lunes, 26 de mayo de 2014

Capítulo 24



Twitter: @Caparatodos
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Su madre creía que si se esforzaba lo suficiente, si hacía hasta lo impensado, no la dejarían, pero todos habían terminado en hacerlo. Ernesto, Iván, Marcelo, Rubén, Leonardo, José y Darío. Siete maridos que habían  entrado  y  salido  de  su  vida,  y  su  madre  todavía  no  había  entendido  que  una  relación dependía de dos personas y no solo de una, y que intentar aferrarse a un barco que se hundía era prolongar lo inevitable.

Capítulo 24:

¿Estaría repitiendo los errores de su madre aunque se había prometido cien veces que a ella no le pasaría? Se había casado con un hombre al que acababa de conocer, un hombre que estaba decidido a no dejarla escapar.

Peter decía que le gustaba todo de ella, pero... ¿y si estaba equivocado? ¿Y si esa noche bajo el efecto del alcohol no había sido ella misma? ¿Y si estaba tan entusiasmado por que había accedido a casarse con él que todavía no se hubiera dado cuenta?

¿Cuánto tiempo pasaría antes de que la burbuja se rompiera y la viera tal y como era y no como creía que era? ¿Sería durante esos tres meses de prueba... o cuando ella hubiera empezado a hacerse ilusiones?

—Te levantaste temprano.
Lali se giró y encontró a Peter apoyado en el marca de la puerta de la sala. Tenía puesto unos pantalones de pijama de color gris claro, pero tenía el torso desnudo.

—Tú también —contestó ella.
Estaba guapísimo con el pelo revuelto y esa sombra de barba que le daba un aire de sinvergüenza que encajaba perfectamente con la media sonrisa en sus labios y el brillo travieso en sus ojos.

—Me sentía solo en la cama sin ti —le dijo guiñándole un ojo—. Y estaba pensando que quizás te gustaría que te hiciera un pequeño tour por tu nuevo hogar. ¿Te provoca un café?
Al oír esa palabra, a Lali se le escapó un gemido de placer. Hasta que no se tomaba su taza de café por la mañana no era persona.

—Café... sí, por favor. Me muero por un café.
Peter se rio antes de ir junto a ella y agarrarla de la mano.

—Mi ego me exige que la próxima vez que gimas de esa manera no sea por una taza de café. Dale, vamos.

Ya en la cocina, mientras él ponía a funcionar la cafetera, Lali vio qué podía encontrar en la refrigeradora.

—No soy muy buena en la cocina, por si no lo había dicho antes —le dijo girando la cabeza—, pero aquí tienes unos crepes congelados que no deben ser difíciles de preparar.
Peter se le acercó por detrás y empujó la puerta de la refrigeradora con una mano para cerrarla mientras con la otra le rodeaba la cintura.

—Después —dijo dándole vuelta para que quedara frente a él.
A Lali el corazón le dio un brinco y sintió un cosquilleo en el vientre.

—Peter... —le advirtió dando un paso atrás.

—Relájate —Peter la agarró de las caderas para hacerla retroceder hasta la mesa de la cocina  y  la  levantó  para  sentarla  encima—.  Lo  único  que  quiero  es  el  beso  de  buenos  días  que habíamos acordado.

Como tenían distintas opiniones con respecto a ese punto, ella no quería que el sexo le impidiera pensar con claridad, y él no quería prescindir del sexo—, después de mucho debatirlo habían llegado a un acuerdo de cuatro besos al día: uno de buenos días, otro de «que tengas un buen día», uno al llegar a casa, y uno de buenas noches.

Cuatro besos. Podía manejar cuatro besos, se dijo, pero una ola de calor la invadió cuando Peter se inclinó hacia ella agarrándola de nuevo por la cintura para acercarla más hacia él. Lali, que no sabía qué hacer con las manos, se las puso en los hombros.

—Solo un beso, Peter —le recordó en un susurro, sintiéndose algo embriagada por el olor de su piel.

—Un beso... como yo quiera —le recordó él también, rozándole la línea de la mandíbula con la nariz.

—Sí, pero solo uno —insistió ella cuando los labios de Peter se acercaban ya a los suyos.
Él esbozó una sonrisa lobuna.

—Veremos… —murmuró.

—Nada de sexo? —repitió Agustín tosiendo al otro lado de la línea.

Peter, que había activado la opción «manos libres» en el celular porque iba manejando, apretó irritado el volante. No le había pasado desapercibido el tono divertido de su amigo, por mucho que hubiera intentado disimularlo. Al menos a alguien le parecía gracioso.

—Sí, yo tampoco puedo creerlo, pero Lali...
Suspiró y miró un instante el paisaje para, luego, volver a fijar la vista en la carretera.

Había estado seguro de que lograría derrumbar se resistencia con aquello de la cuota diaria de besos porque, cuando se besaban, se besaban de verdad. De hecho, solo de pensar en cómo subía la temperatura cuando se besaban  lo invadió una ráfaga de calor y tuvo que desabrocharse el primer botón de la  camisa  y  aflojarse  la  corbata.  Sin  embargo,  Lali  seguía fiel a su postura.

—En fin... —continuó—, dice que no quiere que nada le nuble el juicio mientras intenta decidir si lo nuestro puede funcionar.

—Es comprensible. El sexo puede hacer que uno confunda las prioridades, darle sentido a lo que no lo tiene, hacer que algo parezca especial cuando en realidad no lo es. Una chica inteligente.
Peter apretó los dientes. No estaba seguro de qué respuesta había esperado de Agustín, pero seguro no era esa.

—Bueno, y dejando a un lado que tu mujercita te encuentra absolutamente «resistible», ¿cómo te trata la vida de casado?

—Bien, sin muchas sorpresas. Lali es más reservada de lo que me pareció la noche que nos conocimos, y la noto algo obsesionada con asegurarse de que sé en lo que me estoy metiendo. Me enumera los defectos que tiene porque dice que no quiere arriesgarse a que, de repente, me encuentre con algo que luego se convierta en causa de divorcio.
Agustín se quedó callado unos segundos, y cuando volvió a hablar ya no tenía ese tono de guasa.

—¿Causa de divorcio?


Continuará…

10 comentarios:

  1. espero que el ego no le juegue una mala pasada

    espero masss tq

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  2. me re gusto el cap
    massssssssssss
    @x_ferreyra07

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  3. K resistencia tiene!!!!!

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  4. jajjaja yo pensé que agus había entrado a la cocina jajajja sip, como voy a disfrutar esta nove, me encantanta ,masss!! Besos

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  5. me encanta seguila!!!!!!, jajajj muero con peter jajja resistibe jajaj si claro como no jajja
    besos

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  6. Lali tiene miedo a enamorarse, tiene miedo a salir lastimada de nuevo por 1 hombre y quizá sabe que al tener sexo con el va a caer rendida a sus encantos y enamorarse más ya que las mujeres aunque digamos que no siempre incluimos sentimientos al acostarnos con alguien, pero caray ya están casado y que se arriesgue a vivir esta experiencia, el que no arriesga no gana.
    Nena volví luego de días no me había acordado que no avisas en tw y que se publicaban automáticamente, disfruta tu viaje amiga.
    @Masi_ruth

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