Capítulo 14

Hola, hola!!! Cómo están?! Qué tal llevan el día??? Espero que bien!!! Gracias por leer, gracias por estar y gracias por el aguante! Me encanta que les esté gustando la nove :) 

Mañana dejo programado el capi temprano, tipo 10 Perú/12 Arg... Y si el año que se le suma, al cuerpito de quien les habla, no me cambia el humor... posiblemente a la tarde/noche les deje otro también programado  a eso de las 5 Perú/8 Arg, les va?! 

Besos y nos estamos leyendo!!! :D 

Twitter: @Caparatodos

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—Entonces, te alegrará saber que Lali es la mejor organizadora de eventos que puedas encontrar en Monte Grande. Será la que represente a Beleco Spa en el comité navideño. ¿Tú vas a ser el presidente?

Capítulo 14:

—Sí —respondió Peter. De repente, la idea de planificar las fiestas en Monte Grande cobraba un nuevo interés. Seguía pensando que podría utilizar su tiempo en otras cosas más importantes, pero si aquello le daba la oportunidad de pasar más tiempo con Lali, no sería tan horrible.

En aquel momento, sin embargo, ella lo miraba sin ocultar su desconfianza.

—Ya que Candela y tú no se conocen, ¿puedo saber qué estás haciendo acá?

La expresión de Candela pasó del asombro al horror.

—Yo lo invité —dijo—. Fue Agustín quien me dio la idea. Me llamó de camino a casa y me dijo que se había encontrado contigo en el cine y que te había invitado a comer una pizza con nosotros. Pensó que a Peter le gustaría conocer a más gente de por acá.

Lali no pareció muy satisfecha con la respuesta, pero no insistió más y se escondió detrás de la carta. El color de sus mejillas era lo único que delataba su vergüenza.

Cuando Agustín y los chicos llegaron, toda la tensión que se respiraba en la mesa se esfumó al instante. Básicamente porque a Peter y a Lali les resultó imposible comunicarse entre ellos. No fue hasta que salieron al estacionamiento que Peter tuvo la oportunidad de hablar con ella a solas.

—Te pido perdón si te molestó el que yo haya estado acá —le dijo, mirándola intensamente—. ¿Te incomodó de alguna manera? Cuando Candela me llamó, no sabía quién más iba a venir. Estaba harto de quedarme en el cuarto de un hotel, así que acepté la invitación feliz de la vida.

Ella suspiró profundamente.

—No, la verdad es que la que te tiene que pedir perdón soy yo. Ya sé que me porté como una idiota, pero es que no conoces a Candela ni a sus amigas. Siempre se están metiendo donde no las llaman.

Peter comenzó a entender un poco de que se trataba todo esto.

—Les encanta hacer de celestinas, ¿no es verdad?

—No te imaginas cuanto. Era divertido cuando se buscaban pareja unas a otras, pero ahora han puesto sus ojos en mí. Me resulta muy vergonzoso, por no decir algo peor. Y es muy molesto ver cómo intentan hacerte caer a ti en la misma trampa.

—No me molesta en absoluto. De hecho, me alegraste el día cuando entraste en el restaurante. Tenía la esperanza de volver a cruzarme contigo.

Su comentario pareció volver a indignarla.

—Yo no salgo con nadie —declaró.

Pero Peter no se dejó intimidar. Con su rechazo, Lali había creado un desafío para él. Peter siempre le ponía mayor empeño a las cosas cuando algo quedaba fuera de su alcance.

—Supongo que habrá una historia detrás de esa pose —dijo, sosteniéndole la mirada hasta que ella alejó la suya.

—Varias, por desgracia.

Empezó a alejarse, pero él comenzó a caminar siguiéndole el paso.

—Tendremos que salir alguna vez para que me las cuentes.

—¿Eso no sería una cita? —preguntó ella con una sonrisa torcida.

—No si no quieres —respondió él, muy serio—. Dos amigos hablando de la vida con una buena comida y una botella de vino… Es algo completamente inocente.

—No si uno de esos amigos eres tú —contestó ella—. Puede que me equivoque, pero algo me dice que no hay nada inocente en ti.

Peter ni siquiera intentó negarlo.

—Es el lunar, ¿no? —preguntó con exagerada preocupación.

—Pero que confianza la que se tiene, señor Lanzani. Debes de ser un jugador o algo así.

—Siempre me han dicho que la seguridad en uno mismo es una virtud. ¿Habré entendido mal?

—Para ti será seguridad. A mí me parece que a eso se le llama arrogancia —se burló ella.

—Me encargaré de ese tema entonces —prometió él.

—Ya lo veremos.

—¡Hey!, estoy dispuesto a mejorar lo que haga falta, sobre todo si con eso consigo que salgas conmigo.

—Hay que mejorar por uno mismo, no para conseguir nada —dijo ella—. Buenas noches.

—¿Quieres que te lleve?

—No, gracias. Tengo el auto.

—Entonces, ¿me podrías llevar tú?

—¿Te ofreciste a llevarme a mi casa pero no tienes auto?

Él se encogió de hombros.

—Mañana ya tendré uno.

Por primera vez, Lali comenzó a reír.

—No cambias más.

Él volvió a encogerse de hombros.

—No eres la primera persona que me dice eso este fin de semana.

—Parece que las mujeres de tu vida te conocen bastante bien.

—La otra mujer que me lo dijo fue mi mamá —admitió él.

—Confirmo todo lo que he dicho. Está claro que tu madre te conoce.

Se subió a su pequeño descapotable, se despidió con la mano y se marchó a toda velocidad. El rechazo de Mariana Espósito era un golpe bajo a su ego, pero sólo reforzaba su decisión de conquistarla. Peter tenía el presentimiento de que conocía las reglas del juego mucho mejor que ella, y él nunca perdía una batalla. Especialmente cuando esta le interesaba.

Continuará…