo boquiabierta al darse cuenta de que iba en serio.

Luego Peter enganchó los pulgares en sus boxers negros, que apenas podían ocultar su erección, y se los quitó también, quedándose completamente desnudo. Su cuerpo era tan hermoso que las fantasías de Lali ni siquiera le hacían justicia.

Antes  de  que  pudiera  reaccionar  estaba  caminando  hacia  ella,  y  cuando  abrió  la  puerta  de  la mampara para entrar había tal fuego en sus ojos que Lali sintió que ardía por dentro a pesar del agua fría. Dio un paso atrás. Peter dio un paso hacia ella y...

—¿Qué...? —gritó dando un paso atrás en cuanto el agua tocó su cuerpo.

Lali comenzó a reír.

—¡Lo hiciste a propósito! —la acusó él, que se había refugiado del frío chorro en una esquina de la ducha.

—Dijiste que querías despejarte —le soltó ella.

Un cosquilleo le recorrió el cuerpo entero cuando los ojos de Peter se posaron en sus senos antes de ir más abajo.

Los dos estaban desnudos, cada uno en un extremo de la espaciosa ducha. Cuando Peter intentó agarrarla, ella lo esquivó y salió de la ducha riéndose.

Oyó un gruñido detrás de ella mientras agarraba su bata, que había dejado sobre el lavabo. Se la puso y anudó el cinturón. Cuando se dio la vuelta y vio a Peter estirándose en la ducha, con el agua resbalándole por todo el cuerpo, no pudo evitar quedarse mirándolo hipnotizada.

—Si te soy sincero —le confesó él de repente—, esto no está funcionando.

—Es justo lo que yo estaba pensando —murmuró ella, incapaz de apartar los ojos de él.

Peter se pasó una mano por el rostro.

—Lali, estoy haciendo un esfuerzo por quedarme donde estoy, pero si no sales ahora mismo por esa puerta me temo que voy a salir de aquí y te voy a hacer el amor contra la pared.

Lali se quedó boquiabierta al oír eso, y nuevas imágenes lujuriosas invadieron su mente. «Primero lo del sillón y ahora la pared...», pensó. Era como si Peter tuviera superpoderes de seducción, o al menos la habilidad de generar un potencial erótico a los objetos más mundanos.

—¿O tal vez sea eso lo que estás esperando?

La voz ronca de Peter y la amenaza implícita en sus palabras la hizo salir del baño a toda velocidad. Si se hubiera dado la vuelta, habría visto que la sonrisa se había borrado de los labios de él y que su rostro se había contraído.

Peter puso la palma mojada en la pared de mayólicas de la ducha y soltó una palabrota entre dientes. Aunque estaba seguro de que había logrado tentarla, Lali no había querido arriesgarse a ceder a la tentación.

Agarró el jabón y refregó con fuerza, aprovechando esos momentos a solas para barajar sus opciones. Ninguna de ellas parecía llevarlo a lo que quería: que Lali accediera a pasar tres meses con él.

Estaba bastante seguro de que, aunque fuera contra los principios morales de Lali, si le ofreciera una noche de pasión sin ataduras, se entregaría a él sin pensárselo dos veces. Pero no quería solo una noche, ni tampoco quería perder el tiempo con citas de manera tradicional: empezar a salir, conocerse y demás.

¿Qué podía hacer?

Continuará…