Capítulo 26

Hola!!! Cómo están?! Les cuento que en esta nove todo tiene un por  qué, que capítulo a capítulo van a ir descubriendo! Como la actitud de Lali, el odio de ambos por navidad y más! Así que paciencia!!! Jajajaja pronto se viene maratón, solo quiero que todas estén un poco más tranquis con las clases y exámenes así pueden leer y no se atrasan tanto dale?! Gracias por todo!!! Besos y buen finde ;) 

Twitter: @Caparatodos

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—Perdón, hija, ¿qué dijiste?

—¿No escuchaste nada de lo que te estaba diciendo?

—Lo siento, pero no.

Capítulo 26:

—¿Por qué? ¿Hay algún hombre en esa reunión?

María se puso colorada.

—Me queda sólo un minuto —le recordó a su hija, ignorando la pregunta.

—Quería hablar contigo de mi viaje en navidad —le dijo Fiorella—. Ahora que ya tuviste tiempo para pensarlo.

—No tuve nada que pensar —declaró María—. Ya te dije que no, y no voy a cambiar de idea.

—¿De verdad quieres que las peores vacaciones de mi vida? Me moriré del aburrimiento en Monte Grande.

—Tus amigas estarán aquí, y podrás hacer muchas cosas. Y ya sabes que a tu padre y a tu abuelo les gusta verte en vacaciones.

—Ya hablé con papá. Me dijo que por él no había ningún problema si a ti te parecía bien.

¡Ay, Sebastián! Seguramente había estado cerrando la venta de algún vehículo mientras Fiorella le hablaba, sin prestar la menor atención a su pedido.

—Pues a mí no me parece bien, y eso ya lo sabías antes de llamarlo a él. Vamos a celebrar navidad en familia y punto. Escúchame, ¿por qué no organizas una gran fiesta con todas tus amigas? Puedes hacerlo en casa, o en el club, o donde quieras. Así podrán hacer planes para las vacaciones. Tendrás tantas cosas que hacer que no te vas a acordar de ese viaje.

—El club es asfixiante, y si la hacemos en casa te obsesionarás con todos los detalles.

—Te prometo que me quedaré al margen —dijo María—. Puedes organizar la fiesta tú sola, como tú quieras.

—¿Como yo quiera? ¿Vas a dejar que lleve cerveza?

—Obvio que no. Son todas menores de edad. No pueden tomar.

—Entonces ¿dónde estará la diversión?

—No necesitas licor para divertirte —contestó María—. Por favor, Fiorella, ¿por qué no encontramos un punto medio? Te prometo que la vas a pasar bien. ¿Alguna vez he roto una promesa?

—La más importante de todas —respondió Fiorella sin dudarlo—. Me dijiste que siempre tendría una familia en la cual poder confiar. Hace años que no es cierto.

María sintió una punzada por la acusación.

—Siempre podrás contar conmigo, con tu padre y con tu abuelo —le dijo en voz baja pero con firmeza, evitando la penetrante mirada de Nicolás y el ceño fruncido de su ex suegro—. Sólo porque tu padre y yo no estamos juntos no significa que no te queramos más que nada.

—Si me quisieras, me dejarías ir con mis amigas.

—Tengo que colgar, Fiorella. Y no se te ocurra llamar a tu padre para suplicarle que me haga cambiar de opinión. Hoy quiero hablar con él y decirle lo que pienso al respecto —tendría que haber hablado con Sebastián después de la primera llamada de su hija, pero no había sabido qué decir—. Se terminó el tema, Fiorella.

—Está bien —dijo su hija, y colgó sin despedirse siquiera.

Unos segundos más tarde sonó el celular de su ex suegro. Osvaldo respondió y su rostro se iluminó al instante.

—Hola, chiquita, ¿cómo estás?

María rodeó la mesa y le quitó el celular de la mano.

—¡No metas a tu abuelo en esto! —le advirtió a Fiorella, y le devolvió el teléfono a Osvaldo.

—¿Problemas? —preguntó Nicolás cuando volvió a su asiento.

—Nada que no pueda manejar.

—Me resulta familiar esa técnica de «divide y vencerás». Mientras se recuperaba de su anorexia, mi hija Micaela lo intentó todo con Eugenia y conmigo, hasta que descubrió lo contraproducente que sería volver a juntarnos.

—¿Y qué hicieron? —le preguntó María, aunque no quería recibir consejos del hombre que la había rechazado dos veces.

—Eugenia y yo cambiamos opiniones y presentamos un frente unido.

María consideró aquella idea. Hacía meses que Sebastián y ella no mantenían una conversación. De hecho, se comportaban como si apenas se conocieran y no tuvieran una hija y diez años de matrimonio en común. Si Nicolás tenía razón y seguían como hasta ahora, Fiorella haría todo lo posible para aprovecharse de la situación.

Por mucho que le desagradara, tenía que hablar con su ex marido e idear un plan conjunto. Y quizá pudieran encontrar la manera de que aquéllas fueran las mejores navidades para Fiorella.

—Gracias por el consejo —le dijo a Nicolás de mala gana.

Osvaldo colgó la llamada y la miró con el ceño fruncido.

—¿Qué problema hay entre Fiorella y tú?

—¿No te lo contó ella?

—¿Después de la manera en que se lo has prohibido? Claro que no. Me ha estado hablando de sus estudios. ¿Puedes contarme qué pasa?

—No quiere pasar las vacaciones en casa —le dijo María—. Quiere irse con la familia de una amiga.

—¿No quiere venir a casa para navidad? —preguntó Osvaldo, visiblemente desilusionado—. ¡No podemos permitirlo! Su sitio está aquí.

—Por una vez, estamos de acuerdo.

—¿Qué dijo Sebastián?

—Dice que por él no hay problema si a mí me parece bien.

Osvaldo sacudió la cabeza.

—Voy a hablar con él.

—No —protestó María—. Yo me encargo de esto. Sebastián y yo tenemos que presentar un frente unido, para variar.

—Dile que navidad no será igual sin nuestra pequeña. Y si necesitas ayuda, avísame.

Osvaldo sería capaz de revolcarse en el lodo antes que apoyar en nada a María. Pero adoraba a su nieta y haría lo que fuera por ella.

—Te lo agradezco —le dijo con toda sinceridad—. Me rompería el corazón no tenerla acá.

—A mí también —afirmó él, dándole una palmadita en la mano—. Todo va a salir bien, Mery. No te preocupes por eso.

La seguridad de Osvaldo la animó un poco, pero no tanto como la llegada de Peter. No parecía muy contento de estar allí, pero seguía siendo el hombre más atractivo que María había visto en mucho tiempo.

Y sin el traje debía de estar aún mejor.

Continuará…

P.D.: Les parece que si firman bastante (+35) hoy les subo uno más a la noche, quieren?! ;)